Iglesia Palabra Pura

La famosa frase: “Detrás de la Escena” describe algo que se realiza fuera de la óptica del espectador. El diccionario lo describe así: “Estar o trabajar fuera de la vista del público o en secreto”. Un concepto que para la mayoría de nosotros es difícil de aceptar. Nos gusta que nos vean, nos gusta estar donde la gente pueda admirar nuestros dones, talentos y habilidades.

La sociedad nos ha demostrado una y otra vez que si quieres ser alguien, que si se quiere llegar a algún lugar en esta vida, tiene que ser al frente, justo donde todo el mundo pueda verlo; sin embargo, me gustaría dirigir la atención hacia el otro lado de la moneda.

En 1903, un hombre llamado Charles Taylor diseñó y construyó el motor que permitiría que un avión volara bajo el control de un piloto. El desarrollo de ese primer motor es lo que nos ha permitido volar con seguridad de un extremo a otro del mundo, de una manera rápida y segura. Este hombre hizo la primera parte, que fue ensamblar el motor y conectarlo a la estructura del avión; la siguiente; es que alguien debía hacer el mantenimiento correcto para que el motor funcionara perfectamente;  sin embargo, estas son las estrellas desconocidas que no encuentran reconocimiento ni agradecimiento del público.

Es obvio que no podemos quitarle la importancia y el valor al piloto, pero por otro lado, sin el mantenimiento adecuado el motor no funcionaría correctamente; luego la labor del piloto se convertiría en un esfuerzo inútil por tratar de mantener el avión en el aire. Pero siempre se alaba o admira la capacidad y el talento del piloto, no obstante, olvidamos que para que él haga su trabajo, hay alguien “detrás de la escena” que ha hecho el suyo.

Creo que la sociedad hace una injusticia al recompensar solamente a aquellos, que por una u otra razón, realizan su trabajo de cara al público; por eso hemos creado un modo de pensar que todo lo que se hace “detrás de la escena” no es importante. Este concepto lo encontramos en las Sagradas Escrituras en el Libro de Mateo, donde una madre le pide a Jesús que sus dos hijos se sienten el uno a mano derecha y el otro a la izquierda en Su Reino (Mateo 20:20-23). Como usted puede ver, las cosas no han cambiado a lo largo de los siglos; las personas están en busca de reconocimiento, pero la verdad es que, en todos los aspectos de la sociedad, tanto el que está “detrás de la escena” como las personas que están en frente son igual de importantes, y deberían tener el agradecimiento público por igual.

Por lo tanto, es hora de que empecemos a buscar en esos lugares que no hemos mirado antes y mostremos nuestra gratitud. Un avión en el cielo es una cosa hermosa, pero sin el funcionamiento del motor es sólo un gran trozo de metal.  Y así, muchos de nosotros estamos donde estamos por la única razón de que todas esas personas maravillosas que trabajan en los sitios no visibles lo hacen posible. Es nuestra responsabilidad el comprender que la una están importante como la otra. No permita que el orgullo lo ponga en una posición donde crea que usted es la única razón por la que usted está donde está. Debe darse cuenta de que los de “detrás de la escena” son las verdaderas estrellas.

ROMANOS 12:3-6 (PDT)

“Por el favor que Dios me ha mostrado, les pido que ninguno se crea mejor que los demás. Más bien, usen su buen juicio para formarse una opinión de sí mismos conforme a la porción de fe que Dios le ha dado a cada uno. Todos tenemos un cuerpo formado de muchas partes y cada una tiene una función distinta. Así pasa con nosotros, somos muchos, pero todos formamos un solo cuerpo en nuestra relación con Cristo. Como parte de ese cuerpo, cada uno pertenece a los demás. Pero Dios en su generoso amor le ha dado a cada uno dones diferentes. Si uno tiene el don de la profecía, que lo use de acuerdo con la fe que tiene”

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