Iglesia Palabra Pura
  • 27 noviembre, 2023
  • Rafael Lemes
  • 3

Desde la semana pasada, iniciamos una lista de razones o causas que bloquean la sanidad.  Empezamos hablando de cómo orar incorrectamente es un gran bloqueo, por lo que hoy retomaremos este tema con otra razón o causa.

2. INCREDULIDAD

Podríamos decir que si la fe es la certeza de lo que se espera y la convicción de lo que no se ve; la incredulidad es la certeza de que no ocurrirá lo que esperamos y la convicción de que no se manifestará lo que no vemos. Son dos fuerzas opuestas. Las dos producen resultados, una para bien (la fe) y otra para mal (incredulidad).

¿Sabían que una persona puede tener el mismo nivel de fe y de incredulidad al mismo tiempo?

Sí, la fe y la incredulidad pueden enfrentarse tal y como en un juego de halar la cuerda, donde el mismo número de personas se ponen en cada extremo de la cuerda para al tiempo halarla, buscando que el equipo contrario ceda.

La situación es que ejercer la misma fuerza nos lleva a un punto neutro, pero superar la fuerza del otro nos lleva a derribarlo. Por lo tanto, un cristiano no debe conformarse con estar en el punto neutro, sino que debe encargarse de debilitar la incredulidad hasta que esta quede boca abajo en el piso, asegurándose de constantemente fortalecer su fe para mantener su pie en la cabeza de la incredulidad.

Los discípulos de Jesús se dieron cuenta del problema que representa la incredulidad. Veamos:

MATEO 17:14-18 (RVR) “Cuando llegaron al gentío, vino a él un hombre que se arrodilló delante de él, diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar. Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y este quedó sano desde aquella hora”

Deben saber que los discípulos no es que no tenían fe, ellos ya habían experimentado el poder para sanar y echar fuera demonios. Ellos sabían que habían sido comisionados por Jesucristo para hacerlo.

¿Por qué, entonces, no pudieron sanar al joven epiléptico, echando fuera al demonio que le provocaba estos síntomas?

Porque los discípulos tenían fe e incredulidad al mismo tiempo. Al parecer era la primera vez que los discípulos se enfrentaban a unos síntomas que los asustaba, como el de un hombre siendo sacudido de un lado a otro con gran fuerza.

Es por eso que muchas personas tienen una fe inquebrantable para orar por una persona que tiene un síntoma de dolor de cabeza leve, una leve fiebre o un pequeño brote en su cuerpo. Pero a la hora de pedirles que oren por un tumor de grandes dimensiones o eche fuera a un espíritu que trae un desorden mental sobre alguien, se asustan, o como dicen en Colombia: “se quedan pasmados”.

La verdad es que los discípulos estaban desconcertados de por qué ellos no habían podido echar fuera al demonio de enfermedad, y por eso le preguntaron a Jesús cuál fue la razón.

MATEO 17:19-20 (RVA) “Entonces, llegándose los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo pudimos echar fuera? Y Jesús les dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá: y se pasará: y nada os será imposible”

Jesús no les dijo que ellos no tenían fe, sino que ellos también tenían incredulidad ante lo que habían visto. La incredulidad fue el obstáculo que bloqueó su fe.

No obstante, Jesús dio una clave importantísima a los discípulos y a nosotros sobre cómo derribar la incredulidad:

MATEO 18:21 (RVR) “Pero este género no sale sino con oración y ayuno”

Este versículo ha sido malinterpretado, atribuyendo que al género al que se refiere Jesús es al demonio, pero esto no es correcto; Jesús se está refiriendo a la incredulidad. Es la incredulidad la que sale con oración y ayuno.

Es claro que el ayuno no mueve la mano de Dios, sus beneficios ocurren es nuestra actitud frente a Dios y Su Palabra. El ayuno le quita la relevancia al cuerpo y al alma para concentrarse en las verdades espirituales.

Hoy, hay personas orando y ayunando porque creen que  los síntomas de enfermedad son parte de un género que sólo saldrá así, pero es incorrecto, en realidad cuando se hace bajo esa motivación inconscientemente se está magnificando y exaltando el poder de la enfermedad.

Así que no caigan en esta contradicción, y apliquen correctamente este versículo: si hay incredulidad, tomen el camino del ayuno y la oración para callar la incredulidad hasta que no quede rastro de ella. Halen fuertemente el extremo de la cuerda desde la fe en ayuno y oración para que la incredulidad quede abajo. Pero que quede claro: el ayuno no mueve a Dios ni cambia un diagnóstico, el ayuno cambia es nuestra actitud para enfrentar todo aquello que reta nuestra fe.

Jesucristo en la tierra no caminó en incredulidad, pero sí experimentó la incredulidad de otros que no le permitieron manifestar la sanidad que Él les ofrecía.

MARCOS 6:5-6 (RVR) “Y no pudo hacer allí ningún milagro, salvo que sanó a unos pocos enfermos, poniendo sobre ellos las manos. Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando”

En Nazareth, donde muchas personas conocían a Jesús y su familia, fue donde la incredulidad imposibilitó a Jesús de hacer milagros. Jesús sí quería hacer milagros y sanar enfermos, pero no pudo hacerlo, mas que sanar a unos cuantos. La razón es clara: la incredulidad.

Piensen en esto, Marcos 6:6 no sólo dice que Jesús vio incredulidad en ellos, sino que Él se asombró de la incredulidad de ellos. Realmente esto tiene que demostrarnos que la incredulidad es un gran bloqueo para la manifestación del poder de Dios en nuestra vida.

Seguiremos viendo más razones que bloquean la manifestación de la sanidad en el próximo Artículo.

3 comments on “JESUCRISTO TAMBIÉN VINO A SANAR- PARTE 7

  1. Este, creo, es uno de los mayores obstáculos para una sanidad plena, la incredulidad, ‘que bloquea la fe’. Pero, como dice el pastor: “Jesús dio una clave importantísima a los discípulos y a nosotros sobre cómo derribar la incredulidad: con oración y ayuno”. Solo tenemos que poner en practica esta enseñanza.

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