“DIOS GUARDÓ MI VIDA Y SANÓ MIS HUESOS Y COYUNTURAS”
Soy María Magnolia Castaño, pertenezco a Iglesia Palabra Pura hace siete años. Hoy quiero compartirles este Testimonio de sanidad:
Estando en una finca de vacaciones, tuve un accidente; me fui de espaldas hacia un precipicio y al caer me recibió un pedazo de árbol que habían cortado.
Cuando sentí el golpe en mi espalda, quedé casi sin respiración por unos minutos, me sentía asfixiada y sin la capacidad de moverme. Los familiares con los que estaba inmediatamente fueron a auxiliarme y hablaban de lo fuerte que había sido el golpe, pero a pesar del dolor, mantuve la calma.
Ya que no era capaz de pararme por mi propia cuenta, me ayudaron a salir de allí y me llevaron hasta la casa. Quedé en cama por varios días porque necesitaba mantener en reposo. Mi hombro y mi tórax quedaron muy golpeados y no era capaz de mover o levantar las manos.
Ya que me encontraba muy lejos de un Hospital, los familiares de la finca llevaron un señor del sector que tenía conocimiento de fracturas para que me revisara, y él no encontró fractura alguna.
Dada la situación de mi inmovilidad, mi madre y mi hija fueron por mí. Sin embargo, cuando regresé a Pereira, seguí sintiendo dolor en las costillas y en otras partes de mi cuerpo. Lo que hacía que se me dificultaran actividades tan sencillas como caminar, porque sentía que no podía respirar, o preparar alimentos, porque sentía que mis dedos quedaban sin fuerza y sólo al apoyar el dedo índice para picar algo me generaban chuzones en las costillas. En sí, no podía ejecutar absolutamente nada donde me tocara hacer fuerza o cualquier tipo de movimiento.
En los días que ya estaba en casa, anunciaron la última Noche de Oración del 2024 en Iglesia Palabra Pura (viernes 25 de octubre). Fue allí donde le dije a mi hija que me acompañara, porque quería ir a darle gracias a Dios que no me pasó mayor cosa en el accidente, pues fue tan fuerte e impactante que pude haber perdido la vida.
En medio de la oración, empecé a agradecerle a Papito Dios porque a pesar de lo que me había sucedido, Él había tenido cuidado de mí. Seguí adorando y orando, dando gracias porque Dios había guardado mi vida, hasta que doña Beatriz (la madre de la Pastora), dirigiéndonos en la oración, nos dijo que nos declaráramos sanos por las llagas de Jesús. En ese momento yo creí en la sanidad de mis huesos y coyunturas, empecé a levantar mis manos suavemente y a declararme sana en el Nombre de Jesús, y de repente sentí como un soplo, como un viento que pasaba sobre mí, por lo que continué dándole gracias a Dios por mi sanidad y protección divina.
Al día siguiente, cuando empecé a vestirme, noté que casi no me dolía mover mis manos al levantarlas, fue allí donde me di cuenta que Dios me había sanado en la noche de la oración. A partir de esa noche de Oración me fui recuperando, noté mi sanidad muy rápidamente, por eso hoy estoy testificándoles lo que Dios ha hecho en mi vida.
Toda la Gloria y Honra sean para el Señor. Amén
Gloria a Dios. Gran respuesta de mi Señor la Fe es indesriptible.