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En el Artículo pasado, iniciamos el estudio de la quinta Dispensación: la Dispensación/Administración de la Ley de Moisés, también conocida como la Dispensación/Administración de la Ley Mosaica.

Esta Dispensación inició en el Monte Sinaí, donde Dios le entregó la Ley a Moisés para que les compartiera las condiciones de esta nueva Dispensación a los Israelitas, luego de que ellos manifestaran que eran capaz en sus fuerzas de alcanzar los estándares de Dios para justificarse.

Ley que no tardó en quebrantarse, pues justo cuando bajaba Moisés del Monte Sinaí con las primeras tablas de piedra escritas por el mismo dedo de Dios, el Pueblo de Israel ya había faltado a los primeros 3 mandamientos, demostrando el fracaso que tendrían por delante para justificarse a sí mismos:

ÉXODO 20:3-5 (RVR) “… No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”

La fabricación y adoración del becerro de oro (Éxodo 32), bajo la Dispensación de la Ley, demostraron rápidamente la incapacidad del ser humano de cumplir toda la Ley y alcanzar su propia justicia. Y esto fue sólo el inicio, porque a partir de allí, una y otra vez quebrantaron la Ley que los llevó a estar confinados bajo 613 mandamientos.

Sin embargo, deben tener en cuenta, que a pesar de que la Ley es Santa, Justa y Buena (Romanos 7:12), nunca Dios la dio para que alguien se justificara por medio de seguirla, sino que por medio de ella no le quedara más salida a cada Israelita que reconocerse como pecadores dignos de lástima por su incapacidad de hacer lo bueno perfectamente:

ROMANOS 3:19-20 (RVR)“Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado”

Dios había escogido a Israel para que llevara Su nombre y que de esta Nación naciera el Mesías prometido, pero había sido escogida por Gracia, no por méritos propios, por lo que el propósito de la Ley era cerrarle la boca a Israel al darle a conocer que ellos al igual que los de las demás naciones eran pecadores delante de Dios, y que, por lo tanto, también merecían ser castigados por sus pecados. Ahora, aunque fue bueno que ellos conocieran qué era pecado a través de la Ley, porque les hacía de cierta manera disminuir la cantidad de pecados, en comparación con las otras naciones, por temor al castigo Divino, nunca por medio de este sistema de las obras que exigía la Ley podían ser realmente limpiados de pecado y, por ende, ser justificados delante de Dios.

Pero al igual que las demás Dispensaciones que fueron marcadas por un inicio y un final, la Dispensación/Administración de la Ley que inició en el Monte Sinaí tenía una fecha límite, o como en la Palabra se menciona, tenía un HASTA QUE:

GÁLATAS 3:19 (RVR) “Entonces, ¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, HASTA QUE viniese la simiente a quien fue hecha la promesa”

Jesucristo es la simiente prometida para el tiempo preciso donde la Dispensación de la Ley debía finalizar. Él nació bajo la Ley para redimir a los que habían estado confinados bajo la Ley:

GÁLATAS 4:4-5 (RVR) “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos”

Una de las definiciones de Redimir es “rescatar a un cautivo mediante un precio”, y eso fue lo que hizo Jesucristo en el tiempo señalado por Dios; Jesús sabiendo que todos los Israelitas habían quebrantado la Ley, y fueron declarados culpables y pecadores, de igual forma como el resto de los seres humanos, decidió ser quien recibiera el castigo en la cruz para que con Su sufrimiento y muerte se anulara el acta de los decretos que declaraba a cada ser humano digno de muerte eterna, con Su Sangre derramada pagó el precio para rescatarnos de la esclavitud del pecado y de la maldición de la Ley (Gálatas 3:13).

El momento exacto donde se terminó la Dispensación de la Ley fue cuando Jesucristo terminó Su obra redentora en la cruz y gritó: ¡CONSUMADO ES!

JUAN 19:30 (RVG) “Y cuando Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”

Aunque el Evangelio de Juan no nos describe el detalle de que Jesús gritó al decir  “Consumado es”, los Evangelios de Mateo y Marcos sí nos muestran que esto fue lo que precisamente hizo antes de morir:

MATEO 27:50 (RVG) “Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu”

MARCOS 15:37 (NBLA) “Pero Jesús, dando un fuerte grito, expiró”

Así que ¡CONSUMADO ES!, fue el grito de Victoria de Jesús en la cruz, Él hizo lo que la Ley no pudo hacer, lo que ningún ser humano durante las Dispensaciones pasadas pudo hacer, Él ofreció el pago por la redención de toda la humanidad esclava del pecado.

Jesús vino en la quinta Dispensación para dividir la historia. Precisamente el número 5 es reconocido como el número de la Gracia, y Jesucristo es la Gracia que  vino a rescatarnos por medio de Su sacrificio.

JUAN 1:17 (RVR) “Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo.

La obra de Jesucristo fue la transición que cerró la Dispensación de la Ley y abrió la nueva Dispensación en la cual estamos, la Dispensación de la Gracia; Su muerte cerró la Dispensación de la Ley, y Su Resurrección dio inicio a la Dispensación de la Gracia, que justifica gratuitamente a aquellos que ponen su fe en Él.

ROMANOS 3:24 (RVR) “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”

Debido a que la mayoría de los Israelitas estaban enfocados en alcanzar su propia justicia, porque no comprendían el propósito de la Ley, no reconocieron al Mesías y terminaron rechazándolo:

JUAN 1:11 (RVR) “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron”

Pero fue este rechazo una oportunidad que Dios aprovechó para extenderle la invitación a todos los seres humanos, que no tenían Pacto con Él, a todos los Gentiles.

En el próximo Artículo, continuaremos viendo sobre este tema al estudiar sobre la Dispensación de la Gracia y la Salvación extendida a los Gentiles que no habían tenido Pacto con Dios.

1 comment on “EL MISMO DIOS, DISPENSACIONES DIFERENTES – PARTE 7

  1. Bendita gracia y bendito sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, muchas gracias Pastor por esta hermosa carta enseñanza 🙌🏻🙏🏻

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