Las deudas, un tema difícil de abordar en una sociedad donde en su gran mayoría se acostumbra a vivir de deuda en deuda, donde una persona se alegra porque salió aprobado su perfil para iniciar un historial crediticio en alguna entidad bancaria o comercial, o donde una persona se siente bien al alardear de la cantidad de cupo que tiene en su tarjeta de crédito. Unos llaman a la deuda oportunidad, otros la única forma de lograr algo, otros incluso bendición de Dios, yo en realidad la llamo como Dios la llama en su Palabra: maldición.
Cuando Dios estaba dando a conocer Su Pacto con los Israelitas, por medio de Moisés, les dio una lista de bendiciones que les vendrían a causa de la obediencia que mostraran a Su Palabra, sin embargo, les advirtió que si por el contrario desobedecían, les alcanzarían una lista de maldiciones donde incluía la deuda, veamos:
DEUTERONOMIO 28:44 (NVI)
“Ellos serán tus acreedores, y tú serás su deudor. Ellos irán a la cabeza, y tú quedarás rezagado”
Antes de continuar, quiero dejar claro que Dios no nos maldice de ninguna forma, Efesios 1:3 nos dice que nosotros los hijos de Dios hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, sin embargo, si nosotros acudimos a la deuda estamos voluntariamente abriéndole la puerta a la manifestación de una maldición en nuestra vida.
Tal vez digas: “Pastor, pero es que Gálatas 3:13 dice que Cristo nos redimió de la maldición la Ley, y esas maldiciones hacían parte de la Ley”. Bien, entonces veamos un versículo del Nuevo Testamento todavía más específico frente a las deudas:
ROMANOS 13:8 (RVR)
“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley”
¿Qué parte de no deberle nada a nadie no entendemos? Considero que es muy claro, no obstante, déjame darte una lista de 5 razones por las que acudir a la deuda nunca es una buena decisión:
- Voluntariamente desobedeces a la Voluntad de Dios: Si la Palabra dice que no le debamos nada a nadie (Romanos 13:8) quiere decir que no es simplemente una sugerencia de Dios para nosotros, es una demanda, y si cada día queremos caminar sometidos a la Voluntad de Dios debemos alinearnos a lo que dice la Palabra en cuanto a qué hacer y qué no hacer.
- Pagas dos o tres veces más de lo que realmente vale el producto: Esta comprobado que a pesar de que una entidad te ofrezca la tasa de interés más baja del mercado, terminarás pagando el producto al doble o al triple del precio que estaba de contado.
- Pierdes la paz que te proporciona el vivir libre de deudas: Una persona que vive libre de deudas puede dormir tranquila de que al otro día nadie va irrumpir su tranquilidad con cobros de intereses excesivos y posibilidades de embargo.
- No puedes apoyar financieramente a un mayor nivel el avance de la obra del Evangelio: Para apoyar a la extensión del Evangelio se necesitan finanzas, sin embargo, una persona que está llena de deudas se ve siempre limitada por sus deudas, ya que lo más prudente es pagar pronto a sus acreedores.
- Una deuda lleva a otra deuda, y se va formando una cadena de deudas: Una deuda nunca pasa de deudita a deudota, una deuda es una deuda, y el problema es que como las primeras veces que se experimenta con la deuda se ve como tan insignificante, esta lleva a la otra, y la otra a la otra, y luego necesitas prestar más dinero para cubrir la otra deuda que te alcanzó, y todo se te sale de las manos porque se ha convertido en una cadena de deudas.
Tendría más razones por las que podría aconsejarte nunca acudir a la deuda, no obstante, espero que reflexiones frente a este problema que ha invadido como cáncer al mundo, y puedas decidirte a ser una de esas personas que tienen como prioridad vivir libre de deudas. Créeme, ¡sí se puede ser libre de deudas! Te espero en mi próximo Artículo.
Gracias Pastor 🙏.
Libres de deudas. AMÉN…
Gracias Pastor, Bendiciones.
Buenos días Pastor muchas gracias bendiciones.
Las deudas son maldiciones y no se puede avanzar ! La Palabra de Dios es clara al respecto.
Gracias pastor Rafael !