En la serie que les he estado enseñando estos últimos domingos, (El Arte del Matrimonio) hemos entendido lo peligroso que es para el creyente exponerse a todo tipo de inmoralidad sexual y como esta incita a la persona a caer en el mismo error una y otra vez; esto tiene su razón, biológicamente hablando, por eso debemos cuidar lo que ven nuestros ojos.
“…nunca se sacia el ojo de ver…” Eclesiastés 1:8 (RVR)
Cuando digo biológicamente, me refiero a la complejidad del cerebro y como este reacciona según la información que le das. Hay una parte en el cerebro que se llama “Mesencéfalo” que es el encargado de controlar lo que escuchas y lo que ves e incluso los movimientos del cuerpo. Expertos en neurología han demostrado que la exposición constante a la pornografía debilita esta parte del cerebro a tal punto que pierdes sensibilidad a la buena moral.
Pero, además, carece la persona de voluntad para resistirse a sus deseos, de modo que la información que entra a tu cerebro a través de tus ojos será la que determine tu comportamiento y tu moral. Porque lo que empezó como un simple e “inofensivo” deseo, se convierte en algo incontrolable que te hace esclavo de tus propias pasiones como bien lo define el Apóstol Pablo:
“… esclavos de concupiscencias y deleites diversos …” Tito 3:3 (RVR)
Es ahí que quiero fijemos nuestra atención, en el comportamiento de la persona, que es afectado por lo que ve. Quiero mostrarles una historia que demuestra como el ser humano no sólo toma decisiones equivocadas basado en sus deseos, sino también reacciona de forma violenta llevado por la insatisfacción de sus propios deseos.
“Y estaba Amnón angustiado hasta enfermarse por Tamar su hermana, pues por ser ella virgen, le parecía a Amnón que sería difícil hacerle cosa alguna. Y Amnón tenía un amigo que se llamaba Jonadab. Y éste le dijo: Hijo del rey, ¿por qué de día en día vas enflaqueciendo así? ¿No me lo descubrirás a mí? Y Amnón le respondió: Yo amo a Tamar…” 2 Samuel 13:1-4 (RVR)
Este hombre (Amnón) tenía un deseo de acostarse con Tamar tan fuerte que la Palabra dice que se enfermó, pero no se refiere a una enfermedad física, sino a una angustia excesiva, una presión mental y emocional por pensar en ese momento que tanto estaba esperando. De hecho, en el versículo final, Amnón le dice a su amigo “Yo amo a Tamar” esta expresión tiene la misma connotación que les enseñe en la historia de Jacob y Raquel; que en el inglés (Lust) traduce lujuria.
Nuestro cerebro tiene algo que se llama (oxitocina) que cuando llega a niveles altos producto de algo o alguna situación que genera ansiedad, hace que la persona pierda el temor y la preocupación por completo, en relación a su entorno. Porque solamente está pensando en ese momento y en lograr conseguir el placer que quiere.
En el versículo 14 del mismo capítulo vemos como reacciono Amnón sin importarle que podría pasar o quién pudiera verlos, simplemente porque su obsesión hacia ella nublo su juicio.
“Mas él no la quiso oír, sino que pudiendo más que ella, la forzó, y se acostó con ella” 2 Samuel 13:14 (RVR)
Aquí la Palabra usa una expresión suave cuando dice “se acostó con ella” en realidad lo que quiere decir es que abuso de ella sexualmente. Los expertos en un estudio prolongado desde los años 60 hasta los años 90 reunieron una cantidad de información sobre personas que estuvieron expuestas a la pornografía y se determinó que un gran porcentaje de estas personas presentaron comportamientos violentos sexualmente, otro porcentaje justifico la violación y otro grupo presento una respuesta de normalidad hacia actos sexuales más aberrantes.
Las personas que practican o ven cualquier tipo de inmoralidad mostrarán eventualmente la misma conducta de Amnón no sólo en la parte sexual, también en cualquier área de la vida, porque se vuelven mentirosos, insensibles y manipuladores.
Tal y como lo hizo Amnón, fingió estar enfermo, por sugerencia de su amigo Jonadab (2 Samuel 13:5-6) con el único propósito de estar con Tamar quién para ese entonces tenía aproximadamente 15 años de edad; después de lograr su objetivo que era estar a solas con ella, Amnón la forzó a acostarse con él. No sólo la deshonro sino que además la rechazo.
“Luego la aborreció Amnón con tan gran aborrecimiento, que el odio con que la aborreció fue mayor que el amor con que la había amado. Y le dijo Amnón: Levántate, y vete”2 Samuel 13:15 (RVR)
Este versículo nos confirma cuales eran sus reales intenciones desde el principio. Después de satisfacer sus deseos, para Amnón ya no era una novedad el estar con Tamar, y es lo mismo que sucede con aquellos que consumen pornografía, hay un umbral del que ya no regresan porque quieren probar cosas cada vez más fuertes, pues, en la medida en que crece el deseo, en la misma proporción crece la insatisfacción.
El desarrollo de la tecnología ha sido un trampolín para la propagación de la inmoralidad sexual, en todas sus formas. Porque permite acceder de manera más fácil y rápida a plataformas con contenido inmoral.
Amnón trazó su destino desde el momento en que pensó en hacer lo que sentía en su corazón (Santiago 1:14-15) porque Absalón, hermano de Tamar, planeo la muerte de Amnón a causa de lo que le hizo a ella. Amnón no tuvo esperanza pero nosotros los hijos de Dios si la tenemos. El Señor nos ha dejado instrucciones de como debemos pensar, en que debemos poner nuestra atención. El creyente no debe permitir que sus deseos y sentidos afecte sus decisiones e influya en su carácter.
“ … todo lo que es verdadero, todo lo que es honorable y digno de respeto, todo lo que es correcto y confirmado por la Palabra de Dios, todo lo que es puro y sano, todo lo que es hermoso y trae paz, todo lo que es admirable y de buena reputación; si hay alguna excelencia, si hay algo digno de alabanza, piensa continuamente en estas cosas [centra tu mente en ellas e implántalas en tu corazón]” Filipenses 4:8 (AMP)