Iglesia Palabra Pura

Es momento de continuar estudiando la ruta del segundo viaje Misionero del Apóstol Pablo.

HECHOS 15:40-41 (RVR) “y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor, y pasó por Siria y Cilicia, confirmando a las iglesias”

El Apóstol Pablo salió junto a Silas con el respaldo de las autoridades de la Iglesia de Antioquía, que lo habían enviado al primer viaje Misionero. En su recorrido también paró en su tierra natal, Tarso, pero la labor de confirmación de los discípulos la inició desde la última ciudad que había visitado en su primer viaje, Derbe. Sigamos el recorrido en el siguiente mapa:

HECHOS 16:1-3 (RVR) “Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. Quiso Pablo que este fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego”

Pablo y Silas pasaron de Derbe a Listra, ciudad donde el Apóstol había sido lapidado. En esta ciudad había un joven del que las personas de Listra e Iconio hablaban bien; este joven era Timoteo. Timoteo desde niño fue instruido en las Escrituras por parte de su madre (2 Timoteo 3:15), y aunque su padre era griego, la fe en el Señor Jesucristo de su madre y su abuela fueron de gran ayuda para él mantenerse firme cuando él también puso su fe en Jesucristo (2 Timoteo 1:5).

El Apóstol vio en Timoteo una gran ayuda, y salió con él hacia Iconio luego de que lo circuncidó. Esta decisión fue estratégica, debido a que Timoteo era Judío, pero no estaba circuncidado, sin embargo, sí se circuncidaba podía ingresar fácilmente a las Sinagogas para llegar con el mensaje de Salvación a los Judíos.

Tengamos en cuenta un punto aquí: fue el Apóstol Pablo el que tomó la decisión de hacer parte a Timoteo del viaje que tenía por delante. No vemos que Timoteo se ofreciera para seguirlo; fue el Apóstol el que vio en Timoteo las cualidades necesarias para aportarle en su Misión Apostólica.

Este punto es muy importante porque hay personas que creen que sólo porque ven un lado del Ministerio, y les parece que todo es color de rosa, entonces, quieren ponerse en posiciones y situaciones para las que no están preparadas. Pero el Ministerio, detrás de bambalinas, requiere ciertos procesos y sacrificios que no todos están dispuestos a asumirlos, por lo que lo mejor que puede hacer una persona cuando tiene un fuerte sentir de ser parte de una posición Ministerial, es prepararse y ser fiel donde está, para que sea la misma autoridad la que note cuándo es el momento de pasar a hacer parte de una labor o posición.

Podemos hablar más de Timoteo, pero lo dejaremos para otra ocasión, por ahora, sigamos la ruta de este viaje:

HECHOS 16:6-10 (RVR) “Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”

Salieron Pablo, Silas y Timoteo recorriendo las otras ciudades de Galacia confirmando a los discípulos, y de allí el Apóstol tenía la intención de ir hacia Asia y Bitinia, pero el Espíritu Santo le mostró que no era el momento de continuar por esas rutas, por lo que el Apóstol obedeció y siguió su camino junto a sus ayudantes hasta Troas, una ciudad portuaria.

Podemos imaginarnos al Apóstol Pablo pidiendo dirección al Espíritu Santo de hacia dónde debía continuar, si no pudo ir hacia los lugares que pensaba debía recorrer, cuál sería su siguiente parada, ya que evidentemente tenían que continuar navegando, pero “¿hacia dónde?”, seguramente preguntaba el Apóstol. Fue en Troas que el Apóstol Pablo recibió una visión donde un Macedonio le pedía que visitara su provincia para ayudarlos. Así que no dudó en preparar a su equipo Ministerial para partir hacia allí.

HECHOS 16:10 (RVR) “Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio”

Espero hayan notado el detalle en la palabra PROCURAMOS. Recordemos que Hechos de los Apóstoles fue escrito por Lucas, así que está palabra nos está indicando que es aquí donde el médico amado, como lo llamó el Apóstol Pablo, se sumó al equipo de este segundo viaje Misionero.

La primera ciudad de Europa en la que compartieron el mensaje de Salvación fue en Filipos (Hechos 16:11-14). Filipos era una colonia Romana, lo cual significaba que tenía todos los beneficios que otorgaba el poseer la ciudadanía Romana, como por ejemplo, estaban exentos de pagar impuestos al imperio. Muchos Romanos militares encontraban en Filipos un lugar para residir luego de terminar su servicio militar.

Filipos no tenía Sinagoga, así que se reunían a orar los Judíos junto al río. El Apóstol Pablo y sus ayudantes hablaron a la multitud de Judíos de Filipos que estaban reunidos a la hora de la oración. En ese momento, Lidia, una mujer vendedora de púrpura, recibió a Jesucristo como Señor y Salvador. El hecho de que vendiera púrpura nos deja un mensaje sobre el alto nivel socio-económico que tenía esta mujer, ya que era un lujoso producto que usaban las personas de alto poder adquisitivo. Ella fue de gran ayuda para hospedar al Apóstol y sus ayudantes (Hechos 16:14-15).

En Filipos el Apóstol Pablo y Silas fueron encarcelados luego de que unas personas los acusaran de ser alborotadores: “…Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos”  (Hechos 16:20-21 [RVR]). La acusación de esas personas fue una venganza contra el Apóstol Pablo que había echado fuera el espíritu de adivinación de la esclava que les representaba ganancia financiera (Hechos 16:16-24).

HECHOS 16:23-26 (RVR) “Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron”

Este encarcelamiento le demostró a Pablo que Silas que sí había elegido correctamente a su ayudante. Las autoridades de Filipos ordenaron golpear sin un justo juicio a Pablo y Silas y luego autorizaron asegurar sus pies a un cepo. Los cepos eran piezas realmente de tortura, la forma en que mantenían al preso en una posición incómoda podía provocar fuertes dolores. Sin embargo, Pablo y Silas escogieron no renegar de la situación, sino cantar a Dios a pesar de la tortura. Ya les he enseñado acerca del poder de la Alabanza. Y fue precisamente esto lo que se manifestó aquella noche cuando Pablo y Silas cantaron en medio del dolor: un terremoto sacudió y abrió las puertas de la cárcel y de forma sobrenatural a los presos se les cayeron las cadenas.

El impacto de este evento sobrenatural fue aprovechado para explicarle el Evangelio a un carcelero Romano, que comprendió que la única forma de ser salvo es a través de Jesucristo:

HECHOS 16:30-31 (RVR) “y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”

Esa noche, el carcelero y su familia reconocieron que Jesucristo es el Señor.

Este viaje aún continúa. Los espero en el próximo artículo, donde veremos la siguiente parada de esta ruta Misionera.

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