HEBREOS 6:12 (NVI)

“No sean perezosos; más bien, imiten a quienes por su fe y paciencia heredan las promesas”

En los años 60, un científico llamado Walter Mischel se hizo famoso por un experimento que realizó con unos niños, el cual consistía en presentar una golosina a cada niño participante, como obsequio; sin embargo, el científico les hacía la propuesta de que si tomaban la golosina inmediatamente sólo podrían tomar esa, pero que si esperaban hasta que pasaran 15 minutos más, se llevarían una golosina adicional por su espera. Lo curioso del caso es que años más tarde estudiaron el progreso de estos niños, y encontraron que aquellos que habían decidido esperar esos 15 minutos extras eran más competentes y sacaban mejores notas.

Hace unos años, en una actividad que se realizó en la Iglesia, se lanzó la siguiente pregunta a las personas: “¿Si tuvieses la posibilidad de ingresar en una máquina del tiempo, para ir al pasado, qué consejo te darías? Interesantemente, la mayoría coincidió en que el mejor consejo sería esperar un poco más y no acelerarse.

Un ejemplo Bíblico sobre los errores que se cometen al no saber esperar es el del primer rey que tuvo Israel. El rey Saúl debía enfrentarse al ejército filisteo, pero antes de presentarse a la guerra, él conocía la instrucción divina donde debía ir a Guilgal y esperar 7 días hasta que el Profeta Samuel llegara, para presentar sacrificios a Dios. Y así lo hizo Saúl durante 6 días, no obstante, al séptimo día, la paciencia del rey se agotó, y desesperado por no ver al Profeta Samuel, decidió desobedecer a la instrucción divina y él mismo ofrecer los sacrificios. Lo cual fue un error garrafal, ya que tan pronto como terminó Saúl de ofrecer los sacrificios, el Profeta Samuel llegó como lo había prometido. Este error de impaciencia le costó el reinado a Saúl. El rey de Israel sabía que Dios podía darle la victoria para esa guerra, pero no supo esperar en paciencia (1 Samuel 13:7-14).

Estamos en la era de lo inmediato, y para muchas personas las palabras espera y proceso no son algo que les atraiga. Si pueden saltarse el esfuerzo y los trámites, no lo pensarán dos veces. Considero que el saltarse los procesos y tiempos de Dios ha sido uno de los pensamientos que más a promovido satanás, ya que si él logra que te impacientes ante no ver naturalmente aquello por lo que has creído a Dios, él logrará que quieras hacerlo pasando por alto la obediencia a la Palabra, y luego termines asumiendo las consecuencias negativas que Dios nunca planeó para ti.

Lamentablemente, hay muchos cristianos que un día tienen fe en la provisión de Dios, pero que al ver que pasa el tiempo y no ven manifestadas las cosas materiales que desean, se impacientan, decidiendo saltarse el consejo de Dios de no meterse en deudas, lo cual, consecuentemente, les lleva a terminar pagando hasta cuatro veces más un producto, e innecesariamente llenos de angustia por pagar una cuota crediticia; como también hay otros cristianos que un día tuvieron fe en esperar por la persona indicada para casarse, pero que al ver que el tiempo pasaba, se impacientaron y ahora están cumpliendo una labor de misionero(a) dentro de un matrimonio, fuera de la voluntad de Dios, y así como muchos otros casos de impaciencia, que terminan en infortunadas consecuencias.

¿Le estás creyendo a Dios por algo ahora? ¿Tienes absoluta fe en que Dios es poderoso para cumplirte esa promesa? Entonces complementa esa fe con la paciencia, pues sólo es así como se heredan las promesas. No te impacientes, Dios desea darte lo mejor, no te conformes con menos, sé de los que eligen esperar los 15 minutos más para tomar una golosina extra.