
Les he mencionado que soy egresado de la Universidad Bíblica RHEMA (USA), y tuve el grandísimo privilegio de aprender maravillosos principios espirituales bajo la enseñanza del Rev. Kenneth E. Hagin. Me encantaría compartirles cada frase o versículo que me han marcado de las enseñanzas del Reverendo, pero hoy quisiera recordar una experiencia de la que fui testigo, y es de aquella ocasión cuando el Reverendo nos compartió el tema que había tratado con el Evangelista Benny Hinn, en una llamada que interrumpió nuestra clase por unos minutos.
El Evangelista quería saber, con gran urgencia, porqué gran parte de aquellas personas de las que habían testificado y comprobado que habían sanado en sus campañas, al pasar algún tiempo, volvían al mismo estado de enfermedad. Esto tenía desconcertado al Evangelista, y había notado que se había convertido en un patrón, así que el Reverendo nos compartió su sabia respuesta al Evangelista. Esto fue lo que nos dijo (parafraseo): “El Evangelista Benny Hinn carga una unción maravillosa para levantar una atmósfera de fe que logra ese punto de contacto de sanidad divina hacia las personas, pero una vez se terminan las cruzadas, o el evento Evangelístico, si las personas sanadas no tienen el fundamento Bíblico para permanecer en sanidad, el desconocimiento de la verdad de la Palabra, las vuelve a atar a la enfermedad”.
Es por esta razón que en la Escuela de Sanidad que RHEMA abría para todas las personas que desearan asistir, no se oraba por las personas hasta que terminaran de recibir todo el fundamento Bíblico sobre este tema, porque todas las personas no sólo deben aprender a cómo ser sanadas, sino a cómo mantenerse firmes en la sanidad, cuando la enfermedad quiera regresar.
OSEAS 4:6 (RVR) “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento…”
¿Será que existe algo peor, que no tener conocimiento para defendernos de lo que viene a robarnos, matarnos y destruirnos? La verdad es que sí: lo peor es rechazar el recibir la luz de la Palabra al respecto. Lo que significa que si la Palabra de Dios es comparada como una lámpara a nuestros pies y lumbrera en nuestro camino (Salmos 119:105), aquellos que no quieren recibir esa luz, prefieren cerrar sus ojos y caminar tratando de adivinar hacia qué dirección apuntar sus pasos.
Es por este motivo, que si están siguiendo esta Serie de Sanidad, y están esperando a que primero les deje una oración escrita para que repitan día y noche y ore por ustedes, sin enseñarles de una forma clara y sencilla los principios que hay en la Palabra para pararse firme en lo que Escrito está sobre la Sanidad, déjenme expresarles que están siguiendo la Serie equivocada. Yo quiero seguir la fórmula del Ministerio de nuestro Señor Jesucristo: primero la enseñanza, segundo, la predicación y, por último, la Sanidad (Mateo 4:23).
Así que sigamos con la enseñanza. En esta parte quiero que empecemos a tocar el tema de algunas razones por las que, sin saberlo, puede una persona abrir la puerta a la enfermedad.
EFESIOS 4:27 (RVR) “ni deis lugar al diablo”
Otras versiones utilizan la palabra “oportunidad”. El enemigo anda como león rugiente buscando cómo hacer su obra de destrucción en nuestras vidas. Si bien él no tiene poder sobre nosotros, los hijos de Dios, sí puede usar la ignorancia, el pecado y el miedo de un cristiano a favor de sus planes demoniacos.
Lo que muchas personas desconocen, es que no todas las enfermedades están ligadas a un espíritu de enfermedad que debe ser reprendido en el nombre de Jesús. Es cierto que hay espíritus demoniacos que traen enfermedad, como lo vemos en la Palabra:
- LA MUJER QUE ANDABA ENCORVADA POR 18 AÑOS:
LUCAS 13:11-13 (RVR) “y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar. Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios”
- EL JOVEN QUE TENÍA UN ESPÍRITU DEMONIACO QUE LO MANTENÍA MUDO, SORDO Y CON ATAQUES EPILÉPTICOS:
MARCOS 9:17-18, 25-27 (RVR) “Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti a mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron… Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó”
Si analizan la última parte de los pasajes de estos dos casos, Jesús primero echó fuera al espíritu que los tenía atados y luego puso Sus manos sobre ellos para enderezarlos. Sin embargo, Jesús no siempre reprendía a un espíritu demoniaco sobre alguna persona que llegaba a Él para ser sanada. ¿Por qué? Porque no todas las enfermedades son producidas por un espíritu de enfermedad.
Otras oportunidades o lugares que se le pueden dar a la enfermedad pueden ser:
- EL PECADO: nuestra salvación no depende de nuestras obras, sino de la Obra completa de Jesucristo, sin embargo, el pecado es una puerta que el enemigo no va a querer desaprovechar para traer consecuencias. Si bien el pecado, en un verdadero nacido de nuevo, no le quita su posición de hijo de Dios, sí puede traerle graves consecuencias, una de ellas es la enfermedad.
JUAN 5:14 (RVR) “Más tarde, Jesús encontró a ese hombre en el templo, y le dijo: «Ahora que estás sano, no vuelvas a pecar, porque te puede pasar algo peor.»”
El hombre al que Jesús le hizo esta advertencia sobre no pecar más, es el mismo hombre al que Jesús le preguntó cerca al estanque de Betesda: “¿Quieres ser sano?”, un hombre que por treinta y ocho años había estado enfermo. El Señor no echó ningún espíritu de enfermedad para traerle sanidad, sino que sólo le ordenó levantarse, tomar su lecho y andar. Sin embargo, Jesús sabía que la causa de la enfermedad de este hombre había sido el pecado, y por eso le advirtió, que por el hecho de haber sido sanado, no podía retornar a las prácticas pecaminosas que hace 38 años lo habían llevado a su estado de parálisis.
¿El pecado puede ser la causa por la que una persona está enferma? Sí, pero, aclaro, que No siempre es así, por lo mismo les pido que tengan mucho cuidado con no juzgar sin fundamento alguno a alguna persona enferma, y acusarla de pecar, haciéndole pasar por absurdas confesiones extendidas para que supuestamente sea sanada. Donde incluso, en Iglesias han llegado al punto de hacer que las personas hagan indagaciones de los pecados de sus padres, abuelos y tatarabuelos, para pedir perdón por sus pecados. Nuevamente, les aclaro, no siempre es así. Pero la verdad es que sí hay casos donde el pecado abre la puerta a la enfermedad.
Un ejemplo de esto son las enfermedades venéreas o ITS (enfermedades de transmisión sexual). Según estadísticas de la OMS (Organización Mundial de Salud), más de un millón de personas se contagian al día de enfermedades de transmisión sexual como: sífilis, gonorrea, tricomoniasis y clamidiosis. Y para el año 2022, 1,3 millones de personas contrajeron el VIH, agrandando la cifra de personas que padecen VIH a 39,0 millones de personas en el mundo.
Lo que muchas personas no saben es que las enfermedades de transmisión sexual también abren puertas a los cánceres de úteros y esterilidad en las mujeres, a los cánceres de ano en los hombres y la Hepatitis B crónica en ambos sexos, además, de las afectaciones que tienen los inocentes bebés que nacen en contacto con las bacterias de gonorrea, que produce ceguera de nacimiento, y las afectaciones de las bacterias de sífilis, que en muchos casos producen abortos o problemas mentales y físicos en el bebé nacido.
GÁLATAS 6:8 (RVR) “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción…”
Si alguien está en pecado, debe parar ya, y arrepentirse de ese pecado. Si está padeciendo alguna enfermedad a causa del pecado, puede acudir a la Misericordia de Dios para ser Sanado, pero cuidado con perseverar en el pecado, porque el estado de la enfermedad puede ser peor. No porque Dios la envíe, sino porque la necedad de perseverar en el pecado es una puerta mucho más grande que el enemigo no dejará pasar por alto para destruirle.
Continuaremos viendo más causas de enfermedades en la próxima parte de esta Serie.
Muchas gracias Pastor por esta sabia enseñanza.
Gracias, Pastor sus enseñanzas me ministra muchísimo me ayudan en mi caminar con Cristo hay tanta sabiduría en la Palabra
De niño sufrí de Guillén-Barré, la cuál se reactivó agresivamente entre los 17 y 20 años, tanto que decían los médicos que no volvería a caminar. Pero, fui sanado y quedé con secuelas menores hasta los 49 años que se reactivó, según los médicos y con este deterioro de una enfermedad degenerativa desmielanizante se sumaron otras complicaciones como depresión y fibromialgia. Con el covid-19, tuve un retroceso en la marcha, la coordinación y el equilibrio, entre otras complicaciones y una neumonía crónica que me llevó al uso de oxígeno por dos años. He padecido un sinnúmero de enfermedades, sufrí la mayoría de las enfermedades virales como paperas, sarampión y rubeola; gastroenteritis y difteria, etc. No siendo cristiano y siendo cristiano, la historia de mi vida a estado asociada a múltiples complicaciones de salud. Fui señalado y acusado por líderes de una iglesia de estar enfermo por pecado. La verdad no sé el origen de mis males. Pero, sí que tengo una vida en caos y confusión, entre la ansiedad y la depresión, la esperanza y la desilusión, la soledad y el abandono, el olvido y la discriminación.
Desde los 18 años sufro de vih y otras complicaciones me acontecieron como cancer de ano y hepatitis de las cuales fuy sanado de el cancer y la hepatitis aun sigo esperando por el milagro de la sanidad por el vih gracias a Dios creo ser sano
Muchas gracias Pastor por esta serie tan edificante. Bendiciones