“Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.”  Números 25:1 2 (RVR)
En estos versículos de la Palabra, se nos describe a un pueblo llamado los Moabitas descendientes de Lot. Este pueblo es producto de una relación incestuosa entre Lot y su hija mayor.

Para ponerlos en contexto, en los capítulos anteriores, el pueblo de Israel estaba ya en dirección a la tierra prometida por el río Jordán, donde son vistos por el pueblo de Moab, cuyo rey Balac teme a Israel por su evidente crecimiento y protección de Dios.

Balac decide entonces contratar a un adivino llamado Balaam para que profetice maldición sobre Israel, pero sus esfuerzos resultan infructuosos, pues Balaam se niega, y por el contrario este los bendice por orden directa de Dios (Números 22, 24).

Por otro lado, el pueblo de Dios que había sido protegido en situaciones muy adversas en el pasado, ahora se enfrentaría a un peligro moral. Siendo seducido, cae en la fornicación, los sacrificios e idolatría. En otras palabras, el pueblo cometió traición, desafió a Dios mismo. Por supuesto esto tuvo consecuencias. Y aunque una parte del pueblo se arrepintió, otros continuaron en la misma actitud desafiante.

Quiero que nos centremos en el hecho en sí de parte de los Moabitas de inducir al pecado al pueblo de Israel, como un patrón recurrente de Satanás por entorpecer los planes de Dios, que obviamente se ha venido repitiendo siglo tras siglo, y este tiempo en el que estamos no es la excepción.

Ver lo que ha pasado en Afganistán hace poco, me hace pensar lo rápido que están sucediendo las cosas. Toda esta conmoción mundial provocada por un golpe satánico, tiene adormecido el mundo entero, de ahí el título de este Blog, porque con la “ conmoción ” quedas aturdido lo suficiente como para ser manipulado, y sólo el andar en la luz (Juan 8:12) evitara que caigamos en ese estado.

De la misma manera que el Pueblo de Moab trajo su inmoralidad sexual y todo lo demás, afectando la fe y la lealtad de Israel hacia Dios, trayendo la muerte de 24.000 personas; así mismo con toda esta oleada del COVID, LGBT y la toma de la oficina más importante del mundo, (la presidencia de los Estados Unidos de América), muchos en este tiempo no sólo se han ido en contra de Israel sino también han apostatado, han renunciado a su fe y a los principios de Dios.

También vemos en los versículos siguientes que muchos se arrepintieron, llorando a la puerta del tabernáculo (Números 25:6); otros en cambio quisieron seguir las costumbres del pueblo vecino.

Tal cual ha venido sucediendo en nuestro tiempo. Sin ir muy lejos, desde que se opusieron al ex-presidente Donald Trump y a sus decisiones; la maldad ha ido en aumento, han continuado en su pecado justificando sus decisiones y acciones; me refiero al pueblo creyente que pareciera aún está aturdido, o por lo menos una parte, porque ignoraron las maquinaciones del enemigo (2 Corintios 2:11) del mismo modo que lo hizo el pueblo de Dios ante los Moabitas.

Entonces ahora resulta que ellos, los que una vez recibieron las Buenas Nuevas (Efesios 1:13), están en lo correcto, y el mundo que los rodea está bien y La Palabra está mal.

Si tú eres parte de ese grupo que se deja moldear por los eventos actuales, más vale que vengas al arrepentimiento como aquellos que lloraron delante del tabernáculo (Números 25:6) y despiertes de la “conmoción” antes de que sea tarde.

Bendito Dios porque aún hay un remanente que como Finees, nieto del sacerdote Aarón, no fue víctima de la “conmoción”, sino que arremetió sin misericordia contra aquellos que se fueron en contra de Dios (Números 25:7-8).

Gloria a nuestro Señor Jesucristo; porque pese a los tiempos que vivimos, nosotros, Iglesia Palabra Pura, no somos de los que dormimos, porque tenemos un Gran Dios que: “no nos dejará caer; nuestro protector nunca se dormirá.” Salmos 121:3 (PDT)