En el año 1949, el académico Gerbert V. Prochnow publicó un test de personalidad de su autoría que se conoce como “El Test de Personalidad Prochnow”, con el objetivo de que este ayudara a las personas a conocer más sobre su personalidad, comportamiento y preferencias en diferentes áreas de la vida. Este test tiene unas preguntas muy interesantes, déjenme compartirles algunas:

• ¿Si su socio en el negocio se muere, le pagaría a los familiares la cantidad justa, si no tuviera la obligación de hacerlo?
• ¿Si fuera un empleador, se emplearía a sí mismo por su salario?
• ¿Si fuera un empleador, le gustaría trabajar para sí mismo?
• ¿Si fuera un padre, le gustaría ser el hijo de un padre como usted?
• ¿Si tuviera la opción, le gustaría vivir en una comunidad con personas que trabajen en asuntos de la Iglesia, la ciudad y la comunidad como usted?
• ¿Si tiene que vivir con alguien exactamente igual que usted, por el resto de su vida, sería para usted un privilegio?

Preguntas muy interesantes, ¿verdad? Si lo notan, las preguntas que les mostré no están centradas en que el autoevaluado indique sus preferencias y exigencias para su vida, sino en si el autoevaluado está preparado para dar el nivel de lo que exige.

Pues qué fácil es encontrar personas que dicen: “Deseo tener muchísimo dinero para poder ayudar a muchas personas”, lo difícil es encontrar personas generosas antes de la sobreabundancia financiera. Qué fácil es encontrar personas quejándose de un empleador que les ofrece un pago que consideran injusto, pero qué difícil es encontrar personas que con su trabajo hacen méritos para sus exigencias. O si me permiten exponerles un poco de lo que sucede en las consejerías matrimoniales, puedo decirles que gran parte de los casados exigen de sus cónyuges estándares que ellos no marcan ni están dispuestos a marcarlos, incluso haciéndoles ver su error.

Pero vayamos a la Palabra, miremos qué nos dice al respecto:

GÁLATAS 6:7 (RVR) “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará”

Tanto a nivel natural como a nivel espiritual funciona el Principio de la Siembra y la Cosecha, que se trata en que, de acuerdo al tipo de semilla que siembre, la cantidad de semillas y el cuidado que tenga al sembrarlas, así mismo será la calidad de la cosecha. Yo no puedo sembrar semillas de naranjas esperando una cosecha de peras, ni tampoco esperar que una semilla de naranja me dará 10.000 árboles de naranjas, lo máximo que puedo esperar es que me salga un árbol con muchos frutos.

2 CORINTIOS 9:6 (NTV) “Recuerden lo siguiente: un agricultor que siembra solo unas cuantas semillas obtendrá una cosecha pequeña. Pero el que siembra abundantemente obtendrá una cosecha abundante”

Así funciona a nivel natural, pero así también funciona a nivel espiritual, si yo quiero ver incremento en mis finanzas, tengo que sembrar con el tipo de semilla correcta, que es por supuesto con las semillas de finanzas, si quiero un buen matrimonio, debo sembrar semillas para ese buen matrimonio, incluso, en algo que parece básico, pero también si quiero buenos amigos, debo sembrar semillas al mostrarme un buen amigo, como lo dice el libro de Proverbios:

PROVERBIOS 18:24 (RVR) “El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo…”

En un ejemplo tan simple como estos, el de hacer amigos, podemos ver el valor de la siembra y la cosecha en nuestra vida: si yo quiero unos amigos leales, de sanas conversaciones, que me acompañen y me fortalezcan en los tiempos de paz y de guerra, debo mostrarme como tal antes de exigirlo, y por la aplicación de este Principio de siembra y cosecha, esos serán los amigos que vendrán a mi vida.

Yo como Pastor nunca le exijo a quienes trabajan conmigo en el Ministerio algo que nunca hago. Siempre me aseguro de haber sembrado en el terreno. Si exijo excelencia, orden, respeto, puntualidad y generosidad, es porque ya he marcado el estándar con mi ejemplo. Mis acciones tienen que hablar de lo que estoy sembrando en el plano espiritual, para luego ver la cosecha.

Muchas personas se frustran al ver la manifestación de Bendición sobre los demás, porque ven la cosecha, pero desconocen la siembra que se hizo para esa cosecha. Como cuando algunas personas nos dicen a mi esposa y a mí que nosotros podemos hacer lo que hacemos porque somos ricos, pero no se dan cuenta de que ellos también podrían ser ricos si dejaran de quejarse de la cosecha de otro, y más bien buscaran sembrar lo que nosotros por años hemos sembrado para llegar donde hemos llegado, por la Bendición del Señor manifestada al activar el Principio de Siembra y Cosecha.

Es lo que precisamente le dijo Dios a Caín, cuando se enojó al ver la cosecha de aceptación que recibió su hermano Abel:

GÉNESIS 4:6 (NTV) «¿Por qué estás tan enojado?—preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído? Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado! El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte; pero tú debes dominarlo y ser su amo»

Dios no le dijo a Caín que Él nunca aceptaría sus ofrendas, sino que no desanimara ni se engañara a sí mismo, que sólo hiciera lo correcto, como lo hizo Abel, y vería los mismos resultados de su hermano.

Por lo tanto, con este Artículo no pretendo desanimarlos para que no sigan soñando con mayores niveles de Bendición sobre su vida, por el contrario, quiero animarlos para que siembren las semillas correctas del estándar que tanto anhelan. Den lo mejor de ustedes ahora, trabajen ahora como si ya estuviesen recibiendo el sueldo que anhelan, si tienen empresa y desean buenos empleados, den ejemplo ante ellos, si están casados, compórtense en su matrimonio como si ya su cónyuge estuviera mostrando el cambio que esperan, sirvan como les gustaría ser servidos, traten a los demás como les gustaría ser tratados. Es decir, marquen el estándar, y verán que las cosechas llegarán y llegarán hasta rebosar.