Hace años cuando estaba aprendiendo a volar, en el grupo del que yo hacía parte, había una joven que en el momento de aterrizar el avión cometió errores al interior de este —errores que yo ignoro cuáles fueron, puesto que no estaba dentro de ese avión—, lo cierto es que el aterrizaje fue muy fuerte, y debido a esa mala experiencia, la joven se retiró; interrumpió sus estudios y sueños de ser una piloto certificada simplemente por una mala experiencia, fruto de varios errores que cometió, aunque sólo estuviera aprendiendo como el resto de nosotros. Ella, de forma abrupta, cortó un sueño que quizás también hacía parte del propósito de Dios en la vida de ella.
Filipenses 3:13 (LBLA) “Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante”
Muchas veces en nuestra vida dejamos de obtener o alcanzar lo que Dios tiene para nosotros porque nos anclamos en el pasado; tal como pasó con esta joven. La forma en como reaccionó a la mala experiencia que tuvo en el periodo de práctica la detuvo de seguir adelante, no pudo olvidar ese momento tan amargo por el que pasó, y eso le impidió continuar con lo que había iniciado.
Nosotros debemos aprender a dejar el pasado en el pasado, ya que muchas veces cometemos el error de ocupar nuestra mente en revivir nuestras malas experiencias, de tal manera que sólo nos vemos de acuerdo a los errores cometidos, y no de acuerdo a lo que Dios puede hacer a través de nosotros, y enfocarnos en el pasado nos puede atar de tal manera, que no nos permita ver el futuro con expectativa de buenas noticias.
El Apóstol Pablo tuvo un pasado como perseguidor de los cristianos; pero si él hubiese permitido que su pasado lo controlará, nunca hubiera llegado a ser lo que Dios tenía planeado para él. Este hombre de Dios supo dejar su pasado oscuro atrás en el momento en el que Jesús se le presentó camino a Damasco. Él no permitió que su pasado controlara su mañana, ni le afectara de tal manera que no se sintiera perdonado y con la libertad para ir a las naciones a predicar el Evangelio de la Gracia.
El Apóstol Pablo no sólo logró dejar atrás su pasado sin Dios, sino también las malas experiencias por hacer algo bueno, la persecución que sufrió a causa de predicar el Evangelio. Sólo un hombre que no está enfocado en el pasado puede regresar a predicar en el mismo lugar que fue apedreado y ultrajado. Él miraba al futuro.
Este versículo de Filipenses se tiene que establecer en nuestro corazón, siendo conscientes de que, aun siendo creyentes, no somos perfectos ni todo nos sale de forma perfecta, la vida del creyente no es un jardín de rosas sin espinas. Fíjense que Filipenses 3:13 usa la palabra “olvidando”; en este versículo esta palabra se refiere a algo que ya no se puede cambiar y que no puede traerse al presente, sino que se debe dejar donde pertenece, y olvidarse de ello.
El peligro de fijar nuestros pensamientos en el pasado, es que el pasado nos rotule para siempre, tal como le pasó a Mefiboset, hijo de Jonatán, quien fue marcado por una mala experiencia que lo dejó inválido:
2 Samuel 4:4 (DHH) “… Cuando Mefi-bóset tenía cinco años de edad, llegó de Jezreel la noticia de que Saúl y Jonatán habían muerto; entonces su nodriza tomó a Mefi-bóset y huyó con él, pero con las prisas de la huida éste se cayó y quedó inválido”
Mefiboset no logró superar la mala experiencia que tuvo a sus 5 años, la forma en como se llamaba a sí mismo es el reflejo de cómo él se veía:
2 Samuel 9:8 (DHH) “Pero Mefi-bóset se inclinó y dijo: —¿Por qué se fija Su Majestad en este siervo suyo, si soy como un perro muerto?”
Estas palabras se las dijo al rey David cuando lo mandó a llamar para entregarle las propiedades que le pertenecían. David lo llamó para sacarlo del pasado, pero él insistía en permanecer en él, pues se veía como un “perro muerto”. Así mismo, muchos de ustedes cuando hablan de sí mismos, se tratan como si no pudieran levantarse de sus malas experiencias. Se rotulan llamándose tontos, inútiles, sin poder, sin fuerza, pobres, se ven a sí mismos como fracasados permanentes. Pero creo que es momento de que paren y acudan a la Gracia de Dios para salir del pasado, y mirar al gran futuro que les espera en Dios.
Jeremías 29:11 (NVI) “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza”
Muchas gracias Pastor, Bendiciones.
Muchas gracias Pastor por todas sus enseñanzas, Bendiciones
Excelente reflexión pastor Rafael muchas gracias por tanta luz de la Palabra de Dios. Bendiciones