“Ahora el rencoroso enemigo se había transformado en amigo. El blasfemo en un predicador de Cristo. La mano que pidió y recibió cartas para perseguir y poner a los cristianos en la prisión, ahora escribía las epístolas del amor redentor de Cristo. El corazón que se gozó con el apedreamiento de Esteban, ahora se regocijaba cuando le apedreaban por la misma causa. Después de la conversión de este enemigo, perseguidor y blasfemo, vino gran parte de la teología del Nuevo Testamento a través de sus escritos y de la demostración del dulce amor cristiano”. Estas fueron las referencias que dio el Pastor y Autor, de más de 50 libros, Clarence Edward Macartney, respecto a la vida del Apóstol Pablo. Dios no cambió la pasión, la disciplina, el compromiso y la valentía que el Apóstol tenía como Judío cerrado a la verdad; Dios usó todos esos rasgos de su personalidad, para que avanzara por el camino correcto. El Apóstol Pablo halló Gracia delante de Dios para ser usado con tan magníficas revelaciones que hoy leemos, creemos y vivimos. Dios, en su Omnisciencia, sabía qué representaría para nosotros aquel hombre que salió de Jerusalem con odio hacia los cristianos, y regresó dispuesto a morir por ellos.
El Libro de Hechos de los Apóstoles, que precisamente estamos estudiando, y algunas Cartas del Apóstol Pablo, nos permiten ver algunos datos acerca de su Biografía; es por eso, que antes de que veamos los recorridos de los Viajes Misioneros del Apóstol Pablo, me gustaría que veamos qué nos dicen las referencias Bíblicas sobre su vida, conversión y llamado.
Empecemos:
Las primeras veces que Hechos de los Apóstoles menciona al Apóstol Pablo, aunque no con el mismo nombre, sino con el nombre de Saulo, es en Hechos 7:58 y Hechos 8:1:
“Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo” (RVR)
“Y Saulo consentía en su muerte. En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles” (RVR)
Estos versículos nos dejan ver a un Apóstol Pablo con un corazón endurecido ante el mensaje de la verdad del Evangelio. Para él era una blasfemia que hombres de su Pueblo anunciaran que aquel Jesús de Nazaret no fue sólo un hombre que murió colgado en un madero, como un criminal y maldito por Dios (Deuteronomio 21:23), sino que Él mismo era Dios, que había estado entre ellos como hombre, y que murió por toda la humanidad, pero que se había levantado de entre los muertos para ofrecer perdón y salvación a aquel que le recibiera. Velado por su necedad, dio su aprobación de pasar de la prohibición de que se predicara a Jesucristo resucitado, a dar muerte a aquel que se atreviera a persistir en la predicación del mensaje de Salvación. No sólo el Apóstol Pablo consintió la muerte de Esteban, también dio su voto para que otros fueran llevados a la muerte:
“Esto es precisamente lo que hice en Jerusalén. No sólo encerré en cárceles a muchos de los santos con la autoridad recibida de los principales sacerdotes, sino que también, cuando eran condenados a muerte, yo añadía mi voto” Hechos 26:10 (NBLA)
Bueno, ya vimos dónde aparece por primera vez en escena el Apóstol Pablo, en ese tiempo Saulo (Hechos 7:58; Hechos 8:1). Sin embargo, en las Escrituras podemos encontrar más información acerca la vida y personalidad del Apóstol a los Gentiles:
Hechos 21:39 (RVR)
“Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo”
El Apóstol Pablo nació en la Ciudad de Tarso, en la región de Cilicia, actual Turquía (Sur). Esta zona perteneció al imperio Griego, y luego pasó a ser parte del imperio Romano. Era una ciudad muy importante en la época del Apóstol Pablo. La tela de Cilicio (Cilicium le decían los Romanos) que fabricaban en esa zona tenía una alta demanda, ya que esta clase de tela se usaba para fabricación de velas para los barcos y tiendas, y esta ciudad al tener un puerto donde era usado estratégicamente como ruta comercial, se destacaba por su prosperidad. También en esa época, esta ciudad se destacaba porque tenía una de las tres universidades más importantes del imperio Romano; las otras dos eran la de Alejandría y la de Atenas. Según algunos eruditos, en esta ciudad al que nacía allí y pertenecía a una familia prominente, le concedían ciudadanía Romana. Es por ello que creen que este fue otro de los requisitos que cumplió el Apóstol para tener ciudadanía Romana, no sólo que nació en Tarso, como él lo dice, sino que además su familia tenía prestigio en la ciudad.
El hecho de que el Apóstol tuviera ciudadanía Romana no era un dato menor, ya que adquirir esta ciudadanía era la meta de muchas personas de la época. Al que la tuviera se le concedían ciertos privilegios, como por ejemplo, el derecho a no ser juzgado y castigado sin un juicio. Es por eso que el tribuno que mandó a azotar al Apóstol, siente tanto temor cuando el Apóstol revela que es Romano, por la disciplina que le vendría si se descubre que ha cometido esta injusticia con un ciudadano Romano.
¿Recuerdan ese episodio?
Hechos 22:24-29 (RVR) “Mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. Pero cuando le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? Él dijo: Sí. Respondió el tribuno: Yo con una gran suma adquirí esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento. Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado”
El Apóstol Pablo era Judío y ciudadano Romano, unión bastante inusual frente a los otros Apóstoles, pero esta ciudadanía evidentemente le fue útil en su Ministerio. También, encontramos otros datos interesantes acerca de la vida del Apóstol, que el mismo menciona en sus cartas.
En el próximo Artículo los veremos.
Muy interesante este artículo, me gusta la historia de saulo, el apóstol Pablo.