«Una lechera llevaba en la cabeza un cubo de leche recién ordeñada y caminaba hacia su casa soñando despierta. “Como esta leche es muy buena”, se decía, “dará mucha nata. Batiré muy bien la nata hasta que se convierta en una mantequilla blanca y sabrosa, que me pagarán muy bien en el mercado. Con el dinero, me compraré un canasto de huevos y, en cuatro días, tendré la granja llena de pollitos, que se pasarán el verano piando en el corral. Cuando empiecen a crecer, los venderé a buen precio, y con el dinero que saque me compraré un vestido nuevo de color verde, con tiras bordadas y un gran lazo en la cintura. Cuando lo vean, todas las chicas del pueblo tendrán envidia. Me lo pondré el día de la fiesta mayor, y seguro que el hijo del molinero querrá bailar conmigo al verme tan guapa. Pero no voy a decirle que sí de buenas a primeras. Esperaré a que me lo pida varias veces, y al principio le diré que no con la cabeza. Eso es, le diré que no: “¡así!”
La lechera comenzó a menear la cabeza para decir que no, y entonces el cubo de leche cayó al suelo, y la tierra se tiñó de blanco. Así que la lechera se quedó sin nada: sin vestido, sin pollitos, sin huevos, sin mantequilla, sin nata y, sobre todo, sin leche: sin la blanca leche que le había incitado a soñar».
El cuento de ‘La lechera’ fue escrito por el fabulista Griego Esopo, es una historia de ficción que describe el comportamiento de muchas personas, que no es para nada de ficción.
Quizás todo este rollo de deudas en tu vida empezó como ‘La Lechera’: “Entonces con el sueldo que me llega al final de este mes, aprovecho esta oferta que dice sólo por hoy, ¡es una verdadera ganga! Lo del arriendo no me preocupo, igual tengo 5 días hábiles para pagarlo, mientras tanto le pido a mi familiar que me preste, ah, y lo del recibo del agua que debo pagar mañana no me preocupa, ya que mejor lo pago doble el otro mes con la prima que no demora en llegarme, y aprovecho para pagar 3 cuotas al gota a gota que ya me tiene cansado de su cobradera”.
¿Te parece que eso sea vivir una vida en abundancia? Primero que todo quiero decirte que mi intención no es juzgarte, para nada, lo que quiero es hacerte ver qué te llevó a vivir atrapado por las deudas y cómo puedes salir de ellas.
Si analizamos el por qué la mayoría de personas terminan siendo presa fácil de las deudas y ahora son conocidos por el sistema financiero como el Deudor Moroso, se debe a que nunca le dieron importancia a un principio fundamental en las finanzas: El Presupuesto.
Pocas personas conocen qué significa manejar un presupuesto. Inclusive muchas personas no se quieren tomar el tiempo de pensar en ello porque consideran que de esta forma no le están creyendo a Dios, pero en realidad fue el mismo Jesús el que mencionó la importancia de los presupuestos y las consecuencias de no hacerlos:
LUCAS 14:28-30 (RVR)
“Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar”
Los Pastores Creflo y Taffi Dollar, en su libro que habla acerca de la familia exitosa, mencionan: «Un presupuesto te ayudará a “contabilizar los costos”, para ver si puedes comprar, o no, las cosas que quieres. Esto no tiene nada que ver con la cantidad de dinero que ganas. Simplemente te muestra la cantidad con la que puedes contar, y te hace saber cuáles son tus egresos al crear una lista de tus gastos cada mes… Está bien que te des tus gustos de vez en cuando —pero mantente dentro de tu presupuesto—».
Tener un presupuesto es tener un plan para cumplir las metas que tienes, Dios no te da el dinero físico bajándolo en un maletín directamente desde el Cielo, no, lo que sí hace es que Él te da el poder para hacer las riquezas (Deuteronomio 8:18); es Dios el que te va a mostrar cómo con Su poder puedes generar riquezas, y no sólo eso, sino cómo administrarlas de forma correcta y sabia. Es allí donde entra el presupuesto. Con el presupuesto puedes saber con qué cuentas en el momento y qué límite tienes para hacer compras inteligentes.
Si estás decidido a ser libre de deudas, me gustaría que te sentaras en tu casa con tu esposa (si eres casado) con un cuaderno, tus facturas por pagar y una calculadora, y que empieces a liderar esta reunión de negocios familiar, donde juntos puedan saber con qué cuentan, qué bienes les pertenece, qué sueldo reciben, qué cuentas tienen por pagar, qué acuerdos de pagos tienen y con qué sueñan en el futuro. Todo eso descríbanlo detalladamente, para que juntos tengan un presupuesto y límite de gastos para cada movimiento financiero que quieran hacer. La Palabra dice en Proverbios 21:5:
“Los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, Pero todo el que se apresura, ciertamente llega a la pobreza” (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy [NBLH]).
No sigas apresurado con tu vida sin ser diligente con los presupuestos. Te lo aseguro, que si empiezas con puntos tan básicos como estos, verás grandes cambios. Si tomas en serio esto, cuando veas avisos como: “¡Ganga! ¡Sólo por hoy cómprelo a…! ¡Le regalamos…!” Lo próximo que dirás será: “¿Lo necesito de verdad? ¿Está dentro de mi presupuesto? ¿Qué dice mi plan de negocios familiar?”. Y eso hará una gran diferencia.
Está claro que por medio de estos pequeños Artículos me quedo corto para explicarte más a fondo sobre cómo hacer un presupuesto y otros principios financieros, es por eso que en nuestra Iglesia ofrecemos Seminarios de Finanzas para nuestros miembros, donde explicamos con más detalle el camino hacia la libertad financiera. Espero que puedas inscribirte en la próxima convocatoria.
Bendito Dios gracias bendiciones 🙏
Mi esposo y yo hemos aprendido bastante gracias pastor
Gracias pastor excelente
AMÉN. Gracias Pastor. Un gran ejemplo a seguir. 👏 Dios está contigo.
Bendiciones. Un fuerte 💪 abrazo…