Soy Luz Delia Suaza, Socia del Ministerio de Iglesia Palabra Pura, desde la hermosa Isla de Fuerteventura, España.

El pasado Miércoles 1 de Mayo, el Pastor Rafael, enseñándonos sobre 2 de Corintios, nos abrió las Escrituras de una manera maravillosa, y nos habló sobre la importancia de congregarnos y de la Bendición de contar con la cobertura espiritual de un Ministerio; es por eso que quiero compartir cómo viví en carne propia el poder de la Palabra de Dios acerca de Su protección divina, y el efecto que tiene la oración de los Pastores que hacen al final de cada servicio.

El día 30 de Abril, tuve un accidente producido por una caída bastante aparatosa, cuyo resultado pudo ser nefasto, y sin exagerar hasta haberme provocado la muerte: Imprudentemente, me subí a una silla para realizar una tarea doméstica; yo estaba sola, de repente caí de espaldas, no sé cómo, pero vi mi propio cuerpo estrellarse contra el suelo. Tenía a escasos centímetros de donde caí una mesa de madera muy sólida y un mueble de televisión al lado, por lo que el golpe en la cabeza era inminente, teniendo en cuenta la distancia que tenía.  

Fui consciente por unos segundos que me desplomaba, porque como dije antes, vi mi cuerpo caer, algo muy extraño para mí. Sorprendentemente, en un acto reflejo, mientras caía, contraje de tal manera mi cuerpo que no estampé mi cabeza sobre el suelo o las mesas, es como si Dios me hubiera volteado.

Acto seguido, estaba tirada en el piso de baldosas. Por un momento quedé aturdida, sentí un dolor tan intenso en la zona lumbar como si se hubiera recogido y reventado mi espalda.

El golpe fue tan impactante que literalmente sentí como si mi corazón se hubiera movido de su sitio. Sin poderme mover, sólo empecé a declarar Sanidad, a declarar los nombres Redentivos de Dios: Jehová Rafa, Jehová Jireh, Adonai… Sólo nombraba a Dios. Luego, estando en el suelo, declaré que esa caída no iba a repercutir ni a dañar ningún órgano de mi cuerpo.

Aunque presenté inflamación y muchísimo dolor, costándome estar de pie o caminar, seguí agradeciendo al Señor por Su protección. El Pastor Rafael Lemes cuando ora por nosotros al final del Servicio siempre declara: “… los Ángeles de Dios alrededor de ellos, como un escudo protegiéndolos de todo mal…”, y así lo sentí literalmente, sentí la protección de Dios como un escudo guardando mi vida.

Después de acudir al centro médico y practicarme una serie de radiografías, ¡no encontraron ninguna fractura o fisura en algún hueso! Mi recuperación fue milagrosa, porque al cabo de unas horas, y después de haber orado por mí, familiares y amigos, me incorporé y caminé como si no hubiese tenido ningún accidente, ni me quedó hematoma en la región que recibí el impacto.

Es maravilloso estar bajo la Cobertura Divina de Nuestro Señor y Salvador y contar con las oraciones de nuestros Pastores y Hermanos en la Fe.