Iglesia Palabra Pura

Hace algunos años, se reportó un terrible accidente ocurrido en Nuevo León, México; una camioneta —en la que se encontraba una mujer y sus cuatro hijos, menores de edad— había sido embestida por un tren. El trágico resultado fue que dos de los menores (un bebé de un mes de nacimiento y una niña de 12 años) perdieron la vida y los otros dos tuvieron que ser trasladados, junto a su madre, de urgencia al hospital. Realmente es una noticia impactante y triste, y por supuesto no quiero ahondar en las identidades de las personas, pero sí en algo muy importante que se publicó respecto a las causas de esta tragedia, y es que la culpa fue de la mujer, pues había intentado ganarle el paso al tren, pero el cálculo no le funcionó.

La verdad es que la mayoría de tragedias no ocurren por ignorancia, sino por imprudencia. Al volvernos expertos en algo, podemos sentirnos tentados a crear nuestros propios parámetros e ignorar las advertencias, pero debemos tener en cuenta que no sólo existe el buen éxito, sino también el mal éxito que nos puede dar una falsa imagen de seguridad; por ejemplo, una persona puede conducir a 100 km/h en una carretera que advierte que el máximo de velocidad permitido es de 30 km/h, y llegar a su destino sin contratiempos, eso en realidad sería tener éxito, pero no un buen éxito, la confianza de esa persona puede aumentar y repetir la misma acción varias veces, hasta crear la falsa ilusión de que todo lo tiene bajo control, pero, como la historia lo ha comprobado, cuando se ignoran las advertencias, un día inesperado, la imprudencia pasa su factura, y trae mucho dolor que pudo ser evitado.

PROVERBIOS 3:5-7 (RVR) “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal”

La Palabra nos muestra que la confianza en Dios no se da de forma automática, como algo que simplemente es innato en nosotros, por ser hijos de Dios, sino que es una decisión que debemos tomar. La verdad es que toda nuestra vida en Cristo es un caminar de fe, y para dar pasos de fe, vamos a tener que dejar a un lado nuestra propia prudencia, es decir, nuestros propios conceptos y cálculos, y confiar en lo que Dios nos muestra como correcto e incorrecto, sabiendo que Sus límites están para protegernos.

2 CRÓNICAS 1:7-8, 10 (RVR) “Y aquella noche apareció Dios a Salomón y le dijo: Pídeme lo que quieras que yo te dé. Y Salomón dijo a Dios:… Dame ahora sabiduría y ciencia, para presentarme delante de este pueblo; porque ¿quién podrá gobernar a este tu pueblo tan grande?”

Cuando vemos en la Palabra la historia del rey Salomón, admiramos su petición a Dios; él no pidió riquezas y poder para gobernar, él pidió sabiduría, y Dios le concedió ambas, pero para Salomón tener buen éxito, debía tomar la decisión de confiar completamente en Dios, haciendo a un lado su propia prudencia.

Inicialmente, el rey Salomón siguió la guía de sabiduría de Dios, teniendo un resultado maravilloso:

2 CRÓNICAS 9:22-24 (RVR) “Y excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riqueza y en sabiduría. Y todos los reyes de la tierra procuraban ver el rostro de Salomón, para oír la sabiduría que Dios le había dado. Cada uno de estos traía su presente, alhajas de plata, alhajas de oro, vestidos, armas, perfumes, caballos y mulos, todos los años”

Sin embargo, si seguimos leyendo la narración de su historia, nos damos cuenta que lamentablemente él terminó alejando su corazón de Dios, preparando el camino para la división de Israel:

1 REYES 11:9-10 (RVR) “Y se enojó Jehová contra Salomón, por cuanto su corazón se había apartado de Jehová Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a dioses ajenos; mas él no guardó lo que le mandó Jehová”

Claramente vemos que la causa de la caída del rey Salomón no fue la ignorancia de la verdad,  pues Dios no dejó de darle Su sabiduría, ni tampoco su caída vino por algo externo, vino porque él rechazó confiar en Dios y prefirió confiar en su propia prudencia. A pesar de las advertencias y límites de Dios, fue cediendo y cediendo terreno al pecado, creyendo que él sabía hasta donde llegaba, saliendo bien librado, pero sus propios cálculos lo llevaron a entregarse por completo a ir en contra del sabio Dios.

Muchos cristianos tienen la falsa idea de como Dios los ama tanto, entonces, Él se les va a poner en la mitad del camino para impedirles que hagan lo malo. Y por eso dicen frases como: “Si Dios me lo ha permitido, es porque es Su voluntad”, “Si Dios no quiere esto para mí, Él me va a cerrar esta puerta”, “Yo le oré a Dios, y si realmente Él no hubiese querido que yo haga esto, se me hubiese aparecido en un sueño a advertirme”. Son cristianos que usan cualquier excusa para tratar de justificar de que, a pesar de que la voluntad de Dios es clara en las Escrituras, Dios debe ser más específico en Sus señales, para asegurarles qué aplica o no para ellos. No obstante, la verdad es que Dios espera que nosotros leamos Su Palabra y la tomemos como es, como Su voluntad y guía para nosotros, y que voluntariamente la sigamos. Dios no forzará a nadie, por más de que lo ame, a que haga algo para obedecerlo.

Que este Artículo sea un buen momento para meditar en cada área de nuestra vida, si estamos confiando de todo corazón en Dios, o estamos apoyados en nuestra propia prudencia. Aprendamos de los errores por ejemplo, no por experiencia.

2 comments on “NO TE APOYES EN TU PROPIA PRUDENCIA

  1. Pastor es una gran enseñanza como todas las que nos brinda y ojalá no solo me sirva para ahora sino para estar atenta a que no me confie y me confunda; sino que confie en Dios, siempre en Dios. Bendiciones.

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