Celebrar la Navidad es maravilloso. Es una de las celebraciones que más disfruto en familia. Como Pastores, Morena y yo, siempre motivamos a nuestros miembros a que puedan celebrar con libertad el Nacimiento de Jesús, el regalo del Padre, que descendió para sacarnos de la oscuridad de las tinieblas a Su luz admirable.

Cuando llegamos a Colombia, nos dimos cuenta de cómo por muchos años las personas fueron atemorizadas respecto a celebrar la Navidad, haciéndoles creer que Dios las condenaba si ponían en sus casas una representación del Nacimiento de Jesús, armaban un árbol con todo tipo de decoraciones luminosas y decoraban sus casas con colores llamativos. Así que como el conocimiento de la verdad es la única fórmula para ser libres, nos enfocamos en traer enseñanza de la Palabra que quitara todo temor respecto a la Navidad.

Cada fin de año decoramos nuestra Iglesia, cantamos villancicos y gritamos a una sola voz: ¡FELIZ NAVIDAD! Si bien Jesucristo no nació la noche del 24 de Diciembre; en esta fecha, millones de personas recuerdan la verdad de que Jesucristo, Hijo de Dios, se manifestó en el mundo como un delicado y tierno bebé, para gozo de las naciones.

Ahora, hay una tradición que perdura en los hogares, y es el que en esta fecha se suelen entregar regalos unos a otros. Así que se pueden ver todos los 24 de Diciembre a muchas personas llenando de regalos los árboles de Navidad con las famosas tarjetas de: .., para: .., esperando el momento para entregarlo a la persona que lo abrirá con alegría. Eso está muy bien. Dar un regalo de forma desinteresada es una de las mejores sensaciones que se pueden tener, al ver que la otra persona sonríe mientras lo abre. Sin embargo, debes tener cuidado en no desenfocarte de lo que realmente debe representar la Navidad.

La Navidad no son los regalos, la Navidad no son los adornos; la Navidad es la celebración del Nacimiento de Jesús, porque Su Nacimiento partió la historia de la humanidad en dos (2). Sin embargo, no significa que no podamos proponer actividades dentro de la celebración, como por ejemplo: una reunión de varias familias alrededor de una cena con todo tipo de comidas, o una noche de cánticos de villancicos, o una entrega de regalos. Estas son simplemente actividades, no son el motivo de la Navidad.

Hago énfasis en este punto, porque en esta temporada la gente está corriendo de aquí para allá en los centros comerciales, comprando todo tipo de regalos y animándose a comprar todo tipo de falsas promociones, o incluso cayendo en deudas con mensajes llamativos: “Compre ahora y pague en 2 meses”, con la única motivación de: “No puedo ser la única persona que no dé regalos un Diciembre”, “Mi hijo no puede ser el único niño de mi barrio que no tenga regalos”.

¡Para ahí! ¡Haz un alto ya! No pierdas el enfoque. Tu valor y el de tu familia no son dados por lo mucho que gastes en regalos. Si es tu deseo el darle a tu hijo esa bicicleta que él tanto a pedido, entonces, sé responsable y haz un plan de libertad de deudas y un presupuesto para contar con un plan de ahorro, y poder comprar esa bicicleta que quieres darle a tu hijo. Pero no permitas que la ansiedad te lleve a cometer locuras, como pagar hasta 4 veces el valor de una bicicleta, sólo porque hay que salir el 25 de Diciembre a aparentar con algo que ni siquiera has pagado.

PROVERBIOS 22:7 (NVI) “los deudores son esclavos de sus acreedores”

Las deudas son una maldición. La Palabra es clara en que cuando una persona adquiere una deuda se está poniendo en la posición de esclavo de aquel al que le debe. Al momento de pasar una tarjeta de crédito con promesa de pago a 48 meses, o firmar un acuerdo de pago de deuda en una tienda, puede parecer que se ha solucionado un problema urgente, y que al ver la felicidad de aquel que recibe el regalo puede parecer que valió la pena el sacrificio, pero la verdad es que:

1. Estás desobedeciendo a la voz de Dios.
2. Estás poniéndote en la posición de esclavo ante el acreedor.
3. Estás exponiéndote a la angustia por asumir una cuota mensual.
4. Estás pagando hasta 4 veces el valor de un producto, sólo por no pasar por un método de ahorro.
5. Le estás enseñando a tus hijos que las deudas son la única forma de obtener algo.
6. Estás desenfocándote y desenfocando a tu familia sobre lo que realmente significa la Navidad.

No perseveres en la deuda, haz un alto y arrepiéntete de ese sistema maldito que te quita la paz. Deja el egocentrismo que te lleva a pensar: “Qué dirán de mí”, “Mis hijos qué pensarán de mí como padre”, “¡Qué vergüenza, seré la única persona sin estrenar!”. Esos pensamientos son sólo manifestaciones del egocentrismo. Por eso debes darle valor a lo que realmente es importante: Reúnete en familia, mira los recursos que tienes para celebrar Navidad, pídele a Dios que te dé creatividad para la celebración que harás en esa fecha del 24.

Si sólo cuentas con un paquete de galletas y chocolate, entonces, ¡ni una deuda más! Preparas ese chocolate y pones en una bandeja las galletas, y alrededor de la mesa le cuentas a tus hijos lo que sucedió aquella noche en que Jesús nació, la estrella guió a los magos del oriente, y los pastores vieron a los Ángeles anunciar la paz entre Dios y los hombres a través del Hijo de Dios.

Debes proponer en tu corazón pasar una Navidad sin deudas. Celebra el verdadero sentido de la Navidad, la recordación del Nacimiento de Jesucristo.