¿EL AGUIJÓN EN LA CARNE DE PABLO ERA UNA ENFERMEDAD QUE DIOS LE MANDÓ? (PARTE A)

Continuaré respondiendo preguntas en esta Sección de Artículos. Como es evidente, esta pregunta no puede faltar entre gran parte de los cristianos: “¿EL AGUIJÓN EN LA CARNE DE PABLO ERA UNA ENFERMEDAD QUE DIOS LE MANDÓ?”. Por lo que veamos, antes de entrar con algunos puntos de la respuesta, en qué versículo se menciona que Pablo tuvo un aguijón en su carne:

2 CORINTIOS 12:7-9 (RVR) “Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente,  me fue dado un aguijón en mi carne,  un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”

Por muchísimos años, cristianos, incluso de alto reconocimiento, han difundido la errónea enseñanza de que Dios le permitió a satanás tocar la salud del Apóstol Pablo, con el propósito de mantenerlo humilde, basados en el pasaje anterior, y esta es una explicación tan dañina que ha provocado que otros cristianos crean que ellos están atravesando la misma situación, que ellos tienen una enfermedad enviada o permitida por Dios.

Evidentemente, no estoy de acuerdo, en absoluto, con esta mentira que se ha difundido en el Cuerpo de Cristo, y ha paralizado a muchos creyentes de apropiarse de las Grandiosas Promesas sobre las cuales se estableció el Nuevo Pacto de la Sangre de Jesucristo. Los invito a analizar por partes 2 Corintios 12:7-9 con las siguientes preguntas que resolveremos:

1.¿QUIÉN EXALTÓ AL APÓSTOL PABLO?

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente…”

Si leen desde el versículo 1 hasta el versículo 6, encontrarán al Apóstol Pablo refiriéndose a él mismo en un estilo que se conoce como “ileísmo”, que es la forma en que alguien relata un hecho que le ocurrió, pero en tercera persona. Aunque el Apóstol Pablo no dice “Yo, Pablo, fui arrebatado al Tercer Cielo”, es evidente, que él está hablando de sí mismo, pero en un acto humilde omite nombrarse ante semejante privilegio. Esta forma de narrar una experiencia sin señalarse como el autor no es única en el Apóstol Pablo, también, el Apóstol Juan se refirió a él en tercera persona en el Evangelio que lleva su nombre (Juan 21:20-24).

Volviendo al punto, al leer desde el versículo 1 del Capítulo 12, es evidente que las revelaciones del Apóstol Pablo no provenían de él, provenían de Dios. Dios le daba el privilegio de conocer revelaciones grandiosas que luego traerían libertad a todo aquel que escuchara al Apóstol explicar el Evangelio de la Gracia. Si el Apóstol hubiese tenido un corazón orgulloso parar recibir estas revelaciones, Dios no le hubiera mostrado nada, ya que rompería Su propio principio:

1 PEDRO 5:5-6 (DHH) “… Dios se opone a los orgullosos, pero ayuda con su bondad a los humildes. Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los enaltezca a su debido tiempo”

Enaltecer es la misma palabra exaltar, y es la misma palabra que en el español utilizamos para referirnos a promover. Dios estaba exaltando al Apóstol Pablo al darle impresionantes revelaciones, él estaba siendo promovido a un mayor lugar de influencia, el impacto que estaba teniendo el Ministerio del Apóstol estaba haciendo que las masas corrieran a ponerse bajo su enseñanza.

HECHOS 19:9-12 (RVR) “… y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían”

Para el momento en el que el Apóstol escribió 2 de Corintios, él había establecido un influyente  Instituto Bíblico en Éfeso, donde Judíos y Griegos de todos lados asistían, y de allí salían muchos Ministros, como Epafras el cual estableció la Iglesia de Colosas (Colosenses 1:7), bajo la cobertura del Apóstol. Es claro que el Apóstol Pablo estaba siendo cada vez más promovido, o como lo dice en otras versiones: exaltado.

Así que Pablo no se exaltó, fue Dios el que lo exaltó.

2 ¿POR QUÉ LE FUE DADO UN AGUIJÓN EN LA CARNE?

“Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne…”

La preposición “Para” nos está apuntando hacia un propósito, que es, según el versículo, no permitir que lo que está recibiendo el Apóstol Pablo lo exalte más de lo que ya está, es decir, lo promueva más, le dé mayor influencia en sus viajes Apostólicos, impedirle que no siga provocando impactos tan masivos como los sucedidos en Éfeso.

3. ¿QUÉ ES UN AGUIJÓN EN LA CARNE?

“… me fue dado un aguijón en mi carne…”

Aguijón o, como se puede leer en otras versiones, espina en mi carne no era el nombre de una enfermedad o condición física; era una expresión para referirse a algo que estorba constantemente, de forma frustrante, el avance. Actualmente, podemos escuchar a las personas utilizar este estilo de frases no literales, como: “Esa persona es un dolor de cabeza” (para referirse a alguien problemático), “Le sacó los trapitos sucios” (para referirse a alguien que reveló situaciones íntimas y vergonzosas de otra persona), “Tiró la casa por la ventana” (para referirse a un gasto de dinero alto) o “Voy a romper el hielo” (para referirse a atreverse a hablar, eliminando el silencio incómodo). Les pregunto, ¿cuándo ustedes escuchan a alguien decir que va a tirar la casa por la ventana, ustedes realmente creen que va a tirar su casa por la ventana? Por supuesto que no, ¿verdad? De esta forma, deben entender que “Aguijón en mi carne” es una expresión no literal, la cual el Apóstol Pablo utilizó para narrar la manera en como estaba percibiendo el ataque que recibía constantemente. Pero esta expresión no es única de 2 de Corintios; en el Antiguo Testamento Dios utilizó estas expresiones para advertirles a los Israelitas lo que sucedería si no expulsaban a sus enemigos, rumbo a la Tierra Prometida:

NÚMEROS 33:55 (RVR) “Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis”

¿Lo pueden ver? Dios les advirtió que sus enemigos serían aguijones en sus ojos y espinas en sus costados. Y sabemos que los Israelitas no obedecieron a la advertencia de Dios, sin embargo, todos ellos no tenían por eso enfermedades en sus ojos o espinas en sus costados, sino que como lo vemos en la Palabra, constantemente fueron y han sido perseguidos.

¿Por qué entonces algunas personas dicen que sí es una enfermedad? Porque estas mismas personas son las que enseñan que Dios tiene un propósito instructivo con las enfermedades; que Dios pone enfermedades para hacer más humildes a las personas y las quita cuando ve que las personas han pasado suficiente por la prueba que les ha puesto. Incluso, llegan a afirmar que la enfermedad que tenía el Apóstol estaba localizada en sus ojos, poniendo el siguiente versículo como argumento:

GÁLATAS 6:11 (RVR) “Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano”

Pero si leen el contexto de este Capítulo, incluso, de la Carta entera de Gálatas, nada tenía que ver con enfermedades ni de los Gálatas ni del Apóstol Pablo, se estaba refiriendo a lo extensa que era la Carta y el énfasis que estaba haciendo en su exhortación a ellos por permitir ser engañados por los Judaizantes. No podemos simplemente desconocer que Jesucristo llevó nuestras enfermedades en la cruz para darnos Su sanidad, y creer que Dios Padre va a considerar que lo que hizo Jesucristo estuvo incompleto, y por lo tanto, necesitamos llevarlo en nuestro cuerpo para ser probados por Él.

Me gustaría que analizáramos otras partes de 2 CORINTIOS 12:7-9, resolviendo otras preguntas, para que no sólo podamos ver claramente a que se refería el Apóstol Pablo con el aguijón en su carne, sino, además, quién fue el culpable de ese aguijón, pero lo veremos la próxima Semana en otro Artículo.