Edimburgo, es la segunda ciudad más visitada del Reino Unido. Se destaca no sólo por su belleza arquitectónica, sino por el lema que lleva en su escudo, concedido en el año 1732: “NISI DOMINUS FRUSTRA”. Esta frase en Latín al ser traducida al Español significa: “Sin Dios, Frustración”, o “Sin Dios, en vano”. Está basada en el Salmo 127:1 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican…” (RVR). Versículo que pone de manifiesto que si las personas que conforman un hogar no actúan bajo los principios del Señor, tarde que temprano van a darse cuenta que estuvieron esforzándose en vano.

Si hoy les pregunto: “¿Quién está edificando su casa?”, seguramente me responderán: “Por supuesto que Dios, Pastor, sólo Dios”. Pues es necesario que revisen si realmente Dios está edificando su casa, si Él es el arquitecto principal al que le prestan atención, porque de lo contrario, se los aseguro, tarde que temprano estarán frustrados, habrán trabajado en vano.

Josué, el sucesor de Moisés, tenía claro este principio. Luego de que Moisés le entregara su lugar, para continuar liderando al Pueblo de Israel hacia la tierra prometida, había llegado el momento de que cada tribu se estabilizara y tomara posesión de la porción tierra que le correspondía. Habían sido muchas las batallas que habían peleado como Pueblo de Dios, y muchos los ataques de los que tuvieron que defenderse, además de muchas pérdidas de familiares que tuvieron que soportar por la desobediencia a Dios, para llegar hasta ese punto donde cada uno debía apropiarse de su tierra. Por lo que Josué reunió a todos los principales del Pueblo de Israel para advertirles lo siguiente:

JOSUÉ 24:14-15 (RVR) “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová. Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién sirváis; si a los dioses a quienes sirvieron vuestros padres, cuando estuvieron al otro lado del río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis; pero yo y mi casa serviremos a Jehová”

Josué, en su última intervención, les está recordando todo lo que le ha ocurrido a Israel por seguir otras voces contrarias a la Palabra, por su desobediencia y olvido a lo que Dios ha dicho. Les hizo todo un resumen, ordenado por el mismo Dios, para advertirles, que si ellos no ponían el fundamento correcto, aunque ya habían pisado su tierra, todo sería en vano para ellos. Por lo que Josué, una vez cumple la función de llevar al Pueblo de Israel a la tierra prometida, les manifiesta su decisión (parafraseo el versículo): “Yo y mi casa serviremos a Jehová. Pero si ustedes no lo hacen, ustedes vivirán las consecuencias de poner su confianza en los dioses a los que servirán (las voces que seguirán)”.

Todo aquello que pongan por encima de Dios, lo están convirtiendo en su dios. Dios debe ser su máxima autoridad. Nunca pueden poner a la opinión del mundo, a la opinión de sus familiares, o incluso, a sus propias opiniones, por encima de la de Dios, porque aquello que pongan como máxima autoridad, le estarán dando el cargo de arquitecto de sus vidas.

Deben tener cuidado entonces en qué voces están escuchando y dando relevancia. El enemigo se viste como ángel de luz, por lo que sigilosamente tratará de engañarlos para que trabajen en vano. Esas voces pueden venir a través de los medios de comunicación con falsas estadísticas, falsos “estudios científicos”, que les dicen que supuestamente las personas nacen con gen “gay” por lo que tienen que aceptar que sus hijos sean homosexuales, porque supuestamente Dios los ha hecho así, o voces como las de muchos colegios, que pretenden enseñarles cómo deben criar a sus hijos aunque eso implique contradecir las Escrituras; o aún a sus familiares, que pretenden imponer su voz respecto a si deben ser cristianos y comportarse como tal, o no.

Pregúntense: “¿Los principios que estoy aplicando en mi casa, vienen de la Palabra de Dios? ¿O sólo vienen de los consejos de otra voz que escuché? Quizás les parezca extraño el que les pida que se hagan esa pregunta, ya que debería ser algo que se da por hecho, de que si han nacido de nuevo y entregaron su vida a Dios, sólo construirán su vida siguiendo Su guía, Su Palabra, pero me he dado cuenta, en todos los años que llevo de Ministerio y las consejerías que he dado, que la realidad es que muchas personas que me piden consejería desesperadamente lo hacen porque construyeron sin Dios.

Permítanme ponerles uno de los casos más comunes: “Pastor , venimos para que nos ayude con nuestra hija menor de edad. Ella está muy rebelde, nos responde mal, no quiere estudiar. Pastor, por favor, ore por ella, y dígale que nos obedezca, ya no sabemos qué más hacer”.

Pero quiero que vean esto, qué les pregunto normalmente y qué me responden. Es sólo un ejemplo dentro de lo mucho que aborda una consejería:

¿Pueden creer la clase de respuestas que recibo en consejería? Creo que no es necesario que siga con las preguntas y respuestas para que se den cuenta que en ese ejemplo de consejería no se ha construido teniendo a Dios como fundamento del hogar, no hay respeto a la autoridad, no hay prioridad para la Palabra de Dios, y hay poco valor al Consejo de Dios sobre la importancia del cuidado de la familia y la disciplina en el hogar. Simplemente ellos son cristianos que están trabajando en vano y por eso están frustrados.

Préstenme atención: es necesario que revisen si están construyendo según la dirección de Dios ahora, para que  no comprueben en el futuro que todo fue en vano. Recuerda: “NISI DOMINUS FRUSTRA”, “Sin Dios, Frustración; sin Dios, en Vano”.