
JESÚS NOS LIBERÓ DE LA CAUTIVIDAD
Mi nombre es Gloria Elena López Álvarez. Tengo 44 años de edad. Asisto a la congregación Palabra Pura desde el año 2022, junto a mi esposo Jorge Andrés Racines. Hoy quiero contarles nuestro testimonio:
Yo tenía una vida desordenada y vacía. Estuve en la prostitución, las drogas, el alcoholismo y el adulterio.
Desde mi niñez tuve una vida de violencia intrafamiliar. Quedé marcada al ver a mi padre golpeando constantemente a mi madre hasta el punto de casi matarla y dejarla inconsciente. Él era alcohólico y machista. Le tuve mucho odio y rencor a mi padre por años; por tal motivo me fui de mi casa sin avisar a los 15 años.
Empecé una relación con un hombre 10 años mayor que yo, y conviví con él en el pueblo de Supía, Caldas (Colombia). Me hizo vivir una vida de tormento; me golpeaba y abusaba de mí. Yo buscaba la manera de dejarlo, pero me amenazaba y amarraba, hasta llegar al punto de violarme. De esa violación tuve mi único hijo.
Ese hombre, al darse cuenta que estaba en embarazo, me hizo tomar unas bebidas con ramas que el mismo compró y preparó. Eso hizo que tuviera mucha hemorragia. Y cuando me salió un coágulo de sangre bastante grande, él dijo: “¡Ya me salí de ese problemita!”. Yo, en mi ignorancia, solo hacía lo que él decía.
Tres meses después, me di cuenta de que seguía embarazada, sin embargo, nunca fui a realizarme los controles prenatales. Cuando fui a dar a luz, en la clínica no creían que estaba embarazada porque tenía una barriga muy pequeña, pero gracias a Dios el niño nació sin ningún problema.
Tuve que mudarme a la ciudad de Pereira con el padre de mi hijo, quien nunca lo reconoció, por lo que me vi obligada a dejarlo al cuidado de mi madre y mi hermana menor, cuando el niño tenía 8 meses de edad.
En la ciudad de Pereira, aquel hombre me indujo a la prostitución. Yo tenía 23 años de edad. Estuve con él hasta que logré ahorrar un poco de dinero y alejarme de él, para tratar de “rehacer mi vida”.
A pesar del tipo de vida que llevaba, de prostitución, drogas y alcohol, decidí traerme a mi hijo a vivir conmigo, cuando él tenía cinco años, y le pedí a mi hermana menor que también viviera conmigo para que me lo cuidara. Yo empecé a darme cuenta que el niño me rechazaba y no quería obedecerme, por lo que lamentablemente cuando yo estaba bajo los efectos del alcohol le gritaba, lo maltrataba con palabras soeces y con golpes.
Tuve varias parejas más, por un periodo de tiempo. Cada una permitía que yo siguiera trabajando en el sitio de prostitución con tal de que les ayudara con la mitad de los gastos 50/50. Duré 10 años en esa vida nocturna.
Quería salir de esa vida, pero necesitaba el dinero para el sustento. Muchas veces traté de buscar un empleo, pero no encontraba las puertas abiertas. No me resultaba nada. Yo pensaba que así era la vida y había que vivirla como se viniera.
Llegó el día en el que cerraron el sitio de prostitución, por lo que seguí buscando empleo, pero como no tenía estudios ni experiencia laboral fue muy compleja la situación. Solo me resultaba por días.
Mientras tanto, yo seguí sumergiéndome en el alcohol con los vecinos y conocidos. Me sentía depresiva, angustiada y con constantes pensamientos de suicidio, pensaba que no valía nada y que mi vida no tenía sentido.
En una fiesta conocí a Jorge Andrés. Él también tenía una vida desordenada, sumergida en alcohol y mujeres. Luego de un tiempo me fui a vivir con él en unión libre, porque yo decía que nunca en mi vida me casaría. Ese tema era impensable para mí. Y cuando llevaba sobre un año conviviendo con él, mi hermana me habló de Iglesia Palabra Pura y me compartió las Enseñanzas en audio (Escuela Bíblica).
Mi hermana me mandó el link de las Enseñanzas y yo empecé a escucharlas. Quiero expresarles que yo sentí a Dios revelándose a mi vida. Yo escuché cosas que nunca antes había escuchado. Aprendí lo que Jesucristo había hecho por mí, cómo las cosas malas no las manda Dios y cómo opera Satanás para traer destrucción. Sentí como si se me quitara una venda. Pues cuando yo estuve en el mundo de la prostitución, alguien me dijo que la Biblia indicaba que ni los fornicarios ni los adúlteros heredarán el reino de Dios (1 Corintios 6:9-10), y lo que yo pensé es que no había nada más que hacer por mí, ya que Dios no me podía perdonar. Y seguí sumergiéndome más en ese mundo. Pero cuando entendí que podía ser perdonada y justificada a través de Jesucristo, me sentí verdaderamente libre. Por lo que tomé la decisión de asistir a la Iglesia con Jorge.
Jorge estaba reacio, pero aún así aceptó ir a la Iglesia y escuchar las Enseñanzas conmigo. En la Iglesia recibimos a Jesucristo como el Señor y Salvador de nuestras vidas. Estábamos felices de entregar nuestra vida al Señor. Y aunque ignorábamos muchísimo acerca de la Palabra, estábamos dispuestos a aprender y a hacer lo que la Palabra nos indicara.
Así que le pedíamos a Dios, en nuestro poco entendimiento sobre cómo orar, que nos orientara para vivir una vida diferente. Y fue en ese tiempo que empezamos a establecer reglas en nuestra casa de acuerdo a la Palabra. Una de ellas fue la de eliminar el alcohol y las situaciones que promovieran el trago.
Otra de las reglas fue la de erradicar las palabras grotescas con las que me había acostumbrado a tratar a mi hijo. Por lo que cuando entendí que Dios me había dado dominio propio, empecé a creer que así se manifestaría con la relación con mi hijo. Así que cuando sentía ira por alguna situación con él, en vez de reaccionar con vulgaridades; me ponía a leer la Biblia. Mi hijo empezó a notar mi cambio y a bajar la guardia conmigo y no contestarme.
Cuando entendimos que la unión libre es pecado, tomamos la decisión de ajustarnos a la Palabra. Por lo que nos guardamos, separamos nuestros cuerpos por siete meses, hasta que estuvimos legalmente casados, el 5 de noviembre del 2022.
Nuestras vidas han sido transformadas. En cuanto vamos creciendo en el conocimiento de la Palabra, buscamos ser hacedores de ella, porque queremos un hogar fundado sobre la Palabra de Dios.
Hoy puedo decir que Jesús nos liberó de la cautividad en la que estábamos. Me siento libre de mi pasado sin Cristo. Sí es posible salir adelante en Cristo. En Él podemos ser verdaderamente libres. Así como lo hizo conmigo, lo puede hacer con toda persona que lo reciba, sin importar las circunstancias o en las adicciones en las que esté la persona. Sí es posible vivir una vida en verdadera libertad.
Por último, quiero contarles que le pedí a Dios un trabajo, y me abrió la puerta en una empresa. Estoy muy contenta allí. Pronto les contaré un maravilloso testimonio de finanzas.
Que lindo ! 👏👏👏gloria a Dios !
Q bendición Dios es Bueno
El amor de nuestro señor Jesucristo hace maravillas en el ser humano, así como lo hizo con la hermana que nos da el testimonio, Gloria a Dios que tubo misericordia de ella y la libro de las garras de satanás, que Él Señor la Bendiga
Este testimonio. Es poderoso.
Y reflexionó .
Muchas personas viven circunstancias peores .
Y uno se ahoga en un vaso de agua.
Poderoso es Dios para transformar vidas.
Wow que testimonio tan bonito, muchas gracias por compartirlo. Gloria a Dios