“Téngannos los hombres por ministros de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.” 1 Corintios 4:1-2 (RVG)

En los artículos pasados de esta Serie, vimos algunos puntos importantes sobre lo que significa ser “Ministro de Cristo y Administrador de los Misterios de Dios”. La verdad es que considerar estudiar la transliteración de las Escrituras originales en Griego y el significado, uso y trasfondo de sus palabras, pueden darnos mayor contexto de lo que los autores de la Biblia estaban escribiendo por inspiración Divina. Hoy, los invito a ver algunos puntos del versículo 2: “Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel” (RVG).

Recordemos que la palabra utilizada en el original Griego es “Oikonomos”, y era una palabra utilizada para nombrar a aquella persona a la que el amo de una casa le delegaba sus pertenencias, para que este las protegiera y les sacara provecho. Los administradores asumían un cargo de gran responsabilidad frente a otros siervos, pero sólo el tiempo determinaría la calidad de estos.

En el versículo 2 de 1 Corintios 4, nos dice el Apóstol Pablo que hay un requisito primordial que debe cumplir el “Administrador de los misterios de Dios”, y es que debe ser hallado fiel. La palabra “hallado” es clave para entender que nadie puede decir: “Yo soy fiel”, sólo por el hecho de querer asumir que lo es. El Administrador no es quien se define fiel; es quien observa las acciones constantes del Administrador el que percibe el comportamiento fiel, y por eso lo resalta como un Administrador fiel.

Debemos comprender que la obediencia no es fidelidad, pero hace parte de la fidelidad. La fidelidad es la obediencia que permanece en el tiempo, pese a las circunstancias. La fidelidad es una cualidad que sólo se puede percibir cuando ha pasado un tiempo prudencial. Es por eso que este versículo nos dice que debe ser hallado, es decir, el Administrador no determina el tiempo en que lo llamarán fiel, es el que analiza su comportamiento, el que lo vigila, lo analiza, y lo halla, es decir, lo encuentra fiel.

Hemos estudiado en varias ocasiones la parábola de los talentos que encontramos en Mateo 25:14-30, que se trata de varios siervos a los que un hombre supremamente rico les encarga administrar grandes sumas de dinero para que le saquen provecho mientras él se iba de viaje. Al administrador que menos le dio, le entregó una suma equivalente al salario de veinte años de un obrero, pero esto sólo lo hizo porque el amo no quería ponerle una carga mayor a su capacidad; a cada uno se le dio una suma de acuerdo a su capacidad.

Nos dice la Palabra que el administrador que recibió la menor suma de dinero, desde el principio se mostró desobediente, ocultándolo en la tierra (Mateo 25:18), es decir, desde el principio fue desobediente. Pero el punto que quiero que veamos, es que los otros administradores que recibieron 5 y 2 talentos no se mostraron fieles desde el principio, sino obedientes. La parábola sólo nos describe las acciones de obediencia de estos 2 administradores:

Mateo 25:16-18 (RVR) “Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor”

Pero fue cuando pasó mucho tiempo (Mateo 25:19), que el amo vio que su obediencia fue constante, es decir, los halló fieles, por lo que los elogió no sólo por su obediencia, sino por su fidelidad: “Bien, buen siervo (obediente) y fiel (constante en la obediencia)…” (Mateo25:21, 23).

Espero que este artículo los deje meditando en ese Glorioso encuentro que tendremos muy pronto con nuestro Señor Jesucristo, el Amo y Señor de nuestras vidas, que vendrá después miles de años a llamarnos a cuentas, no sólo por nuestra obediencia, sino por nuestra obediencia constante. Que seamos hallados fieles.