Mi nombre es Renata Gutiérrez, les escribo desde Venezuela. Quiero contarles este Testimonio sobre las múltiples bendiciones que Dios ha manifestado en mi vida en el área de la Sanidad.

Antes de conocer este poderoso Ministerio, yo creía lo que se decía, de generación en generación, en mi hogar, que toda la familia sufría de diversas enfermedades óseas (huesos) y que a partir de los 45 años estaba destinada a sufrir de hipertensión.

Pues al transcurrir los años, así fue; los huesos de los dedos de mis manos se estaban deformando, esto producía un dolor muy fuerte y las articulaciones se me inflamaban muchísimo, pero yo decía:  “Bueno, me tocó artritis degenerativa, ni modo, la herencia de la familia”.

Un día, de repente, empecé a sentirme débil y con taquicardias por la ansiedad que sentía. Cuando fui al médico, me realizaron diferentes estudios y me diagnosticaron como paciente hipertensa. Así que, a mis 46 años, ya estaba tomando hipertensivos, mañana y noche.

Además, aparte de los diagnósticos que en mi familia eran normalizados como algo que debíamos aceptar, empecé a sufrir una alergia que se manifestaba casi que con cualquier cosa; como el polvo, el humo, las cosas guardadas, etc. Vivía tomando antialérgicos porque el simple acto de barrer mi casa me provocaba alergia, llegue al punto que tenía que nebulizarme cuando me tocaba limpiar la casa a profundidad.

Pero Dios en su infinita Misericordia hizo una conexión maravillosa con un miembro de Iglesia Palabra Pura, Álvaro Vega; él me empezó a enviar los audios. Para mí, desde la introducción de estos audios fue como si prendieran la luz de un cuarto oscuro. En cada audio yo decía: “¡¡¡LO VEO, LO ENTIENDO, LO VEO, LO CREO!!!”. Mi alma sedienta sólo quería escuchar más y más, y cuando llegaron a los audios de Sanidad, me apropié de esas palabras: “FUI TRASLADADA DEL REINO DE LA MENTIRA, DE LA MALDICIÓN DEL PECADO Y SUS CONSECUENCIAS, Y LA ENFERMEDAD YA NO ME PERTENECE, CRISTO YA PAGÓ”. Esas palabras fueron una explosión en todo mi ser, agarré las pastillas que tomaba, y las tiré en una gaveta.

WOW, en ese momento entendí lo que dicen mis Pastores Rafael y Adriana Lemes:  “La batalla está en la mente”. Se me venían pensamientos de muerte, de que iba a estar más enferma, tirada en una cama con un ACV (accidente cerebrovascular). Pero yo iba a la gaveta, agarraba las pastillas en las manos, y las volvía a tirar, y decía: “DIOS NO MIENTE, LA PALABRA ES VERDAD”.

En medio de esta batalla de fe, un día me di cuenta que mis dedos ya no estaban deformes ni me dolían. WOW, ¡EL SEÑOR ME SANÓ! Ese día estaba muy feliz y mi fe se afianzó más,  así que todas las pastillas las tiré a la basura (incluyendo las de la alergia), y dije: “El dinero que Dios me da no es para gastarlo en medicamentos”.

Gloria a Dios, en Diciembre de ese mismo año, cuando estaba sacando los adornos del Árbol de Navidad no me dio ni un estornudo, ni tos, ni nada, y desde ese día hasta hoy, soy completamente SANA de esas 3 enfermedades que me esclavizaban.

Gracias a los Pastores Rafael y Adriana Lemes que sembraron la semilla en mí. Gracias a nuestro Señor Jesucristo, por pagar por nosotros lo que nosotros debíamos pagar, por amarnos más allá de todo entendimiento. Gracias, Jesucristo, por rescatarnos de la maldición, pues está Escrito que: “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)” (Gálatas 3:13 [RVR]).

Espero que este testimonio pueda ayudar a otros a sostenerse en la Palabra, porque sólo Cristo logró lo que para nosotros es imposible en nuestras fuerzas. Honremos Su sacrificio y creámosle a nuestro Señor. Él no miente.