Iglesia Palabra Pura
  • 17 febrero, 2025
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La semana pasada, inicié una corta Serie con el propósito de responder a un interrogante: ¿EXISTEN APÓSTOLES EN ESTE TIEMPO? Ya que hay gran confusión al respecto, y por ende, la mayoría de creyentes ha caído en el engaño de dos extremos:

EXTREMO A: Nadie es Apóstol en este tiempo, el último Apóstol fue Juan, a quien se le reveló Apocalipsis.

EXTREMO B: Se puede ser Apóstol sin señales, proceso y reconocimiento de una autoridad. Incluso si alguien sí tiene el llamado, antes de la separación al Apostolado, ya se puede llamar a sí mismo: “Soy el Apóstol…”.

Los dos son extremos que realmente han hecho mucho daño, por eso en honor a la verdad debemos darle un balance, y este lo encontramos en las Escrituras que nos muestra que existen cuatro categorías de Apóstoles, de las cuales hemos visto dos:

  1. EL APÓSTOL DE NUESTRA PROFESIÓN.

2)  LOS APÓSTOLES DEL CORDERO.

En el Artículo pasado expliqué con más detalle esas dos primeras categorías, por lo que avanzaremos en este Artículo a estudiar la tercera categoría de Apóstoles:

3) LOS APÓSTOLES DEL FUNDAMENTO:

EFESIOS 2:20 (RVC) “y están edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, cuya principal piedra angular es Jesucristo mismo”

A esta categoría también se le conoce como la de los Apóstoles de Transición, ya que fueron los encargados de plasmar de forma escrita la transición de la doctrina del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, estableciendo qué había pasado por la cruz y permanecía vigente y qué se había quedado en el Antiguo Pacto para no regresar como enseñanza fundamental.

En esta categoría de Apóstoles están:

  • Pedro (autor de dos cartas del Nuevo Testamento).
  • Pablo (autor de dos tercios del Nuevo Testamento, 14 cartas, contando Hebreos).
  • Juan (autor de cuatro cartas del Nuevo Testamento, sin contar la narración del Evangelio que lleva su nombre).
  • Santiago (medio hermano de Jesús, autor de una carta del Nuevo Testamento).
  • Y quizás no lo habían contemplado, pero también forma parte el otro medio hermano de Jesús, Judas (con su carta llena de doctrina).

Quizás cuando les di la lista de los que pertenecen a la categoría de Apóstoles del fundamento, hicieron la relación directa con los primeros 3 (Pedro, Pablo y Juan), pero es muy probable que no hayan relacionado la enseñanza de los 2 medios hermanos de Jesús con Apóstoles del fundamento, pero sólo hace falta estudiar sus cartas, para darnos cuenta la sólida doctrina que a estos dos hombres de Dios se les fue revelada y cómo han sido fundamento para nosotros los creyentes. No obstante, también les puedo mostrar una Escritura donde el Apóstol Pablo reconoce a Santiago como Apóstol, y esta está en Gálatas 1:19 (BLPH):

“A ningún otro apóstol vi, aparte de Santiago, el hermano del Señor.”

Así que Dios levantó a los Apóstoles del Fundamento para revelarles la profundidad del Evangelio de la Gracia, de tal manera que los creyentes del Nuevo Pacto bajo la Sangre de Jesucristo pudiéramos tener una demarcación escrita de cómo vivir bajo esta Dispensación de Gracia, cuál es nuestra nueva identidad al Nacer de Nuevo, cuál es nuestra Bendita Esperanza a la cual debemos aferrarnos y cómo mantenernos firmes y sin temor, ante el peligro de los Últimos Tiempos.

Ahora, pasemos a la última, muy abusada y mal interpretada categoría:

4) LOS APÓSTOLES DE LA ACTUALIDAD:

EFESIOS 4:11-13 (RVR) “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”

Hemos llegado a la categoría que ha traído más controversia de las cuatro en el Cuerpo de Cristo. Por lo que debemos leer con detenimiento el pasaje que nos indica que Jesús estableció cinco Oficinas Ministeriales y su papel en el Cuerpo de Cristo para considerar la necesidad del Ministerio Apostólico en este tiempo. Claramente vemos que el Apóstol también funciona como una Oficina de perfeccionamiento de los santos, es decir, una Oficina que impulsa a la madurez de los creyentes en Jesucristo. Por lo que creer que no hay aún mucho trabajo al respecto, sería ponernos una venda e ignorar la realidad de los creyentes.

Pero para enfatizar la vigencia de este Ministerio, sólo falta leer con detenimiento el versículo 13 de Efesios 4 para darnos cuenta que hay algo que se debe alcanzar para que se consideren innecesarias las Oficinas Ministeriales, incluyendo la del Apóstol:

“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (RVR).

“Hasta que” es una conjunción temporal, esta conjunción la utilizamos para marcar el tiempo de culminación de algo. Constantemente aplicamos esta conjunción, por ejemplo, para decir que esperaremos a alguien sólo hasta que llegue otra persona, o para decir que algo estará disponible hasta que suceda algo esperado. Un ejemplo simple sería que yo dijera: “No compraré más jugo de naranja, hasta que vea que el contenido de la botella está a la mitad”. Ese hasta que está limitando mi acción a un tiempo específico.

Por lo que tendríamos que leer cuál es la demarcación de tiempo que Dios hace en Su Palabra para el Ministerio Apostólico, y así no caer en errores marcando la culminación a nuestra opinión personal. Y vemos que nos dice que sólo será retirado cuando todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Por lo tanto, las siguientes preguntas que deberíamos hacernos son: ¿Ya llegamos todos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios? ¿Ya el comportamiento de todos nosotros, los creyentes, es idéntico al de Cristo? Claramente las repuestas son: NO, aún estamos en el proceso. Así que es un error negar tanto la importancia como la vigencia del Ministerio Apostólico establecido por el Señor Jesucristo.

No obstante, la declaración de su vigencia causa mucho rechazo en gran parte de los creyentes, y puedo entenderlo hasta cierto punto, por los malos testimonios y abusos que hay alrededor de los llamados Apóstoles de este tiempo. Por lo que me gustaría aclarar qué no es un Apóstol de este tiempo:

  1. No es un Apóstol del Cordero: ningún Apóstol de este tiempo tendrá su nombre en los 12 cimientos de los que habla Apocalipsis. Si bien hay controversia respecto a si el número doce es Matías o Pablo, ya de ahí indicar que puede haber una tercera opción para ese cimiento, sería descabellado.

2) No es un Apóstol del Fundamento: muy importante este punto. Préstenme mucha atención, no hay algo más para agregarle a la Palabra de Dios, no hay algo que añadirle al Evangelio de la Gracia. Por lo que toda doctrina que se salga de la Palabra de Dios, que no esté respaldada por la misma Escritura, simplemente es falsa. Sin embargo, se han levantado falsos Apóstoles a decir que Dios les ha revelado algo que contradice la misma Escritura, tratando de poner otro fundamento, al considerarse parte de los Apóstoles del Fundamento, pero no es así. No importa cuán descriptiva sea una persona para decir que Dios le mostró o le reveló algo para añadir Palabra, incluso si asegura haber visto en visión o haber escuchado a un “ángel”, es mentira. La Palabra ya está sellada en Apocalipsis con la revelación que tuvo el Apóstol del fundamento Juan. Los Apóstoles de este tiempo no establecen el fundamento doctrinal, mas bien afirman el fundamento ya existente.

Teniendo claro qué no es un Apóstol de este tiempo, ¿entonces cómo podemos identificar al que es verdaderamente Apóstol? Bueno, si recuerdan, en el Artículo pasado vimos que la definición de Apóstol está relacionada con alguien que es enviado, pero si nos vamos un poco más profundo en la definición de esta palabra, podemos encontrar que está muy relacionada con la palabra “misil o bala”. La función de un misil es ser lanzado de un punto A, a un punto B, para impactar el punto B. Por lo que un Apóstol de este tiempo, es aquel que es separado y enviado por Dios para impactar, como un misil, lugares donde el Evangelio no es conocido. Podríamos decir que en este tiempo un Apóstol podría ser reconocido como lo que hoy conocemos como misionero, pero atención, porque eso no significa que todos los que salen en una misión son Apóstoles, tal y como resalta la diferencia el mismo Apóstol Pablo en sus cartas, llamando a los que le ayudaban en su misión colaboradores:

FILEMÓN 1:24 (RVR) “Marcos, Aristarco, Demas y Lucas, mis colaboradores”

Los Apóstoles son comúnmente usados en todos los dones espirituales, pero el que más los caracteriza es el don de fe. Deben saber que un verdadero Apóstol tiene una unción especial para, como embajador de Dios, ser pionero en llevar la Palabra a lugares donde antes no se había predicado, una unción que además le ayuda a establecer Iglesias/creyentes, incluso con las dificultades con las que se encuentren en esos lugares. Es por eso que no se puede declarar que todo misionero es un Apóstol, porque algunos van de un lugar otro, pero con una misión podríamos decir más Evangelística, es decir, se dedican a hacer cruzadas Evangelizando de un lugar a otro, pero no tienen la unción para establecer Iglesias y afirmar en la doctrina de Cristo las Iglesias como lo hace un Apóstol.

Llamar a alguien Apóstol sólo para tratar de elevar su ego es un error, es más no encontrarán fácilmente a verdaderos Apóstoles de este tiempo llamándose a sí mismo Apóstoles, porque esto no se trata de nombres o de títulos, sino de llamados y de unción, y si las señales están, la presentación se hace innecesaria, el mismo caminar de la persona lo demuestra.

Concluimos entonces que sí existen Apóstoles en este tiempo, pero que no todo el que se llame Apóstol lo es, y que los de este tiempo no cumplen las mismas funciones de las otras categorías de Apóstoles, pero sí tienen unas señales y una unción Apostólica característica que les diferencia de las otras cinco Oficinas Ministeriales.

2 comments on “¿EXISTEN APÓSTOLES EN ESTE TIEMPO? – PARTE 2

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