Iglesia Palabra Pura

JUAN 1:17 (RVR) “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”

Dios a través de Moisés trajo la Ley, pero esta no fue dada para salvar al ser humano. Aunque ciertamente la Ley es perfecta (Salmos 119:7), Su perfección exige el cumplimiento total de todos Sus mandamientos para declarar a alguien justo, y es tan imparcial, que ni siquiera toma en cuenta qué tan buena intención tiene una persona para tratar de cumplirla, por lo que si alguien rompe un punto de la Ley, es declarado inmediatamente culpable, como si estuviera rompiendo todos Sus puntos:

SANTIAGO 2:10 (NBV) “El que obedece toda la ley pero falla en un solo punto, es culpable de haberla desobedecido toda”

¿Entonces con qué propósito Dios envió la Ley a través de Moisés? Romanos 5 nos dice por qué:

“Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” (Vs 20-21).

Si no se leen correctamente estos versículos, podrían llegar a la falsa conclusión de que Dios se complace con el pecado para mostrar Su Gracia, pero esto no es lo que significa. Todos no nos volvimos pecadores porque pecamos; ya éramos pecadores por venir del Primer Adán, ya el pecado estaba en nuestra sangre, en nuestra naturaleza, sin embargo, para el ser humano  en sí no es fácil identificarse como pecador a menos que haya una prueba de que no llega al estándar perfecto.

Así que Dios lo que hizo con la Ley fue hacer lo que podría ilustrarse como hacer pasar a una persona corriendo delante de un toro. Un toro podría mantenerse echado en un prado al ver a una persona caminar sigilosamente por su lado, pero con seguridad no soportaría mantener echado si esa misma persona empieza a moverse rápidamente, esos movimientos bruscos provocarían que ese toro se levante furioso con la intención de embestir a la persona. Pero no fue que de repente el toro se volvió furioso, en realidad es su naturaleza, sólo que la persona que pasó por su lado sí dio en el punto exacto para desatar la furia interna del toro. Y eso fue lo que Dios hizo con la Ley; ya el pecado estaba dentro de todos los seres humanos, Dios lo que hizo fue enviar la Ley para confrontar al ser humano con su naturaleza de pecado, al exponerlo  y confrontarlo con su imposibilidad de ser 100% santo, justo y perfecto, y dejarlo sin salida para que se callara la boca de su propia justicia, porque no hay nadie justo, ni uno, nacido del primer Adán, por sus obras.

ROMANOS 3:19-20 (RVR) “Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”

Noten lo que dice al final del versículo 20 “porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”. No dice que por la Ley vino el pecado, sino que la Ley sacaba a la luz la gravedad del pecado que ya estaba.

¿Pero cómo exactamente venía el conocimiento del pecado? A través del juicio de maldición que venía al incumplir la Ley.

DEUTERONOMIO 28:15-16 (RVR) “Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás…”

Es claro que antes de la Ley de Moisés la maldición ya estaba en la tierra. Todos, a causa del pecado del Primer Adán, ya estábamos bajo la maldición. Pero Dios usó la Ley para traer el conocimiento del pecado, por ende, el estado de maldición, por lo que si alguien hacía bien recibía la protección y sobreabundancia de Dios, lo que se conoce como la Bendición; no obstante, si alguien faltaba a los puntos de la Ley experimentaba el juicio de maldición de Dios en una dimensión mayor para que el que estuviera bajo la Ley dijera: “Realmente esto es gravísimo, por hacer lo malo me vino esta pérdida,—esta enfermedad, esta tragedia— realmente el pecado es horrible, porque por más de que intento vivir en la Bendición de Dios con mi comportamiento, me es imposible cumplir todas las demandas de la Ley, necesito ayuda, algo está mal en mí”. ¡Ahí es donde Dios quería que llegara cada Judío que estaba bajo el Pacto de la Ley! Que llegara a proclamar su insuficiencia y pusieran su confianza en que pronto el Mesías prometido los libraría de ese estado y destino lamentable.

GÁLATAS 3:24 (TLA) “Antes de eso, la ley fue como una cárcel, donde estuvimos encerrados hasta que vimos que podíamos confiar en Cristo”

Si leen todo el Capítulo 28 de Deuteronomio, encontrarán que este se trata de la descripción de las Bendiciones y maldiciones del Pacto bajo la Ley. Pero lo más importante a destacar, es que de los 68 versículos que tiene este Capítulo, sólo 14 versículos hablan sobre las Bendiciones (Vs 1-14), lo que quiere decir que las maldiciones cuadriplicaban a las Bendiciones. La idea de Dios es que ellos se sintieran como en una cárcel, sin salida, esperanzados en que Dios enviara a alguien para librarlos de su lamentable estado. Es por eso que Dios aparte de la Ley enviaba a los Profetas para traer la esperanza de un Mesías.

Déjenme hago un pequeño paréntesis para argumentar lo que acabo de expresar sobre la Ley y los Profetas. ¿Recuerdan que cuando Jesús narró la historia del hombre rico y Lázaro, el rico pidió que Lázaro fuera a advertirles a sus familiares del terrible riesgo que corrían de ir al infierno? (Lucas 16:19-31) ¿Recuerdan lo que le contestó el Patriarca Abraham al rico que estaba en el infierno?

LUCAS 16:29 (NBLA) “Ellos tienen a Moisés y a los profetas; que los oigan a ellos”

¿Se han preguntado por qué no sólo dijo “a Moisés, o sea a la Ley, tienen”? Bueno, es muy simple, porque la Ley los dejaba sin salida, al acusarlos de su pecado, pero Dios se encargó de enviar otros Profetas que daban aliento de que vendría el Mesías Prometido que los libraría de llevar sobre sus hombros la carga del pecado, no sólo porque hacían lo malo, sino porque esa era su naturaleza, sólo por venir del Primer Adán.

Debemos entender que gracias a la Ley gran parte del pueblo de Israel pudo mantener, aunque confinado (encarcelado), bajo el temor de Dios, y así hacer posible que una joven Judía virgen pudiera ser escogida como la madre del niño Jesús, Hijo de Dios, prometido para Redimir la humanidad al cumplir toda la Ley y llevar sobre Sí mismo la condena del pecado y la maldición de la Ley. Pero la Ley no podía ni pudo lograr lo que sí logró Jesucristo, nuestro Redentor.

ROMANOS 8:3 (RVR) “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne”

La Ley no podía limpiar de pecado, la Ley sólo traía el conocimiento del pecado, pero  ¡Gloria a Dios! Jesucristo, nuestro Señor y Salvador, fue a la cruz de acuerdo a las Escrituras y cumplió con las exigencias de la Ley y las Profecías de los Profetas, obteniendo eterna Redención, es decir, pago eterno. Por lo que al ponernos bajo Cristo, no bajo la Ley, somos limpiados, declarados justos eternamente, y completamente librados de la maldición de la Ley porque Jesucristo nos redimió:

GÁLATAS 3:13-14 (RVR) “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”

Ahora, si recuerdan, les mencioné que las Bendiciones de Deuteronomio 28 eran 4 veces menores a las maldiciones. Pero vean lo que nos dice el Apóstol Pablo sobre las Bendiciones que hay sobre los nacidos de nuevo, los que estamos en Cristo:

EFESIOS 1:3 (RVR) “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo

La palabra todo en Griego o Hebreo sólo significa lo mismo: “Todo”, así que Dios, una vez más, nos muestra la superioridad de estar en Cristo y no bajo la Ley. Estamos Bendecidos en todas las áreas, y esta Bendición no depende de nuestro comportamiento, sino de la Gracia de Dios, incluso, la Palabra dice que es la misma Bendición que tuvo el patriarca Abraham (Gálatas 3:19). Por eso me gustaría hablar un poco sobre la Bendición de Abraham en el próximo Artículo, los espero.

5 comments on “EL PROPÓSITO DE LA LEY DE MOISÉS

    1. magnifico.muchas gracias pastor,que privilegio para nosotros tener acceso a la sabiduria que nuestro buen Dios le ha entregado a usted.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

SELECIONA TU MONEDA