
El Señor Quitó el Zumbido de Mi Oído
Soy Gloria Milena Lopez, miembro de Iglesia Palabra Pura desde hace siete años y quiero compartir con ustedes un testimonio muy especial de lo que Dios ha hecho en mi vida. Durante casi un año estuve padeciendo un zumbido constante en mi oído derecho. Era algo que me molestaba mucho, porque a veces desaparecía, pero en cualquier momento volvía con fuerza. Con el paso del tiempo se convirtió en una carga pesada y en una lucha diaria.
Debo confesar que nunca me ha gustado ir al médico. Reconozco que la ciencia médica es un regalo de Dios y que los médicos hacen parte de Su plan aquí en la tierra, pero en lo personal se me dificulta mucho el proceso de pedir citas. El sistema siempre me ha resultado complicado, y al final desistía. Por eso, en lugar de acudir al médico, decidí, porque así lo sentí, enfrentar esta situación con fe y con la Palabra de Dios.
Comencé a orar y a declarar versículos Bíblicos que nos hablan de la obra completa de Jesús en la cruz, donde Él ganó nuestra sanidad para dárnosla como herencia. Recordaba que “por Sus llagas fuimos curados” (1 Pedro 2:24). Había momentos en los que el zumbido disminuía y yo descansaba, pero luego volvía a aparecer. En mi corazón sabía que debía mantenerme firme, creyendo que Jesucristo ya había provisto la solución.
Fue entonces cuando se anunció que se abrirían nuevamente las inscripciones para la Escuela de Sanidad en la Iglesia. Mi esposo y yo no dudamos en inscribirnos. Yo sentía que este era un tiempo en el que Dios quería hacer algo especial.
Recuerdo que un lunes, justo antes de una de las clases, el malestar en mi oído estaba muy fuerte. Me arrodillé al lado de mi cama, levanté mis manos y le hablé al Señor con sinceridad: “Tú eres mi médico por excelencia. Tu Palabra dice que ya fuimos sanos, que ya fuimos curados. Yo creo en el poder de Tu Palabra porque es verdad y nunca miente”.
Le pedí al Señor que me mostrara si debía ir al médico o qué debía hacer. Pero sobre todo afirmé que confiaba en Él y en lo que ya había hecho en la cruz. Con esa oración me quedé en paz.
Al día siguiente asistimos a la enseñanza de la Escuela de Sanidad. Durante la Santa Cena, nos dirigieron a tomarla con unas palabras que me llegaron directo al corazón: que cualquier dolencia, malestar o enfermedad que estuviéramos experimentando debía ser entregada en ese momento, declarando que desde ese día salía desde la raíz.
En ese instante cerré mis ojos y con fe declaré que ese zumbido no me molestaría más. Recordé que “mayor es el que está en mí que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4). Con toda certeza hablé a esa dolencia y dije que no tenía más lugar en mi cuerpo, que yo ya había sido sanada por Jesucristo.
Fue un momento muy especial. Sentí una paz profunda, como si una carga hubiera salido de mí. Algo dentro de mí se encendió y supe que había recibido mi sanidad. Desde ese día, el zumbido desapareció. En algunas ocasiones el síntoma ha querido volver, pero cada vez que lo percibo declaro con firmeza la Palabra de Dios: “Yo no soy esclava de ningún malestar, Jesucristo ya ganó mi sanidad”. Y el síntoma se va.
Hoy puedo decir con gratitud que estoy libre. He visto cómo la Palabra de Dios es viva y eficaz, y cómo la fe en lo que Jesús ya hizo en la cruz nos da victoria. Estoy profundamente agradecida con el Señor, que siempre es fiel, y también con nuestros Pastores por su obediencia y por haber establecido Iglesia Palabra Pura en Pereira (Colombia).
Gracias a la Escuela de Sanidad he aprendido a ser radical en la Palabra y a no ceder ante las mentiras del enemigo. No solo yo, sino mi familia y muchos otros hemos sido bendecidos, edificados y sanados.
Este testimonio es para la Gloria de Dios. Si hoy estás atravesando por una enfermedad o malestar, quiero animarte a creer que Jesús ya llevó todo dolor o enfermedad y que en la cruz conquistó tu sanidad. No importa lo que digan los síntomas, la Palabra de Dios es verdad y nunca falla.
Toda la honra sea para nuestro Señor Jesucristo.