Iglesia Palabra Pura

La autoridad legítima tiene facultades para operar sobre su jurisdicción, Dios exige que nosotros respetemos a las autoridades, pero también ha establecido límites para las autoridades, para que no caigan en el abuso. En el artículo pasado toqué uno de los roles de autoridad, el gubernamental, allí podrían entrar los ramas del poder público: legislativa, ejecutiva y judicial. Pero en este artículo quiero tocar la autoridad en el hogar.

La sociedad sin Dios ha buscado invertir el orden de la autoridad en el hogar a través de ideologías como las del feminismo de estos tiempos, donde a la mujer se le enseña que respetar las órdenes de su esposo es ser víctima de un sistema que quiere oprimirla, por lo tanto, la mujer debe ser quien gobierne en el hogar. Entonces frases como: “Aquí las mujeres mandamos”, son fuente de risa de celebración por el hecho de presentarse como mujeres que no se sujetan a ningún hombre. Grave error. Porque Efesios 5:23-24 dice: “porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo”.

Es el hombre, el esposo, la autoridad del hogar, punto, Escrito Está. Cualquier intento de cambio de posición es simplemente diabólico. Pero eso no significa que el hombre no tenga un límite en su autoridad. Claramente podemos ver en las Escrituras, que el hombre tiene unos parámetros para operar en su posición de autoridad, todas basadas en el amor y protección que la mujer debe sentir por parte de él. Esto quiere decir, que ninguna orden que el hombre dé, donde se vulnere la dignidad y conciencia de la mujer, tanto física, emocional o espiritual obtiene un respaldo de Dios ante ese hecho, y que por lo tanto una mujer esté obligada a aguantar abusos de cualquier tipo. El hombre tendrá que dar cuentas a Dios por sus abusos en el hogar, y la mujer es protegida por Dios si es el hombre el que está abusando de su posición. Una mujer no debe aguantar sufrir una vida de abusos sexuales, físicos ni emocionales. Ahí la autoridad del hogar se está extralimitando, y su autoridad superior, Dios, así el hombre no quiera reconocerlo, le llamará a cuentas por sus actos. Pero esto no significa que la mujer debe pensar que ella debe gobernar en el hogar estableciendo las normas de la casa, pasando por encima de su esposo, si él no está cayendo en abusos de autoridad.

Ahora, toquemos el tema de los hijos. En cuanto a los hijos, son los padres la autoridad directa sobre ellos; no el colegio, no el estado, no la Iglesia.

Salmos 27:4 (NVI)

“Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud”

La Palabra describe a los hijos como flechas, las flechas por sí solas no apuntan a nada, necesitarán de un arco y un guerrero que las impulse apuntando a un blanco específico. Por lo que el arco lo deben tomar, apuntar e impulsar los padres. En el momento en el que los padres suelten el arco, el enemigo va a buscar quién o qué ideología lo tome, para destruir a sus hijos.

La autoridad sobre los hijos la deben ejercer los padres, y en caso de que los hijos quieran invertir el orden, hay un respaldo de Dios para que los padres, en amor, ejerzan la autoridad, así sea por medio de castigos que pongan en su lugar a los hijos rebeldes (Proverbios 23:13), que les cuesta someterse a la jerarquía en el hogar. En el momento en el que los padres ponen a sus hijos como los que mandan en el hogar, o no frenan inmediatamente el intento de sublevación de los hijos, están permitiendo que se invierta el orden de la autoridad, y estarían preparando la fórmula para el desastre.  

Los padres establecen la cultura del hogar. La cultura es el conjunto de normas y principios que se arraigan en un lugar. En el caso de los hogares, pese a que no podemos aislarnos completamente del mundo caído, sin Dios, porque aunque no somos del mundo, sí vivimos en el mundo, lo que sí podemos hacer en nuestros hogares, es establecer la cultura que vamos a seguir y respetar. Por lo que no son los hijos quiénes establecen los SÍ o los NO en el hogar. Los padres deben de manera consciente seguir la directriz de Dios para criar hijos en el camino del Señor, y tomar decisiones que ponen topes y normas para los hijos, porque en el momento en que no se ponen normas por parte de los padres, los hijos empezarán a “medirles el aceite”, y a mover la barrera poco a poco, hasta desconocer la autoridad sobre ellos.

Para los padres hay la siguiente directriz por parte de la autoridad Suprema, Dios:

“Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos; sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” Efesios 6:4 (RVG)

Aparecen 2 palabras importantes, Disciplina y Amonestación. La Disciplina tiene que ver con una instrucción clara, donde si no se sigue traerá consigo un correctivo, incluso físico; y la Amonestación tiene que ver con la enseñanza de los principios Bíblicos. Un hijo debe tener claro que el castigo no fue realizado por un acto de crueldad, sino porque está desobedeciendo a la instrucción de sus padres, quienes quieren lo mejor para él. Si el hijo dice: “No quiero ir a la iglesia”. Los padres bien cimentados en la Palabra, saben que su hijo no da las directrices, por lo que no darán su brazo a torcer en cuanto a cuándo se va a la Iglesia o no, si no que ante un acto de desobediencia del hijo, que ni se quiera levantar de su cama para ir a la Iglesia, podrán los padres aplicar el correctivo que consideren necesario, y hacerlo cumplir hasta el final. Aunque no deben olvidar los mismos padres, amonestar a su hijo, es decir, instruirlo en por qué se va a la Iglesia aunque no se quiera. He ahí la importancia de ser ejemplo para los hijos.

Por supuesto los padres también deben reconocer el límite de sus funciones como autoridad, para no caer en el abuso:

“Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten” Colosenses 3:21 (LBLA)

Sólo a través de la Palabra los padres podrán mantenerse alineados en sus cargos como autoridad sobre los hijos. Sabrán hasta dónde llegar para no desalentar a sus hijos en el camino del Señor. Pero nuevamente lo escribo, sólo la Palabra de Dios puede mostrarles la justa medida para mantenerlos alineados, ya que ahora mismo el mundo quiere enseñarles a los padres qué es maltrato y qué es amor, llamando a la extirpación de genitales e inyección de hormonas en los niños muestras de amor y buena crianza. Los padres son los que establecen la cultura del hogar. O establecen la cultura por medio de la Palabra, o permiten mezclas que pervertirán el orden correcto de las Escrituras en cuanto al hogar.

No quiero cerrar esta parte de la autoridad sobre los hijos, sin hacer una aclaración, de que una vez los hijos adultos salgan del hogar, estos no están sujetos a todos los sí y los no de los padres, como cuando estaban bajo la cobertura de su hogar. Sin embargo, estos hijos que dejan el hogar para independizarse, deben saber que el primer mandamiento con promesa seguirá vigente.

Efesios 6:2 (DHH) “El primer mandamiento que contiene una promesa es este: «Honra a tu padre y a tu madre, para que seas feliz y vivas una larga vida en la tierra”

Recuerden padres, no son los hijos los que tienen la última autoridad sobre qué comer o qué no comer, qué ver o qué no ver, dónde estudiar y dónde no estudiar, cuándo ir a la Iglesia y cuándo no, cómo vestirse y cómo no vestirse, cómo hablar y cómo no hablar; son ustedes los, que en el temor del Señor, buscarán la guía de Dios para ejercer la autoridad sin extralimitarse, y aunque tengan que acudir a unas cuantas nalgadas bien dadas, sabrán que lo harán por el bien de sus hijos, buscando lanzarlos con el arco, que es su hogar, hacia un camino exitoso en el Señor.

En el próximo artículo espero tocar un poco sobre cómo funciona la autoridad en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia.

2 comments on “FIGURA DE AUTORIDAD -PARTE 2

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

SELECIONA TU MONEDA