MATEO 24:45-51 (LBLA)
“45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? 46 Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. 47 De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes. 48 Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: «Mi señor tardará»; 49 y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan, 50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe, 51 y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientes”
Hemos llegado a los versículos finales de este magnífico Capítulo (Mateo 24). Así que espero que cerremos esta Serie ¡con ‘broche de Oro’!
En los versículos que acabamos de leer vemos la parábola de los siervos, el fiel y el infiel. Estudiemos por partes esta parábola. Empecemos con los versículos del 45 al 47 (LBLA):
“45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente a quien su señor puso sobre los de su casa para que les diera la comida a su tiempo? 46 Dichoso aquel siervo a quien, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. 47 De cierto os digo que lo pondrá sobre todos sus bienes”
De una forma superficial ya podemos entender que Jesucristo en estos versículos sigue refiriéndose, como lo ha venido haciendo en los versículos anteriores, a Su Segunda Venida. Pero en estos versículos vemos otros detalles interesantes, como por ejemplo, que nos dicen que el creyente que pase del periodo de la Tribulación al Milenio, no solamente le será permitido entrar, sino que también recibirá una recompensa.
Ahora, profundizando un poco más, en vista de los tiempos que se están viviendo, es imperativo que el siervo esté listo para cuando venga el Señor. Es por eso que como lo vimos en el versículo 44 (en la PARTE 20), Jesús desvió la atención hacia nosotros para hablarnos de la importancia de estar preparados, y de una forma genial, desde el versículo 45, Jesús hace que nos identifiquemos con el siervo fiel. De tal manera que nos sintamos parte de la escena y comprendamos la importancia tanto de estar preparados, como de mantenernos fieles al Señor. Esta es una forma muy sutil, pero, también, muy persuasiva de que el lector (u oyente) piense en su posición y situación actual, como seguramente lo están haciendo cada uno de ustedes en esta parte final de la Serie.
Sin embargo, como lo hemos visto en otros versículos siempre encontramos el contraste entre el fiel y el infiel. Por un lado el siervo fiel siempre preparado y con gran expectativa, pero por otro lado el siervo infiel (malo) sigue su vida y su rutina sin importarle los tiempos que esté viviendo, como lo vimos en versículos anteriores donde Jesús hablaba de los tiempos de Noé, donde la gente seguía comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento; cosas que en realidad no son malas; pero lo grave del asunto es que el siervo infiel hace todas estas cosas sin prestar atención a lo que es realmente importante.
Ahora veamos los versículos 48 y 49 (LBLA):
“48 Pero si aquel siervo es malo, y dice en su corazón: «Mi señor tardará»; 49 y empieza a golpear a sus consiervos, y come y bebe con los que se emborrachan”
Creo que en estos versículos vemos de forma más clara el peligro que corren en común los siervos infieles (o malos). Pues vemos que el siervo infiel vive su vida considerando que como aún no ve al Señor regresar, entonces es por qué Él nunca lo hará. Este engaño lo lleva a pensar que puede esperar hasta el último momento para ponerse en la posición de recibir al Señor. Y todo lo hace sin comprender que esa falsa creencia, poco a poco, lo está llevando al borde del abismo, y, finalmente, a su propia destrucción. Porque sucederá como lo dicen los versículos 50 y 51 (LBLA), que son los últimos versículos que estudiaremos en esta Serie:
“50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no lo espera, y a una hora que no sabe, 51 y lo azotará severamente y le asignará un lugar con los hipócritas; allí será el llanto y el crujir de dientes”
Podemos ver de una forma directa que el Señor sí vendrá, aunque algunos siervos no se hayan preparado. Y sólo hay un lugar a donde ir: el Cielo o el Infierno. Porque cuando llegue ese momento que describe los versículos 50 y 51 no será el tiempo de rogar por Gracia y Misericordia; pues los tiempos de jugar a Dios y jugar con Dios han terminado; y las palabras: “dame una oportunidad más”, caerán al vacío del abismo.
Aunque la Iglesia no estará en la tierra en los tiempos de la Tribulación, no significa que estos versículos dejen de tener validez para nosotros hoy, pues su aplicación será tan válida para nosotros, como para los que estén en la tierra en ese terrible tiempo que la Palabra llama: “La Gran Tribulación”. Así que, nosotros, la Iglesia, que esperamos el Rapto, también debemos estar preparándonos para nuestro encuentro con nuestro Señor en el Cielo. No es momento de pensar que como no estaremos en la Tribulación, entonces podemos ignorar esta parábola de los siervos; por el contrario, esta parábola debe animarnos a prepararnos como siervos fieles, ¡porque el día de Salvación es HOY!
Gloria a Dios, bendita esperanza que tenemos en el rapto. Muchas gracias Pastor por esta maravillosa serie y todo lo que nos enseña 🙌🏻🙏🏻