
SANIDAD DE ARTRITIS REUMATOIDEA 2
Hace poco publicamos el Testimonio de Jessica Muñoz, una joven que testificó cómo Dios manifestó Sanidad sobre su cuerpo, luego de haber padecido por 4 años artritis reumatoide. Ella se apropió de la Herencia de Sanidad que Jesucristo ganó por nosotros y experimentó la victoria sobre la artritis reumatoide.
Esta enfermedad es también conocida como artritis degenerativa. Es considerada por la rama de la medicina como una enfermedad incurable que afecta las articulaciones con inflamación, rigidez, enrojecimiento, calor, hinchazón y deformidad ósea, entre otras afectaciones en las articulaciones y otros órganos del cuerpo. Sin embargo, no existe enfermedad incurable para Dios, y lo demostraremos una vez más, ya que hoy publicaremos otro testimonio de Sanidad de artritis reumatoide. Esta vez testifica Nancy Gómez Romero, que se congrega en nuestra Iglesia, junto a su hija, desde el año 2017.
“Hace 8 meses, comencé a sentir un dolor en una rodilla y un ardor al lado del tobillo izquierdo, además mi dedo índice izquierdo se quedó completamente rígido, al punto de que cualquier intento por doblarlo me producía un intenso dolor. El dolor era tan intenso en mi cuerpo, que al levantarme, apenas podía moverme; incluso bajar las escaleras era un desafío, ya que sentía la necesidad de arrastrarme. Luego de acudir a la EPS, me ordenaron varios exámenes. Los resultados dieron positivo para artritis reumatoide.
En la EPS me incluyeron en un programa para pacientes con artritis y me mandaron medicamentos por tres meses, con la orden de regresar luego de los tres meses para realizarme un seguimiento. Yo comencé a tomarme los medicamentos, pero me hicieron sentir muy mal; sentía taquicardia, náuseas y somnolencia. En ese momento, reafirmé mi fe y dije: “Primero Dios, después los médicos”. Por lo que decidí suspender los medicamentos después de un mes y no regresé al programa.
Me paré firme en rechazar la enfermedad, a pesar de que la medicina me decía que la artritis reumatoide era una enfermedad incurable. Tomaba la Santa Cena todos los días y asistí a todas las clases de la Escuela de Sanidad. Durante ese tiempo, el dolor desaparecía, pero volvía nuevamente, no obstante, yo seguía aferrada a que por las llagas de Jesús fui sanada. Además, me sentí guiada a consumir colágeno y productos naturales, (la fe envuelta en este proceso).
Yo estaba convencida que esa enfermedad no podía permanecer en mi cuerpo, sin importar lo que dijeran los médicos. Estaba convencida de que en los próximos exámenes confirmaría lo que ya había ocurrido en mí, pues de una manera progresiva, el dedo índice que estaba rígido, empezó a ceder hasta doblarse sin dolor, y los dolores en las articulaciones fueron disminuyendo hasta desaparecer.
Hace poco me realizaron nuevamente exámenes para revisar mi estado, y ¡Gloria a Dios! ¡Estoy completamente Sana! Hoy, para la gloria del Señor, no tengo ningún dolor. Mis rodillas y articulaciones están perfectamente bien, puedo caminar, hacer ejercicio y no siento ninguna molestia. Por las llagas de Jesús soy sana. ¡La gloria y la honra sean para Él! Dios es bueno todo el tiempo.
Que bendición ! 👏👏👏👏👏