En el tiempo en el que la nación de Israel se dividió en 2, el reino del Norte (que siguió llamándose Israel) y el reino del Sur (que se llamó Judá), Roboam, hijo de Salomón, continuó siendo rey sobre Judá, pero en Israel Jeroboam había sido elegido como rey (1 Reyes 12:20).

Jeroboam sabía que Dios le había prometido a David la continuidad de su linaje en el trono, y él no venía de ese linaje, por lo que para evitar que las 10 tribus que conformaban el reino del Norte se arrepintieran de haberse dividido y lo expulsaran, se ideó el plan macabro de hacer una copia ‘hechiza’ de la verdadera adoración a Dios: hizo dos becerros de oro y los ubicó en los dos extremos de su reino presentándolos como los nuevos dioses a adorar, consagró santuarios y sacerdotes para adorar a los falsos dioses e instituyó fiestas “santas” para rendirles tributo.

Es impresionante la degradación espiritual en la que estaba el reino del Norte. Sólo les bastó el absurdo argumento que les dio el rey Jeroboam para desechar la adoración al único Dios verdadero: “Para ustedes es muy complicado ir hasta Jerusalén a adorar. Miren, israelitas, ¡estos son los dioses que los sacaron de Egipto!” (1 Reyes 12:28 [NTV]). La Palabra no nos dice que las tribus del reino del Norte se alarmaran ante esta blasfema invitación, por el contrario, la gente viajaba a adorar al becerro en Dan.

Por lo tanto, Dios le habló a un hombre que vivía en Judá para que fuera a Israel a declarar juicio sobre Jeroboam y su reino corrupto, con órdenes muy precisas de qué hacer, qué no hacer, qué decir y cómo retirarse de allí:

1 REYES 13: 9 (NTV) “…No comas ni bebas nada mientras estés allí y no regreses a Judá por el mismo camino”

Dios respaldó con señales y prodigios Su Palabra y al hombre que envió para declarar Su mensaje. La narración que nos da el Espíritu Santo sobre este momento de confrontación entre el hombre de Dios y Jeroboam es impresionante:

1 REYES 13:2 (NTV) “… por mandato del Señor, el hombre de Dios gritó: «¡Oh altar, altar! Esto dice el Señor: «En la dinastía de David nacerá un niño llamado Josías, quien sacrificará sobre ti a los sacerdotes de los santuarios paganos que vienen aquí a quemar incienso, y sobre ti se quemarán huesos humanos»”

Jeroboam trató de atacar al hombre de Dios de dos maneras diferentes, pero no pudo ejecutar sus planes; trató de capturarlo, pero quedó con su mano paralizada (1 Reyes 13:4), y trató de sobornarlo, pero no pudo lograr seducir al hombre que permanecía firme y fiel (1 Reyes 13:7), recordando las Palabras que había escuchado de Dios (1 Reyes 13:9).

La Palabra nos dice que este hombre obedeció a Dios al salir hacia su casa por otro camino (1 Reyes 13:10); sin embargo, si seguimos leyendo todo el capítulo 13 de Primera de Reyes nos encontramos un impactante versículo que sin contexto parecería inexplicable:

1 REYES 13:24 (NTV) “y el hombre de Dios siguió su camino. Mientras viajaba, le salió al paso un león y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, y tanto el burro como el león estaban junto al cadáver”

¿Cómo? ¿Pero por qué moriría de forma tan absurda un hombre que había sido usado por Dios de forma tan impresionante? ¿No estaba este hombre obedeciendo a Dios al salir por otro camino hacia su casa? Es aquí donde quiero que hagamos una pausa para extraer varias enseñanzas para nuestra vida. Ya que este hombre tuvo ese terrible final por culpa de 2 graves errores que cometió:

1. SE CANSÓ DE OBEDECER:

1 REYES 13:14 (NTV) “Entonces salió cabalgando en busca del hombre de Dios y lo encontró sentado debajo de un árbol grande”

Un profeta anciano de Israel, como lo identifica la Palabra, salió a buscar al hombre de Dios para engañarlo. No le fue difícil encontrarlo, ya que este se encontraba descansando debajo de un árbol. Lo cual nos deja una gran enseñanza: nunca un cristiano puede permitirse darse las mal llamadas “vacaciones espirituales”. He recibido en consejería a muchos cristianos que me dicen: “Pastor, yo no sé por qué caí en este pecado tan vergonzoso, si yo era un cristiano muy fiel y comprometido con Dios”, pero sólo basta con preguntarles cómo están sus tiempos de oración, lectura de la Palabra y asistencia a la Iglesia, para darme cuenta del patrón que se repite, y es que creyeron que no pasaría nada si se daban unas pequeñas “vacaciones espirituales”. ¡Eso no existe para el cristiano! ¡Es peligroso! Siempre les he dicho que los tiempos de paz son para prepararnos para la guerra; por lo tanto, no podemos pensar que si todo está bien en nuestra vida, podemos bajar la guardia y tomarnos un tiempo para dejar nuestra vida de Devoción a Dios, con la engañosa promesa de retomar prontamente. La obediencia incompleta es desobediencia. Este hombre de 1 Reyes 13 ya había logrado ver el respaldo de Dios al enfrentar al perverso Jeroboam, pero se relajó camino hacia su casa, decidió que podía sentarse un momento bajo un árbol, y este primer error preparó el camino para el siguiente error que veremos a continuación.

• CREYÓ QUE DIOS HABÍA CAMBIADO SU PALABRA:

1 REYES 13:18-19 (RVR) “Y el otro le dijo, mintiéndole: Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por palabra de Jehová, diciendo: Tráele contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua. Entonces volvió con él, y comió pan en su casa, y bebió agua”

El verdadero hombre de Dios bajó la guardia a tal punto que creyó que Dios había cambiado de parecer en Su instrucción. A pesar de que este hombre había escuchado claramente la voz de Dios con las instrucciones de abandonar Israel sin hacer ninguna parada, ni para comer, beber o descansar, le dio más peso a lo que alguien más le decía que venía de parte de Dios. Al contrario del hombre de Dios pararse firme y reconocer que no tenía lógica tal contradicción de palabras, se dejó llevar por palabras sutiles y sus deseos carnales que pedían ser saciados. Por lo tanto, Dios tuvo que quitar su protección sobre este hombre y terminó en un trágico final.

La Palabra Profética más segura siempre es la Palabra de Dios, todo aquello que ponga en duda o contradiga la Palabra debe ser rechazado inmediatamente. No importa si el que trata de llevarnos al error tiene un cargo importante o se ha destacado por sus mensajes correctos; en el momento en el que diga algo que contradiga la Palabra debe ser rechazado su mensaje, porque no está hablando de parte de Dios en ese momento, ya que Dios NUNCA CAMBIA O EDITA SU PALABRA. Podemos confiar en Dios por su inmutabilidad, basamos nuestra vida precisamente en la fidelidad de Su Palabra, por lo tanto, conociendo esa grandiosa cualidad de Dios, no podemos permitir ser engañados por doctrinas  o ideologías contrarias a la Palabra.

Así que, como cristianos, no podemos pensar que si Dios dice en Su Palabra que aborrece el aborto y homosexualismo, pero que como esas palabras fueron dichas miles de años antes, ahora Dios quizás cambió de opinión. Por el contrario, en el momento en el que alguien, incluso cristiano, o incluso una alta autoridad eclesiástica, venga a decir que Dios editó Su Palabra y cambió de parecer, y que como estamos en este tiempo de modernidad y globalismo, que pues Dios no quiere que nos odiemos y por lo tanto abracemos el homosexualismo y aborto como algo bueno; debemos confrontar esa mentira diabólica con la verdad y pararnos firmes en la inmutabilidad de Dios. Nosotros somos los que nos amoldamos a la Palabra, no es la Palabra de Dios la que se amolda a nuestros tiempos y deseos.

Dios nos quiere proteger siempre, pero muchas veces vienen consecuencias malas por causa de la obediencia a medias, que en realidad es desobediencia completa. ¡Cuidado!