Recuerden: “Quién no esté bajo autoridad, no puede estar en autoridad”. Este es un principio claro y marcado en las Escrituras. Nadie en el Cuerpo de Cristo se puede creer cabeza de la Iglesia, porque ya hay una sola Cabeza Espiritual para la Iglesia, Jesucristo. Por lo que Jesucristo es quien delega la autoridad que el mismo Padre le dio. El mismo Señor Jesucristo funciona bajo autoridad. Veamos:
Efesios 1:21-23 “Ahora Cristo está muy por encima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o cualquier otra cosa, no solo en este mundo sino también en el mundo que vendrá. Dios ha puesto todo bajo la autoridad de Cristo, a quien hizo cabeza de todas las cosas para beneficio de la iglesia. Y la iglesia es el cuerpo de Cristo; él la completa y la llena, y también es quien da plenitud a todas las cosas en todas partes con su presencia” (NTV)
Es Jesucristo quien delega la autoridad, y a su vez le da autoridad a quienes están por debajo, en la jerarquía de la Iglesia, para que estos también deleguen autoridad. Y así mantiene un correcto orden para funcionar como un sólo Cuerpo que se dirige a un mismo propósito. El que está en autoridad tiene tanto facultades para ejercer autoridad a otros, como responsabilidades para dar cuentas de sus acciones a la autoridad que esté sobre él. En el caso de Jesucristo, Él le da cuentas a Dios Padre:
“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Mi Padre me envió, y él me dice cómo debo juzgar a las personas. Por eso yo juzgo correctamente, porque no hago lo que yo quiero, sino lo que mi Padre me ordena hacer” Juan 5:30 [Traducción Lenguaje Actual (TLA)]
Y en el caso de las 5 Oficinas Ministeriales, los que ocupen esos lugares de autoridad, le responden al mismo Señor Jesucristo sobre cómo están perfeccionando a los santos para la obra del Ministerio (Efesios 4:12). Por eso la visión o corrección que Dios tiene para una Iglesia, baja siempre a través de la Oficina del Pastor que dirige esa Iglesia.
El centurión Romano, un hombre Gentil, comprendía cómo funciona el principio de autoridad. Él no entendía la jerarquía de la Iglesia, porque la Iglesia era un misterio, pero sí entendía que la autoridad que funciona estando bajo autoridad es la legítima, y obtiene respaldo de poder.
Lucas 7:7-9 “… pero di la palabra, y mi siervo será sano. Porque también yo soy hombre puesto bajo autoridad, y tengo soldados bajo mis órdenes; y digo a este: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oír esto, Jesús se maravilló de él, y volviéndose, dijo a la gente que le seguía: Os digo que ni aun en Israel he hallado tanta fe” (RVR)
En la Iglesia Primitiva se tenía claro este principio por parte de las cabezas Ministeriales, por ejemplo el Apóstol Pablo no tomó un norte sobre qué directriz darle a los Gentiles, sin antes sujetarse a la autoridad de la Iglesia madre, Jerusalén, y esperar a que Santiago, autoridad sobre la Iglesia de Jerusalén, juzgara el asunto, respecto a las declaraciones de los Judaizantes que iban a la Iglesia de Antioquía de Siria buscando llevarlos a las prácticas de la Ley Mosaica. El Apóstol Pablo, quien sabía que Dios lo había llamado para ser Apóstol a los Gentiles (Hechos 22:21), prefirió llevar el asunto rectamente poniéndolo bajo el conocimiento de la autoridad de Jerusalén.
Hechos 15:2 (NVI)
“Esto provocó un altercado y un serio debate de Pablo y Bernabé con ellos. Entonces se decidió que Pablo y Bernabé, y algunos otros creyentes, subieran a Jerusalén para tratar este asunto con los apóstoles y los ancianos”
La autoridad y sujeción tienen una fuerte relación con la legitimidad. Para muchas personas en estos tiempos la palabra sujetarse a la autoridad es casi una ofensa. Muchas personas ven al Pastor de una Iglesia como un hombre que debe rendirse a sus gustos de Enseñanza y estar atento a sus demandas en cuanto a qué hacer, o no, en la Iglesia. Eso simplemente es deshonrar a la autoridad, no reconocer su posición puesta por Dios. Obviamente, y lastimosamente, hay grandes excepciones de personas que no deben estar en esos lugares de autoridad, como ya lo hemos visto, pero eso no quita la verdad, de que el respeto a la autoridad no es una constante en estos tiempos en las Iglesias.
Hay personas que se han ido de Iglesia Palabra Pura porque simplemente no acatamos sus demandas. Personas deshonrosas, que se acercaban a Rafael y a mí sin la más mínima muestra de respeto, llamándonos a hacer correcciones de qué debíamos predicar, cómo debíamos administrar la Iglesia y cómo las “revelaciones” de estas personas debíamos seguirlas como mandato de Dios. Pero como Rafael y yo tenemos muy claro el orden de la autoridad, la ejercemos, y hemos tenido que poner en su sitio a muchas personas irrespetuosas y deshonrosas.
Eso no significa que nosotros no tenemos que darle cuentas a nadie más. Nosotros rendimos cuentas a nuestra cobertura espiritual, y tenemos una junta directiva que vigila que nuestro caminar vaya acorde a la doctrina y testimonio que requiere un Pastor. Además, tenemos muy claro que en el Tribunal de Cristo seremos llamados a dar cuentas por nuestras acciones dentro del Cuerpo de Cristo, y seremos juzgados con mayor rigurosidad por el Señor Jesucristo, por lo que hicimos con las personas que él puso a nuestro cargo para Pastorearlas con ciencia e inteligencia, porque vamos mirando hacia la corona incorruptible de gloria prometida.
1 Pedro 5:1-4 (RVR) “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”
Las responsabilidades que tenemos delante de Dios Rafael y yo, autoridades en la Oficina del Pastor, sobre Iglesia Palabra Pura, son, según 1 Pedro 5:1-4:
- Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros: la palabra grey es una palabra que proviene del latín “Grex”, que significa rebaño, y en la analogía de un pastor de ovejas (natural) apacentando a su rebaño, en cuanto a nosotros, los Pastores del Cuerpo de Cristo, “apacentad” se refiere a darle el alimento justo y necesario a los que están bajo nuestro cuidado. Es decir que nuestra máxima responsabilidad está en la nutrición de Palabra de Dios que le damos a los que están bajo nuestra cobertura espiritual. No somos los animadores ni amigos de tomar “tintos”; somos los responsables de Enseñarles la Palabra de una forma clara y sencilla, y velar porque la doctrina no sea alterada en la Iglesia por falsas Enseñanzas. Noten que dice el versículo que se debe apacentar la grey (rebaño) que está entre nosotros, es decir, nosotros, los Pastores de Iglesia Palabra Pura, no respondemos por el rebaño de otra Iglesia. Por eso cuando alguien que viene de visita y pertenece a otra Iglesia nos pide consejería, la respuesta es NO, porque ellos tienen sus propias autoridades sobre ellos, o por lo menos, así deberían ver a esas autoridades de sus Iglesias.
En el próximo Artículo seguiremos viendo cómo funciona la autoridad en la Iglesia, enfocándolo desde las responsabilidades de la Oficina del Pastor y las responsabilidades de los congregantes.