Iglesia Palabra Pura
  • 21 febrero, 2025
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ALEJANDRA FUE SANADA DE “MASTITIS GRANULOMATOSA IDEOPÁTICA”

Mi nombre es Alejandra Tapasco. Soy Miembro de Iglesia Palabra Pura y este es mi testimonio:

A finales del año 2022, para ser exacta el 11 de Diciembre del 2022, sentí que apareció una bolita en mi seno izquierdo. Para ese tiempo, mi familia y yo, llevábamos 2 meses de asistir a Iglesia Palabra Pura.

Junto a la bolita en mi seno, aparecieron otros síntomas, como: fiebre, dolor articular, sensación de cansancio y estrés. Como estábamos radicados recientemente en Pereira, el sistema de salud de la ciudad no me recibió en ese momento, sino dos meses después, el 25 de enero del 2023.

Desde que me apareció la bolita en el seno, empezó esta a crecer hasta alcanzar el tamaño similar al de un tomate. El dolor era terrible, mi salud se deterioró a tal punto que quedé paralizada.

Por particular y de manera urgente me hice realizar una ecografía mamaria en la liga contra el cáncer, donde el médico que me atendió me dio un papelito y me pidió que lo llevara urgente al hospital. Mis oraciones a Dios eran incesantes.

Me ingresaron en el hospital y me revisaron dos especialistas, pero ellos no pudieron darme un claro diagnóstico de lo que me sucedía. Así que durante 21 días me realizaron muchísimos exámenes, entre ellos, ecocardiogramas, tomas de sangre, biopsias, drenajes, pruebas de VIH, entre otros. A mitad de los procedimientos me preguntaron si había sido vacunada contra el COVID, ya que tenía algo en los bronquios, y cuando respondí que no, jajajaja, se vistieron y me aislaron, me tomaron prueba COVID, fue horrible. A pesar de las pruebas no encontraron el diagnóstico.

Ese proceso fue muy doloroso. Mi cuñada, Leidy Zamora, que lleva muchos años en Iglesia Palabra Pura y es parte del staff de la Iglesia, nos había hablado hasta el cansancio de los Audios de los Pastores sobre sanidad, por lo que después de tanto tiempo decidí empezarlos a escuchar, y cuando llevaba poco tiempo escuchándolos, mi cuñada y Maricela Jaramillo, también parte del Staff de Iglesia Palabra Pura me visitaron en el hospital y me impusieron las manos y declararon palabras de sanidad sobre mí, que en mi ignorancia sobre la Palabra, en ese tiempo, no entendía, aun así fue maravilloso, porque me aferré a esas confesiones y creyendo con mi corazón las repetía. Yo confesaba que si le hablaba a una montaña y le ordenaba que se quitara por fe, aun la más pequeña, se iba a quitar.

Me diagnosticaron una enfermedad autoinmune, indicando que no tenía cura, que era una enfermedad de por vida, “mastitis granulomatosa ideopática”, una enfermedad en la que salen llagas que drenan pus constantemente, con gran dolor. Yo no puedo explicarles con palabras el dolor y la angustia que sentía.

Las autoridades médicas me remitieron con mastología, y para cuando asistí, me había salido una úlcera. La mastóloga nos dijo, a mi acompañante y a mí, que debía acostumbrarme a andar siempre con gasas y vendas, porque esa enfermedad no curaría, sino que antes saldrían más úlceras. Luego, me anexó muchas pastas. Y como siempre he sido curiosa, empecé a buscar para qué era cada pasta, y fue peor, porque no sólo me estaba afectando físicamente, sino también mentalmente, pues tengo una hija muy pequeña, y sentía mucha angustia de sólo pensar en ella con mi estado de salud deteriorado.

Cada que asistía a la Iglesia me sentaba en la última columna, y desde que empezaba el Servicio, hasta que terminaba, lloraba, porque cada palabra que salía del púlpito llegaba hasta lo más profundo de mi corazón. Recuerdo mucho que el Pastor Rafael Lemes dio 5 servicios de Sanidad donde nos explicó que lo más importante no era lo que el médico dijera, sino lo que la Palabra de Dios dice. Por lo que al segundo Servicio ya sabía que la sanidad era mi herencia y que la Palabra de Dios no miente.

También el Pastor, en ese Servicio de Sanidad, habló sobre cómo nos rodeamos, hablamos y nos aferramos a la Palabra como un perro bulldog mordiendo un hueso, así que de esa misma manera me sentí, como el ejemplo de ese perro bulldog, y luego decidí suspender las pastillas y alejarme de cualquiera que no hablara conforme a la Palabra. Si me llamaban y me preguntaban: “¿Cómo estás?”, mi respuesta era: “¿Muy bien, gracias a Dios”, aunque mis circunstancias naturales fueran distintas.

La Santa Cena la entendí con Sandra Fajardo cuando dijo que juntamente estoy crucificada con Cristo y con el libro de la Pastora Adriana Lemes que hizo que se me cayeran muchas vendas de religiosidad, para verme justa y redimida delante de Dios, aun sin merecerlo.

Me fundamenté en la Palabra, leía, veía a los pastores en la Televisión, escuchaba Audios, declaraba la Palabra: “Jesús vino a darme vida y vida en abundancia, Él tiene planes de bien y no de mal”.

“¡Pelea la buena batalla de la fe!”, decía el Pastor Rafael durante los Servicios, y eso me repetía a mí misma. No recuerdo cuánto tiempo pasó, varios meses, el tiempo se había vuelto mi aliado y con ello se manifestó mi sanidad, cuando sentí que no importaba lo que los doctores dijeran, decidí por voluntad propia asistir a una radiografía mamaria, y durante la toma de la misma, el médico se sorprendió porque en realidad siempre he sido una mujer poco voluptuosa, y me dijo: “Pues ahora sólo tienes cicatrices de una batalla ganada”. Yo lo miraba, pero por dentro mi corazón latía muy fuerte y tenía un gran nudo en mi garganta, luego, respondí: “Gracias a Dios, le agradezco mucho”, y salí al baño, para allí agradecerle a Dios desde lo más profundo de mi corazón por Su inmenso amor.

Ahora, cada que siento algo, lo pongo debajo de la Palabra. ¡Para Dios no hay imposibles! Siempre que estés batallando y no veas mejoría, aférrate, persiste, insiste, vuélvete intensa, habla lo que la Palabra dice, y así el enemigo huirá. Párate firme en la Palabra de Dios, y ¡pelea la buena batalla de la fe!

4 comments on “TESTIMONIOS

  1. Ahora, cada que siento algo, lo pongo debajo de la Palabra. ¡Para Dios no hay imposibles! Siempre que estés batallando y no veas mejoría, aférrate, persiste, insiste, vuélvete intensa, habla lo que la Palabra dice, y así el enemigo huirá. Párate firme en la Palabra de Dios, y ¡pelea la buena batalla de la fe!

    Poderoso.

  2. Que maravilloso es ver como la fe efectivamente mueve montañas, gracias a Dios por la sanidad que trajo a su vida y porque la condujo a su camino de vida en abundancia y gracias por contar este gran testimonio.

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