
Quizás para muchos de ustedes ha sido una gran sorpresa darse cuenta de que no todas las enfermedades tienen como raíz un espíritu de enfermedad, sino que puede haber otras causas que muchas veces los cristianos no contemplan a la hora de orar por sanidad, como el pecado o los malos hábitos que afectan el cuerpo con dolencias y enfermedades.
Hoy, continuaré esta Serie hablando de otra causa de enfermedad, que puede sorprenderlos al identificar todo el daño que produce en el cuerpo si no se toman cartas en el asunto. La causa es:
LAS ENFERMEDADES RELACIONADAS CON LAS EMOCIONES
Sí, las emociones no controladas y estabilizadas pueden ser factores de riesgo para la enfermedad física y mental. El mismo Señor Jesucristo somatizó la gran agonía que estuvo sintiendo antes de ir a la cruz:
LUCAS 22:44 (RVR)“Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”
Algunos cristianos tratan de explicar este versículo donde se describe el sudor como gotas de sangre, interpretándolo en sentido figurado, es decir, dando a entender que realmente Jesucristo no sudó sangre, sino que el tamaño o la forma tenía aspecto de sangre. Pero la verdad es que una persona sí puede sudar sangre cuando está ante un estrés intenso, o como lo describe la misma Palabra: una agonía. A esta somatización se le conoce como hematohidrosis, esta es una afección que se puede manifestar cuando los vasos sanguíneos se dilatan, pasando sangre a las glándulas sudoríparas, que terminan empujándola hacia la superficie, esto provocado por un estado de estrés físico o emocional alto. Es decir, que la persona con hematohidrosis sí suda agua y sangre al mismo tiempo.
Vemos en los Evangelios que Jesucristo lloró en otras ocasiones, como el día que resucitó a Su amigo Lázaro (Juan 11:35), o el día que entró a Jerusalem profetizando su destrucción por haberlo rechazado (Lucas 19:41). Pero el estado emocional de Jesucristo en Getsemaní no se compara con las otras ocasiones, allí Él no sólo lloró (Hebreos 5:7), Él agonizó, Su estado emocional era de estrés intenso, al punto de sentir que moría en Getsemaní, allí liberó Sus primeras gotas redentoras de Sangre.
Isaías había profetizado que el Siervo Sufriente sería angustiado (Isaías 53:7), tal y como se cumplió en Jesucristo, todo con el propósito de que todos los que recibiéramos gratuitamente los beneficios de Su inmenso Sacrificio, no pasáramos por este tipo de sufrimiento.
Las emociones están altamente relacionadas con la sanidad o la enfermedad. El Doctor cristiano S.I. McMillen, que se encuentra en la Presencia de Dios desde el año 1990, dejó en sus escritos cómo las emociones de tristeza, temor o culpa que se prolongan en una persona pueden desencadenar desórdenes:
-Digestivos.
-Circulatorios.
-Genitourinarios.
-Del sistema nervioso.
-Glandulares.
-Alérgicos.
-Musculares y articulares.
-Infecciosos.
-Inflamatorios y de piel.
-Alimenticios y de adicción.
-Cánceres.
Él observó cómo muchos de sus pacientes que tenían diferentes afecciones, no necesitaban en sí un tratamiento por esa afección, sino tratar con la emoción que estaba desencadenando la enfermedad. Muchos de sus pacientes en el momento que dejaron atrás la culpa y el temor sintieron casi de inmediato la sanidad.
Muchos cristianos, sin saberlo, están lidiando con enfermedades físicas por años, desconociendo que la causa de estas viene de sus emociones no sanadas o controladas, que se desencadenaron por:
-La culpa.
-El temor.
-La ira.
-Los pleitos y divisiones.
-Los traumas por abuso físico, verbal, sexual o emocional.
-Los traumas por accidentes.
-Luto no superado.
-Estrés laboral, familiar o educativo (colegios y universidades).
-Entre otras causas.
Hace varios años, una de las servidoras de nuestra Iglesia experimentó un episodio traumático que le desencadenó un estado de culpa y depresión, fue en ese momento que ella empezó a experimentar una gastritis aguda que no le permitía comer, llegó a perder aproximadamente 5 kilos en una sola semana. Cuando ella entendió que no podía seguir su vida cargando la culpa sobre sus hombros, sino que debía recibir la Gracia de Dios para seguir adelante en esa área que había sufrido tanto, inmediatamente la gastritis paró y pudo comer sin ninguna limitación. Ella no necesitaba un tratamiento para la gastritis, ella necesitaba soltar la culpa y recibir la Gracia de Dios para sanar su estado emocional.
Siempre hay una salida cuando acudimos a Dios. Si alguno de ustedes está pasando por una enfermedad provocada por su estado emocional, la Palabra dice:
SALMOS 147:3 (RVR) “Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”
Sé que hay situaciones muy dolorosas, experiencias que son difíciles de olvidar, pero deben permitir que Dios sane su corazón y vende sus heridas emocionales. No se pueden quedar en el dolor, temor o tristeza, deben perseverar en la paz que Jesucristo le ha dado a todo aquel que le ha recibido (Juan 14:27).
De la misma forma, apropiándose de la buena voluntad de Dios, deben desechar caminar en temor, y esa misma confianza en la Palabra transmitirla a sus hijos, ya que muchos niños crecen con enfermedades que sus padres han fomentado por transmitirles temor.
Ahora, como lo he explicado en los artículos anteriores, lo explicaré en este, no siempre la causa de una enfermedad es una herida o un trauma emocional, pero esta sí puede ser una causa que muchos no han contemplado, y que, por lo tanto, no están combatiendo erradicando la raíz.
En el próximo artículo enseñaré cuáles son algunos factores que pueden bloquear a una persona para recibir sanidad.
Bendiciones mi pastor, excelente enseñanza…
Gracias Pastor Rafael realmente quedé impactada con este artículo, el daño que nos causamos nosotros mismos. Bendiciones