Antes de iniciar con la explicación de cómo funciona la autoridad en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia, me gustaría hacer énfasis en un punto que diferencia a las autoridades civiles, de las autoridades eclesiásticas, y es el cómo se escoge a la autoridad. Las autoridades civiles son elegidas y votadas, en gran parte, por la votación popular de una nación, y las del hogar se conforman luego de una decisión personal de con quién casarse. Por eso es importante recalcar, que tanto cuando una persona vota, como cuando una mujer decide dar el “sí, acepto”, ante Dios, está poniéndose voluntariamente debajo de la autoridad de esa persona, aunque inicialmente no comprenda la dimensión de su decisión. Es decir, el cargo de autoridad está establecido por Dios tanto para las naciones, como para el matrimonio, pero la elección de la persona correcta, está en quién vote o diga “sí, acepto”. Aunque Dios puede mostrarle a las personas del mundo, cuál es la persona idónea para elegir para una presidencia, alcaldía o para casarse, Dios respetará el libre albedrío del ser humano.
La mayoría de ciudadanos eligen a sus gobernantes, en gran parte, sin tener en cuenta los principios de Dios, pero una vez se sube la persona incorrecta al cargo, todo lo encierran bajo la frase “Dios pone y quita reyes”, sin embargo dejan de lado la verdad del libre albedrío:
Oseas 8:4 (NVI) “Establecen reyes que yo no apruebo, y escogen autoridades que no conozco. Con su plata y con su oro se hacen imágenes para su propia destrucción”
Así mismo, la mujer no puede decir que no tuvo responsabilidad en elegir a su autoridad:
1 Corintios 7:25-28,34 (NTV) “Ahora, con respecto a la pregunta acerca de las jóvenes que todavía no se han casado, para ellas no tengo ningún mandato del Señor. Pero el Señor, en su misericordia, me ha dado sabiduría digna de confianza, que les transmitiré a ustedes. Debido a la crisis actual, pienso que es mejor que cada uno se quede como está. Si tienes esposa, no procures terminar tu matrimonio. Si no tienes esposa, no busques casarte; pero si te casas, no es pecado; y si una joven se casa, tampoco es pecado. Sin embargo, los que se casen en este tiempo tendrán problemas, y estoy tratando de evitárselos… una mujer casada tiene que pensar en sus responsabilidades terrenales y en cómo agradar a su esposo.”
En el caso de los hijos y la Iglesia ocurre algo diferente, sí o sí en los hijos, los padres siempre serán la autoridad sobre ellos, por supuesto con una mayor influencia mientras estén viviendo bajo su cuidado. Una vez salgan del hogar de sus padres tomarán sus propias decisiones, y aunque seguirán siendo llamados a honrar a sus padres, podrán decidir la cultura que establecerán en sus propios hogares, sin que los padres les apliquen correctivos.
Con las autoridades de la Iglesia, en las 5 Oficinas Ministeriales del Cuerpo de Cristo, su separación a ocupar una posición de autoridad no está sujeta a la votación popular de la Iglesia, aunque sí cumple con unos parámetros para que sea una autoridad legítima.
Jesucristo, máxima autoridad de la Iglesia, es el que llama a las personas que Él decide al trabajo del Ministerio, y algunas personas tienen llamados específicos para ocupar algunas de las 5 Oficinas Ministeriales que encontramos en Efesios 4:11-13 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (RVR).
A estas 5 Oficinas Ministeriales (Apóstol, Profeta, Evangelista, Pastor y Maestro) Dios les delegó autoridad para que perfeccionarán (enseñarán con el propósito de llevarlos a la madurez) a los santos, es decir, a los miembros del Cuerpo de Cristo, los congregantes nacidos de nuevo; a fin de que los santos, tengan las herramientas para hacer la obra a la que han sido llamados en la tierra.
Ahora, si bien Jesucristo es el que elige a las autoridades Ministeriales, y que nosotros no votamos por quién debe estar en esas Oficinas Ministeriales, sí debemos tener en cuenta que existen por lo menos 3 fases características que nos confirman la legitimidad de que una persona ocupe una de esas posiciones de autoridad:
- Llamado por Dios al Ministerio: los dones se empezarán a manifestar en una persona llamada por Dios, pero eso no significa que esta persona está lista para ocupar una Oficina, como por ejemplo, la del Pastor, sólo porque haya una acompañamiento de dones. Ya que el carácter es determinante para saber cuándo es el momento oportuno para estar en esa posición de autoridad.
“No debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo” 1 Timoteo 3:6 (NVI)
2. Tiempo prudencial de preparación: el tiempo para la separación al Ministerio lo determina Dios. Por ejemplo, a Pablo le tomó de 8 a 14 años ser separado para la obra del Ministerio a la que Dios lo había llamado (Gálatas 1:11-17/Hechos 9:30/Hechos 12:25).
3. Separación al Ministerio por imposición de manos por parte de una autoridad sujeta a autoridad: la separación al Ministerio no ocurre por auto-nombramiento. Una persona que está ocupando una posición Ministerial sin haber cumplido con esas fases, simplemente, está de ilegal en esa posición, y debe reconocer que si bien lo hizo bajo la ignorancia o bajo el conocimiento, está en una posición que no tiene un respaldo directamente de Dios, se saltó la autoridad y la forma en como opera, por lo tanto, no puede decir que está en autoridad delegada por Dios, porque quien no está bajo autoridad, no está en autoridad.
“Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron” Hechos 13:1-3 (RVR)
Como lo vimos en Hechos 13:3, el Apóstol Pablo sólo fue separado para que operara en la Oficina que había sido llamado hasta un momento exacto, donde las mismas autoridades que estaban sobre él reconocieron su llamado, y lo confirmaron por medio de imposición de manos, transfiriéndole al Apóstol Pablo autoridad y dignidad (unción) al hacerlo. Es después de esa imposición de manos por parte de las autoridades de la Iglesia de Antioquía de Siria, que con el respaldo de Dios sale el Apóstol Pablo a su primer viaje Misionero, junto a Bernabé.
Así mismo la Palabra nos muestra que este es el principio para separar a alguien al Ministerio:
1 Timoteo 4:14 “No descuides el don espiritual que recibiste mediante la profecía que se pronunció acerca de ti cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos” (NTV)
2 Timoteo 1:6 “ Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos” (RVR)
1 Timoteo 5:22 “No te apresures a imponerle las manos a nadie, no sea que te hagas cómplice de pecados ajenos. Consérvate puro” (NVI)
Cuando di la Enseñanza sobre la Imposición de Manos para separación al Ministerio, varias personas de la Iglesia se me acercaron para contarme cómo sin haber pasado por las 3 fases establecidas en la Palabra (Llamado por Dios al Ministerio, Tiempo prudencial de preparación y Separación al Ministerio por imposición de manos por parte de una autoridad sujeta a autoridad), el Pastor de la Iglesia a la que asistían, aún sin estas personas sentir el llamado, las había nombrado Pastores en las famosas “Ministraciones” donde empiezan a imponer manos y a “separar” personas en los servicios “Apostólicos y Proféticos”, donde supuestamente todos deben pertenecer a alguna de las 5 Oficinas Ministeriales. Pero lo peor de todo es que muchos de esos hombres que se hacen llamar Pastores ni siquiera deben estar en esa posición, porque ellos mismos tampoco pasaron por el mismo proceso de aprobación según las Escrituras, sino que muchos de ellos son producto de una división de una Iglesia, o de los de la famosa frase “Voy a abrir obra”, sin ni siquiera tener cobertura espiritual sobre él. Es gravísimo lo que ha sucedido en estos lugares. Han hecho mucho daño a la gente, poniéndoles cargas de llamados que no tienen, o poniéndolos en esos lugares de autoridad de forma ilegítima, sin que una verdadera autoridad le imponga las manos luego de haber comprobado que su testimonio confirma su llamado para una separación.
Rafael y yo hemos tenido esto muy claro, por lo que antes de llegar a operar en la Oficina del Pastor, no partimos hacia Colombia sin que fuéramos separados por imposición de manos por el Rev. Andrew Wommack. Ya habíamos sentido el llamado, ya teníamos el tiempo de preparación comprobado por el Rev. Andrew Wommack, pero él aún no nos había separado por imposición de manos. Así que hasta que él no lo hizo, nosotros no partimos hacia Colombia. Una vez lo hizo, nosotros sabíamos que ahora operábamos bajo autoridad delegada y genuina, de acuerdo a las Escrituras, y seguimos estando bajo autoridad.
Seguiré explicando un poco más respecto a cómo funciona la autoridad en la Iglesia, en el próximo Artículo. Los espero.
Gracias mi pastora excelente enseñanza