Thomas Jefferson, Presidente de los Estados Unidos a comienzos del siglo XVIII; poco antes de morir expreso su preocupación por el futuro de su país, debido a la esclavitud que él, pese a sus esfuerzos, no consiguió abolir. Sabiendo que existe un Dios justo dijo: “verdaderamente tiemblo por mi patria cuando pienso que Dios existe”
Casi 40 años más tarde, en 1861 Estados Unidos sufrió los estragos que tanto temía Thomas Jefferson como producto de la esclavitud, y estallo la guerra civil entre el sur y el norte. Se estima que cerca de 700.000 personas murieron y los daños materiales fueron incalculables, la nación entera se sumía en un desastre del que parecía no tener salida.
¿A cuántos les parece familiar este tipo de situación? Porque no sólo pasa a nivel de país o a nivel mundial, también a nivel personal. Son muchas las veces que nos hemos encontrado en un callejón sin salida y damos todo por perdido, porque nos abruma el problema, a tal punto, que nos negamos a creer que hay una solución.
Las causas pueden ser muchas, en el caso de Estados Unidos fue la esclavitud, en el caso de Israel el pueblo de Dios, que caminó por el desierto, fue por su incredulidad y rebeldía. Todos por alguna razón atravesamos situaciones difíciles, sin embargo, más allá de las causas, debemos confiar que la historia puede cambiar. La pregunta es ¿Cómo? Me gustaría ilustrarlo con una historia que se muchos conocen, veamos.
La Palabra en el libro de Job nos dice que él perdió todo; sus bienes, sus hijos y su salud Job 1:13-19, 2:7. Todo esto sucedió en cuestión de unos cuantos meses, quedó tan afectado que la Palabra nos dice que:
“Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró” Job 1:20 (RVR)
Esto es una expresión de extremo dolor, que sólo es posible entender si se está en la misma situación. Ahora bien, las Escrituras también mencionan la razón por la que Job padeció todo esto.
“Porque el temor que me espantaba me ha venido, y me ha acontecido lo que yo temía” Job 3:25 (RVR)
Job aquí reconoce sus temores que hacen parte de nuestra condición humana y que son aprovechados por Satanás para incursionar en la vida del creyente. Incluso llegamos a pensar que aquello que nos causa dolor y angustia es voluntad de Dios; tal y como pasó con Job:
“Jehová dio, y Jehová quitó…” Job 1:21 (RVR)
pero no es así.
Estados Unidos llevaba casi tres años en guerra, y en 1865 aproximadamente, durante su segundo discurso inaugural, Abraham Lincoln dijo: «La guerra era el flagelo de Dios debido al pecado de la esclavitud y que sólo terminaría hasta que cada gota de sangre extraída por el látigo, fuera pagada”.
Lo peor que puedes hacer en momentos de crisis es alejarte de Dios y olvidar su Palabra; porque su buena, perfecta y agradable voluntad, Romanos 12:2, es una verdad latente que nos debe llevar a creer y pensar que aquello por lo que estamos pasando puede cambiar.
Cuando leemos, por ejemplo, el capítulo 7 del libro de Job, nos encontramos con un hombre inconsolable que piensa que sus problemas no tienen ni la más mínima posibilidad de solucionarse. Siempre hay algo que podemos hacer al respecto, la Palabra dice:
“Seguramente hay futuro [y recompensa], Y tu esperanza y expectativa no serán cortadas” Proverbios 23:18 (AMP)
Lo que sucede es que cuando caemos en la actitud de Job, no vemos un futuro, se pierde toda expectativa de bien y se anula la esperanza. ¿Saben que hizo Abraham Lincoln cuando los del sur parecía tenían toda la ventaja?
Se dice que muchos de sus partidarios huyeron de miedo, pero él se quedó en la Casa Presidencial, se arrodillo y prometió a Dios que, si terminaba con todo este problema, él liberaría a los esclavos. Haya o no sucedido esto, lo cierto es que contra todo pronóstico y de manera inesperada, el 17 de Septiembre de 1862 los estados del sur empezaron a retroceder hasta retirarse completamente.
Y tal cual lo prometió, Abraham Lincoln firmó la Proclamación de Emancipación a pesar de la oposición, esto le dio un giro a los eventos que cambio la historia de los Estados Unidos.
No hay problema grande para Dios, sino hombres que se sienten pequeños ante la presión, no hay tal cosa como un Dios incapaz sino hombres que les cuesta reconocer Su poder. Cuando tú ores y clames a Dios, recuerda siempre que Él tiene para ti pensamientos de paz y no de mal, para darte un futuro y una esperanza Jeremías 29:11.
Job reconoció la grandeza de Dios y se arrepintió de sus errores, se acercó con humildad e ignoro las voces de sus amigos y ahora veía a Dios realmente como es.
“Yo conozco que todo lo puedes. Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Mas ahora mis ojos te ven. Y me arrepiento en polvo y ceniza”
Job 42:2-6 (RVR)
Estas declaraciones de Job permitieron la intervención de Dios en su vida, y todas las cosas difíciles que tuvo que enfrentar debido a sus temores, habían quedado en el pasado.
“En sus últimos años de vida, Job recibió de Dios más bendiciones que en los primeros” Job 42:12 (TLA)
Job sólo necesito orar con el conocimiento de quién es Dios para que su historia cambiara. Nosotros tenemos la Palabra de Dios y Su Santo Espíritu, por eso, cuando te encuentres en situaciones difíciles recuerda que Él puede cambiar tu historia.
“Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos” Hebreos 4:16 (NTV)