
Veamos estos 3 casos que encontramos en las Escrituras:
Jairo:
MARCOS 5:22-23;36;42: “Y vino uno de los principales de la sinagoga, llamado Jairo; y luego que le vio, se postró a sus pies, y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está agonizando; ven y pon las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá… Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente…Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente”
La mujer del flujo de sangre:
MARCOS 5:27-29 “Cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote… Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote”
El Centurión Romano:
LUCAS 7:6-7;9-10 “Y Jesús fue con ellos. Pero cuando ya no estaban lejos de la casa, el centurión envió a él unos amigos, diciéndole: Señor, no te molestes, pues no soy digno de que entres bajo mi techo; por lo que ni aun me tuve por digno de venir a ti; pero di la palabra, y mi siervo será sano…Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Y al regresar a casa los que habían sido enviados, hallaron sano al siervo que había estado enfermo”
En estos pasajes vimos 2 casos de sanidad y un caso de resurrección. En los 3 casos se manifestó el poder de Dios, sin embargo, cada caso fue diferente en la forma en como se manifestó. Las experiencias personales fueron diferentes, pero el principio espiritual que se aplicó fue el mismo: fe.
Uno de los errores más comunes que encontramos en los cristianos inmaduros, en la aplicación de los principios espirituales, es que realmente ellos no entienden en sí cuáles son los principios espirituales que deben aplicar, sino que confunden sus experiencias personales con los principios espirituales. Les doy algunos ejemplos que seguramente ustedes también han escuchado o incluso expresado:
- “Yo una vez oré al Señor toda la noche por la sanidad de mi hijo, y al otro día, mi hijo estaba totalmente sano. No entiendo por qué si mi esposo estaba enfermo, y yo oré también toda la noche, no se sanó”.
- “La forma de recibir el Bautismo en el Espíritu Santo, es ayunar varios días pidiendo a Dios que nos conceda ese don, porque fue así como yo fui Bautizada en el Espíritu Santo”.
- “Tenía que tomar una decisión muy importante y le pedí a Dios que me respondiera, y tuve un sueño con la respuesta. Cada vez que voy a tomar una decisión, espero a que Dios me dé un sueño”.
- “Estaba pasando por una situación financiera muy difícil, y Dios usó a un hermano de la Iglesia para llevarme un mercado. Así que estoy confiado en que si en un futuro paso por la misma situación, Dios mandará a algún otro hermano para traerme un mercado”.
Muchos de ustedes se preguntarán: “¿Pero qué tienen de malo esos ejemplos?”. Bueno, en realidad los 4 ejemplos son de personas con muy buenas intenciones, pero sus declaraciones demuestran que no tienen conocimiento de los principios espirituales; han permitido que sus experiencias personales sean las que marquen sus estándares de comportamiento, por lo tanto, están confiando en lo que vivieron e hicieron; y no en lo que Escrito Está.
Por ejemplo, la primera persona no entendió que no fue su larga oración la que manifestó la sanidad en su hijo, sino que la voluntad de Dios siempre es sanar, y Dios sólo necesita que pongamos nuestra fe en la obra de Jesucristo, sin embargo, hay algunas personas que su sanidad es manifestada inmediatamente, otras en cuestión de días, y otras toman un poco más de tiempo, pero a todas Dios quiere sanarlas. Si la persona del primer ejemplo no entiende que hay enemigos de la fe que debe vencer, y que hay otros principios espirituales que debe aplicar, como el permanecer con la convicción de Hecho está, hasta ver la manifestación, entonces permitirá ser engañada por el enemigo para no pelear la buena batalla de la fe, pensando que si ora toda la noche y no ve la manifestación, es porque seguramente no es la voluntad de Dios sanar en ese caso. ¿Ven lo peligroso de basar nuestra vida espiritual en las experiencias personales y no en los principios espirituales?
Así mismo en el segundo ejemplo, hay muchas personas aconsejando en cómo recibir el Bautismo en el Espíritu Santo de acuerdo a sus experiencias, y no de acuerdo a la promesa de Lucas 11:13 “Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!” (DHH). También otras personas se la pasan basando sus decisiones a través de sueños, sin filtrarlos por las Escrituras, y otras personas siguen esperando vivir exactamente la misma manifestación de Provisión, cuando Dios tiene muchas maneras de manifestarla.
Sólo imagínense que todos los ejemplos de demostración del poder de Dios los basáramos en la experiencia y no en el principio espiritual, entonces estaríamos extendiendo vellones para que Dios nos confirme Su Protección, como lo hizo Gedeón (Jueces 6:36-40), o nunca iríamos a que nos corten el cabello para así obtener fuerza sobrenatural, como la que tenía Sansón (Jueces 16:17).
Ahora imagínense si tuviéramos la oportunidad de entrevistar a José, el hijo amado de Jacob, y preguntarle a él qué principios espirituales aplicó para ver la prosperidad, promoción y protección de Dios en Egipto, y José en vez hablarnos de fe, fidelidad e integridad, nos basara su respuesta en sólo su experiencia personal, y nos dijera: “La clave está en que tus hermanos te traicionen, luego tienes que ser llevado a Egipto como esclavo, y allá alguien te acusará de violación, por eso, si sufres mucho, Dios luego te llevará a ser gobernador de una nación”.
Es la Palabra de Dios la que traza cuáles son los principios espirituales, no nuestras experiencias personales. La Palabra dice que Dios nunca cambia (Malaquías 3:6). Sus principios son inamovibles y siempre funcionan. Así que nuestras experiencias personales no son las que deben marcar nuestra manera de operar, ya que podemos caer en legalismos y vivir una vida llena de religión sin la verdadera luz de las Escrituras. Llegó el momento de madurar, crecer, y que nuestro único modelo sea lo que Escrito Está; no nuestra experiencia personal.
Wow magnífico el blog pastor Rafael siempre enseñando con tanta sabiduría y conocimiento los principios de la Palabra de Dios. Bendiciones