
El próximo 31 de Octubre, celebraremos el día de la Reforma Protestante. Un día importantísimo para la Iglesia Cristiana, ya que para la época de Martín Lutero, la Iglesia en general había sido engañada por un sistema de doctrinas contrarias a la Palabra y la práctica de indulgencias, que era un sistema perverso que jugaba con la fe de las personas y traía condenación sobre las mismas.
El 31 de Octubre de 1517, el monje Agustino Martín Lutero clavó noventa y cinco (95) tesis, escritas en el idioma latín, en la famosa Iglesia del Palacio Schlosskirche, esperando provocar un despertar en la Iglesia para volver a la sana doctrina. Martín Lutero no deseaba irse en contra del Papa, por el contrario, él mostraba un profundo amor y respeto por el Papa, pero la revelación de la Justicia de Dios que había recibido lo impulsaron a protestar contra prácticas contrarias a lo que Escrito está, y que anteriormente lo tenían esclavo del temor. Quizás él nunca se imaginó que sus acciones causarían tanto impacto, como para que hoy reconozcamos su gran valentía e importancia en la Reforma Protestante. Antes de Martín Lutero, otros hombres como John Huss habían sembrado un gran terreno para provocar el cambio del rumbo oscuro que llevaba la Iglesia de ese entonces, sin embargo, esas 95 tesis fueron importantísimas para que la Reforma Protestante fuera más evidente. Pero conozcamos un poco más de la vida de Martín Lutero:
Martín Lutero nació en el norte de Europa en 1483, en el pueblo de Eisleben – Alemania, para esta época se destacaba el Renacimiento humanista, la ansiedad sobre la salvación y el pánico al infierno.
Con el esfuerzo de su padre, Martín Lutero pudo recibir la educación de universidades, que era un privilegio de pocos para esa época. En el año 1501, Martín Lutero estaba siendo preparado para ser uno de los mejores abogados de su tiempo en la universidad de Erfurt. Sin embargo, varias escenas cambiaron el curso de su vida; una de ellas es una historia muy conocida que cuenta cómo Martín Lutero se cayó de su caballo en medio de una tormenta, lo que lo llevó a clamar desesperado la ayuda de “Santa Elena”, a la que él aseguraba lo podía librar de lo que él creía era obra de un castigo Divino, prometiendo que si salía bien librado de esa tormenta él se haría monje.
Es así que en el año 1505, Martín Lutero ingresó al monasterio de Erfurt para convertirse en monje Agustino. Él verdaderamente quería ser salvo a través de los medios de la Iglesia, mostraba dotes para la enseñanza y luego fue convocado para su primera Misa. Esta fue una de las experiencias que Lutero recordaría como aterradora, ya que él quería lograr ser salvo bajo los estatutos que le daba la Iglesia, como la confesión y el monacato (prácticas rigurosas de la vida de un monje). Pero se dio cuenta de que por más de que trataba de seguir todo lo que en sus esfuerzos podía alejarlo del infierno, cada día se sentía más cerca a él.
Martín Lutero no conocía el amor de Dios, sino que tenía una idea distorsionada de Él. Esta angustia de condenación en la que estaba sumergido Lutero, lo llevaron a llegar confesarse por las mínimas acciones, donde, inclusive, a pesar de salir de la confesión con el sacerdote, si estaba en la puerta y recordaba un pecado, regresaba nuevamente a solicitar ser confesado.
Lutero, por todos los medios, trataba de ganar su salvación; dormía en el suelo, práctica común de los monjes radicales, no usaba cobijas en invierno, comía poco, ayunaba hasta causar la preocupación de sus compañeros y se laceraba constantemente para eliminar los malos pensamientos a la fuerza del látigo.
Pasaba el tiempo, y sus prácticas religiosas al contrario de acercarlo a Dios, lo estaban alejando de encontrar la paz que tanto anhelaba, tanto que un día se dio cuenta de que no sólo no era capaz de ser libre del pecado, sino que se dio cuenta de lo mucho que odiaba a Dios por esto. Realmente Martín Lutero estaba comprendiendo que era imposible alcanzar el estándar de Dios en sus fuerzas, pero para él era desconocido, entonces, cómo ser salvo, si nunca llegaría a cumplir Su estándar.
A pesar de su penoso estado, fue enviado a estudiar la Biblia en la universidad de Wittenberg, en Alemania. Esto fue lo más maravilloso que le pudo ocurrir a Martín Lutero, y por ende a nosotros; ya que allí se le fue revelado a través de la Epístola a los Romanos que la Salvación sólo es por la Gracia de Dios y no por sus obras.
Al principio, cuando llegó al versículo 17 del primer capítulo de Romanos se encontró con: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe…”. Esta primera parte del versículo trajo angustia a Martín Lutero, ya que al principio pensó que no sólo la justicia de Dios lo condenaba, sino que el Evangelio lo condenaba, porque según su concepto la justicia de Dios era el sistema por el cual Dios lo estaba juzgando directamente por sus pecados, pero cuando continuó leyendo: “Mas el justo por la fe vivirá”. Se dio cuenta de que esa frase revelaba que la justicia del justo era un regalo de Dios, así que era directamente por fe y no por sus obras. Lutero entendió que él no podía ser justo en sus esfuerzos y prácticas, sino por recibir el regalo de la Justicia de Dios, sin merecerlo.
Martín Lutero dijo: “Sentí que había nacido de nuevo y que las puertas del paraíso me habían sido franqueadas. Las Escrituras, todas, cobraron un nuevo sentido. Y a partir de entonces la frase ‘la Justicia de Dios’ no me llenó de odio, sino que me tornó indeciblemente dulce, en virtud de un gran amor”. ¡Impresionantes las palabras de Martín Lutero. Definitivamente se encontraba por primera vez con la revelación de la Gracia de Dios!
Esta verdad latía tan fuerte en el corazón de Lutero, de que él era salvo por Gracia, que tiempo después clavó sus noventa y cinco (95) tesis más conocidas. Se cuenta que anteriormente había clavado unas noventa y siete (97) tesis a las que nadie prestó atención, sin embargo, son las noventa y cinco (95) tesis, que clavó el 31 de Octubre de 1517, a las que reconocemos como las herramientas primordiales que dieron paso a la Reforma Protestante.
Estas noventa y cinco (95) tesis criticaban los abusos y la explotación que estaba teniendo la Iglesia por medio de las famosas indulgencias. Este acto de Martín Lutero fue como si durante siglos venía esperando una larga mecha de pólvora a la que le cayó fuego, porque sus palabras escritas en latín fueron tomadas, traducidas al Alemán, impresas y distribuidas, causando gran impacto en Europa. Veamos un ejemplo de qué criticaba Martín Lutero:
Tesis 82: Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?
¿Pero por qué Martín Lutero escribió esto?
Imagínense que un fraile llamado Juan Tetzel, comisionado por el Papa, salía por las calles diciendo que a través de las famosas indulgencias: “dejaba al pecador más limpio que al salir del bautismo” o “más limpio que Adán antes de caer”. También declaraba: “La cruz del vendedor de indulgencias tiene tanto poder como la cruz de Cristo”.
Toda la razón tenía Lutero de presentar estas tesis para convocar a un debate. ¿Cómo era esto posible, que la gente cayera en estas prácticas tan bajas? Pero es que para esa época el analfabetismo era una constante, pocos podían acceder a la educación, los rollos de las Escrituras eran guardados en monasterios y la Iglesia se había corrompido tanto por el dinero, que muchos sacerdotes ni se habían preocupado por conocer, en algún momento, lo que realmente decían las Escrituras.
Martín Lutero nunca quiso la división de la Iglesia, sólo esperaba ser escuchado en debate y causar un verdadero cambio de estas prácticas abusivas, pero para su sorpresa esto provocó que hasta el final de sus días fuera perseguido por la misma Iglesia que amaba. Martín Lutero cometió varios errores; como todos los hombres de Dios su camino no fue perfecto, pero sí podemos asegurar que a través de estas noventa y cinco (95) tesis, muchos hombres y mujeres fueron despertados a buscar genuinamente al Señor; la revelación de la Salvación por Gracia y no por obras se la agradecemos a cómo Dios usó a Martín Lutero a través de este acto de valentía, ya que hoy en día, no ha quedado oculta esta valiosa verdad.
Si conocemos la verdad de Dios, esa verdad nos hace libres. Martín Lutero clavó sus noventa y cinco (95) tesis un 31 de Octubre, movido por la verdad de que el JUSTO POR LA FE VIVIRÁ, esa verdad lo hizo libre a él, y es la verdad que nos hace libres a nosotros. Por eso los invito para que el próximo 31 de Octubre, recordemos, celebremos y confesemos con orgullo: ¡Feliz día de la Reforma Protestante!
Muy agradecida Pastor por sus maravillas enseñanzas, que Dios le Bendiga