Iglesia Palabra Pura
  • 23 agosto, 2024
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“DANIELA CANO ES COMPLETAMENTE LIBRE DEL CÁNCER DE SENO

Mi nombre es Daniela cano, nací y fui criada en un hogar con principios y valores cristianos. Sin embargo, a medida que cambiaba de Ciudad de residencia, esa enseñanza fuerte se fue diluyendo hasta que caí por muchos años en enseñanzas religiosas que me mantenían atada al temor de acercarme confiadamente al Trono de la Gracia.

Sólo fue hasta que conocí a la Pastora Adriana que pude soltar esas cadenas de la religión que no me permitían caminar en lo que Jesucristo ganó para mí. Ella me fue llevando en el conocimiento de la Palabra, y aunque al principio parecía un carrito viejo que retrocede más de lo que avanza, la enseñanza clara y sencilla logró lo que por años no había experimentado, pararme firme en mi autoridad como creyente de Jesucristo para darle un giro a mi vida de 180 grados.

Y es gracias a ese maravilloso cambio que hoy puedo testificarles de cómo me pude parar firme ante el cáncer y experimenté la victoria que ganó Jesucristo para mí:

Justo en el año 2020, cuando inició la plandemia, recibí el diagnóstico de que tenía: “cáncer de seno”. Así que, con total tranquilidad, les conté a mis Pastores, ellos oraron por mí, y yo creí inmediatamente que ese diagnóstico no era mi final, sino que ya era sana por las llagas de Jesús. Por lo que sin temor o duda inicié el tratamiento médico.

Nunca lloré durante el tratamiento, a excepción del día que vi a mi hijo llorar, por la preocupación que le generó una doctora, que le dijo frente a mí: “Si no empieza quimio ya, no llega a 15 días más”. Al ver las lágrimas de mi hijo, me conmoví y lloré, pero contrarresté esas palabras diciéndole: “Hey, el único que determina el número de mis días se llama Jesucristo, y aquí estoy, y aquí me quedo”; a lo que él dijo: “Amén”.  Así que mis dos hijos y yo estuvimos tranquilos, sin angustia.

Aunque los médicos me decían constantemente: “No le podemos dar falsas esperanzas”, yo decía: “Y a mí qué me importa que no me den esperanzas, a mí el que me dio la esperanza es Jesús, y es que yo no me voy a ir todavía, este no es mi momento, confío en el poder sanador de mi Señor”. Por lo que de ahí en adelante me metí en ese proceso de varias quimios, luego radio, luego más tratamientos y cirugía.

La gente me decía lo duro que le parecía todo el tratamiento, por los diversos síntomas incómodos y dolorosos que produce, pero yo les testifico que sólo sentí náuseas en la primera quimio, porque de ahí en adelante, cuando algo me iba a angustiar, yo decía: “Ah, diablo mentiroso”, y dormía tranquila, me levantaba, me bañaba y comía, en completa paz. Fue impresionante conocer el poder de Dios, Su sanidad, que ya está en nosotros.

Finalmente, después de la cirugía, me hicieron más exámenes, pero, aunque no encontraron más evidencias de cáncer, prefirieron los médicos decirme que aunque ya era libre, no era completamente libre, refiriéndose a que yo seguiría conectada de alguna manera para siempre al cáncer, porque este podía regresar.

Pero gracias a lo que me han enseñado mis Pastores respecto a la obra completa de Jesucristo, no recibí esas palabras de derrota, enfermedad y hasta muerte, y me paré firme incluso ante lo que mi cuerpo pudiera experimentar luego, como fue el caso de una alergia que se manifestó en mi cuerpo.

Debido a esa molesta alergia, solicité una cita médica, pero me la asignaron con un nuevo oncólogo, que sin mayor indagación sólo declaró: “No, eso hay que correrle, eso es cáncer de piel, te voy a remitir…”. Es decir, me tocaba nuevamente explicarle a este médico en qué Dios creo. Y aunque me pasó una orden de consulta para cáncer de piel, yo no sentí que debía tomarla, porque estaba completamente convencida de la sanidad que ya se había manifestado en mi cuerpo, y que era libre de cáncer, así que no fui a hacerme ningún examen para analizar la alergia, y esta simplemente desapareció.

A los tres meses regresé a un control con el mismo médico, y noté que no quería preguntarme acerca de la alergia, por lo que adrede le moví el brazo para que viera que no tenía ninguna alergia. El médico, al ver mi brazo, dijo: “Ah, ¿no tiene nada?”, y mi respuesta fue: “No, era una alergia, pero yo le ordené que se quitara en el Nombre de Jesús”.

Y de la misma manera he tenido que pararme firme en la Palabra ante otros diagnósticos de cáncer y secuelas de cáncer que han querido declarar sobre mí otros médicos, sin ellos tener una certeza; mas en mí sí tengo una certeza, pero de la sanidad completa de cáncer en mi cuerpo, y se lo he dicho a mi familia: “Yo sí sé por qué entró (el cáncer) y por qué se le abrió una puerta, pero en este momento estoy parada sobre la roca con el poder de la Palabra en mi boca”.

Actualmente, asisto a controles médicos con el propósito de ir referenciando la manifestación de sanidad que ya está en mí. Llevo 3 meses sin tomar un medicamento altamente agresivo que me estaba dificultando la movilidad, y me siento estupenda desde que dejé de tomarlo.

Yo no voy a retroceder ni un milímetro, voy a avanzar siempre en el conocimiento de la Palabra. Jesucristo nos lleva siempre en victoria, y he experimentado la victoria sobre el cáncer. Por eso les insto a que no duden, párense sobre la roca, que es Cristo, donde uno experimenta fuerza sobrenatural y hace cosas en fe que nunca pensó hacer antes. Nuestra fuerza sólo la vamos a encontrar en Cristo.

Dios es bueno todo el tiempo y mi vida lo ha experimentado cada día. Así que, hermanos, sigamos adelante. No dudemos. No dejemos de estudiar la Palabra. No dejemos de tener una relación maravillosa con nuestro gran Dios poderoso. Le doy infinitas gracias al Señor por Su Palabra, por la enseñanza de los Pastores Rafael y Adriana Lemes. Estamos bendecidos con la Palabra no diluida, no adulterada, la Palabra Pura que ellos nos enseñan para vivir en victoria ante cualquier circunstancia.

3 comments on “TESTIMONIOS

    1. Toda la gloria para nuestro buen Dios! Felicitaciones Daniela, qué valiente, qué guerrera en medio de todo y fortalecida por Cristo.

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