UNA BACTERIA ME DEJÓ CON UNA COLOSTOMÍA POR 29 MESES, PERO DIOS ME DIO LA VICTORIA
Soy Leonardo Fabio Agudelo, miembro de Iglesia Palabra Pura. Quiero compartirles mi testimonio de Sanidad:
A principios del año 2022, mi cuerpo fue atacado con una bacteria bastante agresiva llamada “Fascitis Necrotizante”; esta bacteria, dicen los médicos, que se produce por el consumo de carne o verduras mal procesadas.
Los primeros síntomas que tuve fue un dolor fuerte en mi pierna derecha, que creí poder manejar, pero luego el dolor se extendió en mis glúteos. Para ese momento el dolor era tan insoportable que busqué rápidamente ingresar al hospital por urgencias, pensando que tenía hemorroides. Sin embargo, la clínica a la que estaba afiliado tenía un caos en su atención y pasaba el tiempo y no atendían mi caso, por lo que, desesperado por el dolor, pagué una atención particular.
El médico particular que me atendió me revisó, y me dijo con tono de alerta que me devolviera inmediatamente a la clínica de mi EPS porque era muy grave lo que me sucedía, requería cirugía urgentemente. Así que regresé rápidamente a la clínica que no recibía mi caso como urgente, y soporté el terrible dolor, por mucho tiempo, en el piso de la clínica, mientras me daban ingreso.
Cuando por fin me atendió el médico de urgencia, me vio tan mal que salió rápidamente a buscar 2 (dos) especialistas. Entre los especialistas empezaron a discutir qué hacer conmigo, pues uno decía que debían operarme rápidamente y el otro decía que debía indagar qué exactamente me estaba atacando, pues aún no tenían un diagnóstico claro. Ya que los especialistas no se ponían de acuerdo, el médico de urgencia les dijo: “No sé, pero hay que reaccionar rápido, porque lo que sucede en él es grande y es peligroso”.
Así que me empezaron a aplicar antibióticos y medicamentos, mientras permanecía en el suelo, porque la clínica era un caos total y no tenían dónde atenderme. Quiero expresarles que soy cristiano desde el año 2007, y he vivido situaciones donde he tenido que pasar por varias cirugías, pero esto que les estoy narrando fue una experiencia de dolor tan terrible, como nunca me había ocurrido, que incluso me mantuvo tirado en el suelo. Y confío en el Señor que nunca más volveré a experimentarlo. Gracias a Dios alguien al otro día me logró conseguir una camilla.
En el momento que me empezaron a aplicar medicamentos, empecé a botar un pus con un olor fétido. Ya que no me permitían acompañantes en la clínica, mi esposa lograba visitarme en las mañanas. Pero desde su primera visita le pedí que botara mi ropa, porque realmente lo que supuraba era de un olor nauseabundo. Así que mi esposa botó mi ropa y, ya que seguía botando pus por el recto, se le ocurrió la idea de ponerme pañales para descartarlos fácilmente.
Como al cuarto día de estar internado en la clínica, tomaron la decisión de operarme para rasparme los glúteos. Me ingresaron al quirófano con anestesia sólo para los miembros inferiores de mi cuerpo, por lo que pude escuchar cuando el doctor dijo: “Nadie entra, nadie sale, porque esto está contaminado”. Yo me sentí avergonzado porque realmente el olor que se percibía era fétido. En esa cirugía de raspado/corte, me quedaron huecos impresionantes en mis glúteos, pero sentí descanso.
Luego de la cirugía, continuaron haciéndome curaciones complicadas y aplicándome antibióticos, mientras recibía constantemente visitas de médicos de diferentes especialidades y me sometían a exámenes (de cáncer, de VHI, etc.) e indagaciones de incluso mi sexualidad, pero yo les respondí que soy cristiano, casado y guardo mi matrimonio en el nombre del Señor. Hasta que una doctora muy joven logró dar con el diagnóstico, “Fascitis Necrotizante”, que me lo resumió de esta forma: “A usted le dio una bacteria, que se convirtió en una gangrena, y se lo estaba comiendo por dentro, tuvieron que correrle porque si no esta bacteria lo iba a matar, se lo iba a comer por dentro”.
Yo empecé a declarar la Palabra del Señor, empecé a declarar que por las llagas de Jesucristo he recibido Sanidad y a alabar al Señor.
Luego, los médicos me presentaron la opción de realizarme una colostomía, que es un procedimiento quirúrgico que consiste en crear una abertura en la pared abdominal para que las heces salgan del cuerpo, y que así mi ano pudiera recuperarse. Al principio estuve indeciso, pero luego tomé la decisión de aceptar el procedimiento mientras seguía declarando la Palabra de sanidad, escuchando los audios y leyendo la Palabra.
Desde hace varios años trabajo con una empresa que vende repuestos para todo tipo de vehículos, y constantemente debo viajar para visitar a mis clientes, pero debido a lo que me sucedió con esa bacteria estuve cerca de 6 meses recuperándome en casa. En ese tiempo fui muy bendecido financieramente, nunca faltaron los recursos en mi hogar, y la empresa en la que laboro me ayudaron muchísimo. Aproveché el tiempo de recuperación en casa para leer, estudiar y prepararme, y me conectaba a los Servicios de la Iglesia de forma virtual.
Luego de los 6 meses, aún con la bolsa de la colostomía, regresé a la Iglesia y pedía que me ubicaran cerca al baño, porque me daba pena por la bolsa que cargaba. Siendo sincero, esa colostomía es algo realmente incómodo, en un principio me dijeron que tendría la colostomía 6 meses, pero llegué a tener esta bolsa 29 meses, por lo que una mañana, haciendo mi Devocional, empecé a declarar la Palabra y a cancelar toda obra de las tinieblas que estaba reteniendo mi recuperación, y noté como los procedimientos y autorizaciones que necesitaban se aceleraron para por fin programarme la cirugía de retiro de la colostomía.
Al acercarse la cirugía, el Pastor Rafael sacó su libro de Sanidad “Jesucristo También vino a Sanar”, yo lo leí y puedo decir que su contenido me ayudó a prepararme para la cirugía. Me afiancé en que la sanidad me pertenece como hijo de Dios y entré a la clínica con gozo y seguridad porque sabía que Dios me tenía en Sus manos.
La cirugía fue el 22 de Agosto de este año, duró varias horas, pero salí así como entré, con gozo y tranquilidad. Todo salió excelente. Luego de esa cirugía de retiro de colostomía, seguí leyendo el hermoso libro del Pastor Rafael Lemes y confesando que la sanidad ya estaba hecha en mí. También aproveché para compartirle de Jesucristo a otro paciente que estaba pasando por un momento crítico y a su hermana y no dudé en regalarles el libro de Sanidad del Pastor Rafael.
Al otro día, 23 de Agosto, el cirujano me visitó y me preguntó cómo me encontraba, y yo le respondí que me sentía muy bien. Él me empezó a tocar en el área de la cirugía, y me siguió haciendo preguntas de mi estado, pero noté que sus preguntas las hacía con cara de asombro, porque al parecer él no lograba entender cómo no sentía dolor. Él me apretaba la zona de la cirugía, pero yo le seguía diciendo que me sentía muy bien y que quería saber cuándo podía pararme de la camilla. El cirujano me dijo que debía quedarme 8 días para observar mi recuperación, y yo acepté seguir su recomendación de estar internado, pero tenía la convicción de que ya Dios me había dado la victoria y estaba completamente sano. Durante ese tiempo, me paré de la camilla, caminé, me bañé y comí sin ningún dolor o problema.
Les comparto este testimonio para alentar a todos los que hayan pasado o estén pasando por algún diagnóstico de enfermedad y recordarles que no debemos dudar de nuestro Dios, porque Su Palabra tiene poder, y Él nos ha dado Su sanidad. Les recomiendo mucho el libro del Pastor Rafael “Jesucristo También Vino a Sanar”, porque les va a dar claridad sobre la Sanidad como me la dio a mí. Bendigo a los Pastores Rafael y Adriana por su transparencia, por su amor a la enseñanza y por su esmero para vernos crecer.
Gloria a Dios ! 👏👏👏
Bendito sea el nombre de nuestro señor Jesucristo, que testimonio tan maravilloso!