Iglesia Palabra Pura
  • 22 enero, 2024
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 1 Crónicas 29:10-12 (RVR) “Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas, sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos” 

Esta escritura hace referencia a la intención del rey David de aportar para la construcción del templo, quien no dudó en dar, incluso de su tesoro personal, un gesto de generosidad digno de imitar, que influyó sin duda en el pueblo de Dios que dio abundantemente, proveyendo los recursos suficientes para la construcción de la que posteriormente se encargaría el rey Salomón.

Dicho esto, hay varias cosas a considerar en la actitud del rey David que podría cambiar nuestra manera de pensar respecto de nosotros mismos, con relación a aquello que poseemos, materialmente hablando, porque con frecuencia el creyente tiende a pensar equivocadamente que todo lo que tiene es gracias a su esfuerzo, y debido a eso le da un uso incorrecto a todo aquello que cree le pertenece.

Así que en el momento en que el creyente cree que sus logros y posesiones son el producto de su habilidad o talento, no sólo le está diciendo a Dios: “No te necesito”; sino que además no está entendiendo el propósito o finalidad de lo que tiene, llámese dinero, etc.

La Palabra de Dios dice:
Deuteronomio 8:18 (RVR) “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día”  

1 Crónicas 29:10-12 es como la práctica del versículo mencionado anteriormente; entonces, al leer 1 Crónicas 29:10-12, lo primero que podríamos pensar es que el rey David era consciente de su posición como administrador de las riquezas, pero además que era a Jehová a quién él bendecía delante de todo el pueblo. Al mismo Dios que todo le había dado.

Con todo lo anterior, podemos considerar como primer punto, el reconocimiento de un Dios todopoderoso que no tiene igual, de hecho, la Palabra nos dice: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí”  Isaías 45:5 (RVR). En otras palabras, el mérito no es nuestro cuando obtenemos algo o acumulamos riquezas.

En segundo lugar, la aceptación de que todo lo que tenemos le pertenece a Él, como lo dice claramente Salmos 115:16 “El cielo pertenece al Señor, y al hombre le dio la tierra” (DHH). No sólo es importante en la vida del creyente, también es necesario porque con ello está asumiendo la administración de lo que se le ha dado. El rey David nos da ejemplo de esto, sólo basta con ver su actitud en la Escritura que es objeto de este Artículo, invitó al pueblo de Dios a dar voluntaria y generosamente.

Ahora bien, lo tercero y último, pero no por eso menos importante, que debemos considerar, es el hecho de que Dios es nuestro proveedor, por eso tenemos que dejar de vernos como la razón primordial por la cual tenemos éxito, esto nos permitirá entender nuestra responsabilidad delante de Dios con relación a las riquezas.

1 Corintios 4:7 (DHH) “Pues, ¿Quién te da privilegios sobre los demás? ¿Y qué tienes que Dios no te haya dado? Y si él te lo ha dado, ¿por qué presumes, como si lo hubieras conseguido por ti mismo?”  

Debemos deshacernos de esa apatía de ignorar que hacemos parte de una gran familia de fe gracias a la obra redentora de Cristo, por la cual somos bendecidos y prosperados para bendecir a otros (Génesis 12:1-3).

1 comment on “¿QUIÉN TE PROSPERA?

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