MATEO 13:22 (LBLA) “Y aquel en quien se sembró la semilla entre espinos, éste es el que oye la palabra, mas las preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se queda sin fruto”
Jesús, en este versículo, estaba explicando el significado del tercer tipo de tierra de la Parábola del Sembrador (Mateo 13:7). Él nos mostró dos extremos incorrectos: la preocupación y la ambición; dos tipos de personas que perderán la cosecha (la manifestación de la bendición) de la semilla (la Palabra) sembrada en ellos: los que se preocupan por las cosas del mundo y los que creen que sus riquezas materiales les proveen protección y felicidad. Hoy, este Artículo tratará sobre los que se preocupan:
La palabra ‘Preocupación’ que aparece en la transliteración Griega es la palabra “Merimna”, que está relacionada con el afán y la ansiedad. Si buscamos una definición de preocupación, encontraremos que es: “un estado de desasosiego, inquietud o temor producido ante una situación difícil, un problema, etc”. Así que Jesús nos advirtió que si nos dedicamos a preocuparnos por las necesidades que se nos presentan en el mundo, no vamos a permitir que la Palabra produzca fruto en nosotros.
Jesús nos enseñó que las necesidades del mundo sólo son añadiduras que llegarán a nuestra vida (Mateo 6:33), no porque nos llegarán en pequeñísimas porciones, sino porque lo que se atesora a nivel espiritual, cuando nos enfocamos en los tesoros del Cielo, es tan inmensamente superior frente a lo natural, que sólo se puede definir como añadidura. Debemos entender que Jesús vino a revelarnos al Padre, y no sólo como Su Padre, sino que vino para adoptarnos por medio de Su Sangre, para que nosotros experimentemos a Dios como nuestro Padre, y un Padre que se ocupa de nuestro bienestar.
Jesús nunca estuvo en angustia antes de entregar Su vida por la Salvación de todos nosotros. Él siempre estuvo en paz y confió en la provisión de Su Padre, y si algo le faltó, no fue porque el Padre se lo negó, sino porque Él voluntariamente estaba haciendo un intercambio divino, como por ejemplo: haciéndose pobre, para enriquecernos, o angustiado en el Getsemaní para librarnos de la angustia de la condenación Eterna. De resto, podía dormir tranquilo en una barca azotada por feroces olas en medio de una tormenta, enfrentar las tentaciones del mismo Satanás que había tomado la posición que le había pertenecido al primer Adán, enfrentarse a una legión de demonios que operaban a través de un gadareno y cargar con la responsabilidad de dar de comer a las multitudes que le seguían.
La preocupación no puede ser normal en nuestra vida, no es bueno ni para nuestra Alma ni para nuestro cuerpo. Incluso, los estudios científicos demuestran cómo las personas que permanecen en un estado constante de preocupación pueden llegar a padecer: “supresión del sistema inmune, desordenes digestivos, tensión muscular intensa, pérdida de memoria a corto plazo, enfermedad coronaria prematura, infarto de miocardio, entre otros síntomas mentales y físicos”.
Ahora, quiero que veamos una tabla que publicó un capellán militar donde mostraba varias categorías de los motivos por los cuales las personas lo consultaron durante sus años de servicio. Estas fueron las categorías:
PREOCUPACIONES | PORCENTAJE |
POR COSAS QUE NUNCA SUCEDIERON | 40 % |
POR DECISIONES PASADAS, QUE NO SE PODÍAN CAMBIAR | 30 % |
POR ENFERMEDADES QUE JAMÁS SUCEDIERON | 12 % |
POR HIJOS ADULTOS Y AMIGOS (QUE PUEDEN CUIDARSE SOLOS) | 10 % |
POR PROBLEMAS REALES | 8 % |
Si analizamos esta tabla, nos damos cuenta que la mayoría de preocupaciones están basadas en temores infundidos por malas imaginaciones de lo que podría suceder en el futuro. Esta tabla nos está demostrando que la preocupación está directamente relacionada con la incredulidad a Dios y a Su Palabra respecto a nuestro futuro. Pero Dios nos ha confirmado cuál es el futuro que nos espera si confiamos en Él:
3 JUAN 1:2 (RVR) “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”
JEREMÍAS 29:11 (NBLA) “Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes”, declara el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza”
EFESIOS 2:10 (RVR) “ Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas”
2 PEDRO 1:3-4 (RVR) “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia”
Sin embargo, somos tentados a contemplar la preocupación. Y el problema no es en sí que se nos cruce un pensamiento de preocupación, el problema es contemplarlo. Un psicólogo lo explicó de una forma muy didáctica ante un grupo; él levantó un vaso y preguntó a los presentes: “¿Cuánto pesa este vaso?”. Las personas se sorprendieron porque esperaban la típica pregunta de si el vaso estaba medio lleno o medio vacío, por lo que todos quedaron por un tiempo en silencio, hasta que algunos empezaron a lanzar respuestas del posible peso del vaso.
Luego de escuchar las respuestas, el psicólogo respondió: “El peso absoluto no es importante, el peso va a depender del tiempo que lo sostenga. Si lo sostengo un minuto no hay problema, pero si lo tengo una hora en la mano me dolerá el brazo, y si lo hago por un día entero, mi brazo quedará paralizado y mi espalda y muchos otros músculos estarán doloridos. El peso del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más difícil de soportar se vuelve”.
Las tinieblas saben que si atacan nuestros pensamientos y nos vencen en ese campo de batalla al mantenernos enfocados en la preocupación, podrán frenar nuestro futuro, porque nuestras declaraciones van a alinearse a cómo nos vemos, y si logran que nos veamos de acuerdo a nuestras preocupaciones, nos mantendrán sin fruto en lo que la Palabra de Dios testifica de nosotros.
En las Escrituras encontramos un hombre que mantenía altamente preocupado por el futuro, él tenía una constante expectativa de mal; me refiero a Job, quien reconoció que su estado penoso había sido producto de su constante preocupación y declaración de temor.
JOB 3:25 (NVI) “Lo que más temía me sobrevino; lo que más me asustaba me sucedió. No encuentro paz ni sosiego; no hallo reposo, sino solo agitación”
La preocupación sólo muestra nuestra incredulidad a la Provisión de Dios. La podemos disfrazar con todas las palabras que se nos ocurran, pero en realidad el estar preocupados es la demostración de nuestra falta de confianza en el poder de Dios y Su buena voluntad para nosotros.
En esta parte vimos entonces los riesgos que corremos al estar sumergidos en la preocupación. En el Artículo de la próxima semana veremos qué nos dice la Palabra que debemos hacer, si se nos cruza un pensamiento de preocupación que quiere hacer nido en nuestras mentes.
Excelente enseñanza llegó en el momento que lo necesitaba Dios sabe cómo y cuando hablarle a uno es una bendición pastor está palabra para mí vida hoy muchísimas gracias
Que excelente palabra, gracias pastor
Muchísimas gracias pastor Rafael, cuanto nos ayuda la enseñanza. Bendiciones desde la India.
Excelente enseñanza, pastor Lemes
Muchas gracias
Muchas gracias Pastor por esta enseñanza. Súper atenta a la segunda parte.
Buenos días Pastor muchas gracias por la enseñanza bendiciones.
Muchísimas gracias pastor Rafael, cuanto nos ayuda la enseñanza. Bendiciones desde la India.
Buenos días Pastor muchas gracias por la enseñanza bendiciones.