Iglesia Palabra Pura
  • 18 octubre, 2024
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SOY SANO Y SIN SECUELAS

Soy Juan Carlos Giraldo Gómez, asisto con mi familia hace 7 meses a Iglesia Palabra Pura. Antes, asistíamos a la Iglesia Católica, pero allí sentíamos que necesitábamos buscar un lugar donde pudiéramos aprender más de la Palabra, para acercarnos más a Dios y ser guiados por la fe en Él, además, queríamos que nuestros hijos sintieran felicidad por ir a la Iglesia, así que a través de una búsqueda por redes sociales, dimos con Iglesia Palabra Pura, y ahora estamos seguros de estar en el lugar correcto.

Hemos sido una familia muy unida, temerosa de Dios, pero aún nos faltaba conocer el verdadero significado de la cruz para sentir el gozo y la plenitud que sentimos ahora. Antes,  pensábamos que era normal que la enfermedad llegara porque “Dios la permitía con un propósito”, pero hoy comprendemos que la voluntad de Dios siempre es la vida y la salud. Por eso hoy quiero compartirles nuestro testimonio respecto a esta área:

En el mes de noviembre de 2023, llegó una prueba muy difícil que cambió nuestras vidas por completo; yo era un hombre adicto al trabajo, con un ritmo de vida acelerado, y a causa de esto estuve al borde de la muerte. Tuve  una ruptura de esófago, que empezó por una gastritis y se convirtió en una esofaguitis crónica, a causa del estrés.

El 1 de noviembre, después de vomitar, ingresé a la clínica con un dolor muy fuerte en el abdomen y con alta dificultad para respirar. Fui intervenido inicialmente con una cirugía exploratoria, ya que no sabían cuál era el diagnóstico que tenía, porque los exámenes salían bien, pero mi respiración empeoraba cada vez más.  Inmediatamente, me ingresaron a la UCI, muy grave, pero sin un diagnóstico. Todo era muy extraño. En la clínica me indicaron que nunca se les había presentado un caso similar.

Al día siguiente, me pudieron detectar algo en el esófago, por lo que intervinieron 13 días después. En la cirugía los médicos quedaron asombrados porque no esperaban que la ruptura del esófago tuviera un tamaño tan grande, así que se dedicaron a salvar mis pulmones, ya que el líquido gástrico los estaba consumiendo.

Estuve en un coma inducido, intubado durante 27 días, con falla renal, con derrame pleural, anemia, diabetes, taquicárdico, con diferentes bacterias, y pasé por varias cirugías y varios tubos a tórax. Perdí 25 kilos y estuve internado en la clínica por 2 meses entre la UCI y la recuperación, pero sé que Dios no me abandonó, porque Él es bueno todo el tiempo, y estoy seguro que Él me arrancó de la muerte.

En todo ese tiempo, mi familia, especialmente mi esposa, estuvieron orando por mí. Y yo, mientras dormía, tuve experiencias muy especiales con Dios; en una de ellas recuerdo que llegué a un pantano y me arrodillé a orar, ya que me sentía muy cansado, le dije a Dios que hiciera Su voluntad en mí. En ese momento vi, sobre un lugar oscuro, un marco de una puerta que tenía arriba un letrero que decía: ¿Y TÚ QUÉ QUIERES?; a lo que yo respondí cuando lo leí: “Dios mío, mis hijos están pequeños y quiero compartir más tiempo con ellos. Volví a mirar el letrero del marco, y esta vez decía: TÚ ELIGES. Estas y otras experiencias experimenté mientras dormía.

Mi familia, amigos y conocidos siguieron orando por mí, pero cuando le dijeron a mi esposa que no había esperanza de vida para mí, ella desarrolló una fe fuerte, y se paró firme en contradecir los malos diagnósticos que daban sobre mí, respondiéndole al personal médico: “Sé que él va a estar bien”. Porque realmente mi esposa estaba convencida que Dios me libraría de la muerte. Y así fue, Dios me mantuvo vivo, me libró de varias cirugías que habían pensado hacerme, y me fui recuperando de una manera acelerada.

De ese episodio me habían quedado secuelas, tales como que en ambas manos tenía los dedos recogidos a causa de haber estado sedado tanto tiempo y unos cálculos en los riñones y en la vesícula debido a todos los procedimientos que me habían realizado.

Fue en ese tiempo que llegamos a Iglesia Palabra Pura, en búsqueda de conocer la Palabra de Dios, y desde que empezamos a asistir, hemos aprendido a recibir por fe lo que Cristo hizo por  y para nosotros. Ahora sabemos que no es la voluntad de Dios la enfermedad, sino que por Sus llagas fuimos curados, y por eso debemos tomar nuestra sanidad.

Así que, completamente convencido en que la voluntad de Dios es la sanidad, empecé a actuar en fe, a mis manos les ordené que debían estar bien, y se eliminó el recogimiento de mis dedos, y en cuanto a los cálculos que me habían quedado, presenté en 3 ocasiones síntomas de dolor, pero en cada ocasión tomaba la Santa Cena, y estos síntomas desaparecían. Sin embargo, al tiempo se sumó a los síntomas una fiebre muy alta por la que me recomendaron hacerme exámenes. Los exámenes salieron muy alterados, mostraban problemas a nivel renal, por lo que indicaron que debía ir de urgencias a cirugía.

En nuestra familia estuvimos en paz ante lo que mostraban los exámenes y los médicos decían. En casa seguimos todo el tiempo tomando la Santa Cena, porque no teníamos miedo ahora a la enfermedad.

Ya cuando íbamos rumbo a la cirugía, mi esposa me dijo que fuéramos a la Iglesia para que oraran por mí los líderes de la Iglesia, y así lo hicimos. Recuerdo que oramos, antes de iniciar el Servicio de Miércoles, para que los cálculos desaparecieran, y luego salimos hacia la clínica.

Al llegar a urgencias me encontraba aún con fiebre muy alta, por lo que me dejaron inmediatamente hospitalizado debido a mi antecedente. Me volvieron a tomar los exámenes, pero esta vez salieron mejor. Al día siguiente, me tomaron una tomografía y unas placas donde se definía la cirugía, pero ¡vieron que efectivamente los cálculos estaban desapareciendo! Ya no eran cálculos, sino micro cálculos, que no necesitaban de intervención quirúrgica. Me volvieron a tomar los exámenes y nuevamente salieron mucho mejor.

Para los médicos mi caso era extraño. Ellos trataban de explicar el caso declarando que seguramente había sido todo producto de un virus, pero esa teoría es imposible porque la creatinina estaba muy elevada y este examen muestra el funcionamiento de los riñones. 

Mi familia y yo sabemos qué sucedió con los cálculos: Dios nos mostró Su fidelidad, que si tomamos nuestra herencia y valoramos con fe lo que Cristo hizo por nosotros, podemos ver Su manifestación de poder. Dios es bueno todo el tiempo. Para la Gloria de Dios estoy sano, y SIN SECUELAS, sin síntomas, y sin tomar un solo medicamento.

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