Iglesia Palabra Pura
  • 14 febrero, 2025
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ISAAC, UN NIÑO CON UNA FE INQUEBRANTABLE

Soy Liliana Duque, junto a mi esposo y mi hijo somos miembros de Iglesia Palabra Pura, y desde el año pasado (2024) hago parte del grupo de servidores de la Iglesia. Tengo muchos testimonios para contarles, pero hoy quiero centrarme en dos de ellos, relacionados con mi hijo:

A principios del año 2020, a mi hijo, Isaac Nieto Duque, le recetaron unas gafas porque su ojo derecho presentaba una alta desviación. El niño miraba y literalmente se le desviaba el ojo. En el tiempo de la plandemia, empecé a conectarme a las Enseñanzas de Iglesia Palabra Pura por medio de las redes sociales, y cuando me di cuenta que la Iglesia estaba publicando un programa para niños, llamado “La Gran Aventura Kids”, empecé a conectar a mi hijo al programa, lo cual él hacía con mucho gusto. Ya era una costumbre en él, esperar la transmisión de La Gran Aventura Kids” donde aprendía de Jesús y Su Obra perfecta.

A principios de 2021, empecé a escuchar los Audios de Enseñanza de los Pastores Rafael y Adriana Lemes, y a aprender sobre la Sanidad, donde se nos enseña a hablarle con autoridad a la enfermedad y reclamar la sanidad en el nombre de Jesucristo. Justamente para ese tiempo me lastimé el talón, situación que me producía gran dolor, así que recordando lo que había aprendido, puse en acción mi fe y le ordené al dolor que saliera de mi pie, recibiendo al mismo tiempo la sanidad que Jesucristo ganó por mí. Rápidamente vi la victoria de sanidad, el dolor se fue y mi talón fue completamente sanado.

Mi hijo, que para ese tiempo tenía 7 años, al ver la manifestación de sanidad en mi cuerpo, dijo: “Pues yo me voy a quitar estas gafas, porque estoy cansado de estas gafas”  (que llevaba usando desde hace un año), luego, se quitó las gafas y empezó a hablarle a su ojo, ordenándole que se enderezara en el nombre de Jesús. Y siguió haciéndolo constantemente, sumado a declarar la Palabra y tomar la Santa Cena declarándose sano de su ojo.

Un año después, ya asistiendo presencial a Iglesia Palabra Pura, llevé a Isaac a un control médico por un diagnóstico de fallas en sus cornetes y adenoides, y el médico que lo atendió me dijo que el ojo de Isaac estaba bien, estaba sano, por lo que no necesitaba más usar las gafas. Lo que él no sabía es que un año atrás Isaac ya no las estaba usando. ¡Bendito Dios! ¡Mi hijo fue sanado de su ojo derecho!

Pero aquí no termina este maravilloso testimonio, Isaac no sólo creía que era sano de su ojo derecho, sino también de sus cornetes y adenoides, y así lo expresaba y actuaba. Declaraba: “Yo soy sano”, y si se sentía congestionado, me pedía que le pasara la Santa Cena y declaraba: “¿Sabes qué adenoides? Ustedes se tienen que desinflamar en el nombre de Jesús, porque yo soy sano por las llagas de Cristo”.

Yo vi a mi hijo con una fe fuerte, no se rendía pese a los síntomas que tuviera, él estaba completamente convencido de que ya era sano. Mi esposo al principio estaba preocupado respecto a los síntomas y cuidados, pero yo lo convencí de dejar que nuestro hijo se parara firme por su sanidad, y al mismo tiempo nosotros creyéramos porque así se manifestaría, como sucedió con su ojo.

¡En cuestión de dos o tres meses, empezamos a ver la manifestación de Sanidad! Las congestiones que eran comunes en mi hijo, desaparecieron, lo que antes era una alerta para mi esposo y para mí, como el dejarlo en la noche jugar con sus amiguitos o no entrarlo a casa apenas veíamos nubes anunciando una pronta lluvia, ya no eran una amenaza, los síntomas habían desaparecido, y por supuesto, no fue necesario el procedimiento médico del que tantos exámenes se le habían realizado.

Mi hijo ahora tiene 10 años, es un niño con una fe fuerte, una fe inquebrantable. Cree en lo que Jesús hizo por él en la cruz, y se apropia de la herencia de Sanidad que fue ganada para él. Como padres estamos muy agradecidos con Dios, no sólo porque también estamos firmes en que Jesús nos quiere sanos y Sus Promesas siempre se cumplen, sino porque además nos ha permitido ser inspirados por la fe de nuestro hijo.

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