2 TIMOTEO 2:15 (RVG) “Estudia con diligencia para presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad”
El Apóstol Pablo le advirtió a su hijo en la fe, Timoteo, que no sólo debía estudiar la Palabra, sino hacerlo con diligencia, teniendo en cuenta que debía trazarla bien. Y con el término trazar se refería a hacer las divisiones correspondientes entre una Dispensación a otra, para ubicarse correctamente en las Escrituras, en Su interpretación y en su aplicación. Pues así como no es lo mismo el número 08 que el número 80, no es lo mismo leer la Palabra e interpretarla sin comprender que en las Escrituras podemos encontrar marcadas Dispensaciones, es decir, tiempos determinados por Dios, para relacionarse de una manera con el hombre. Y por no comprender esto, muchas personas al leer la Palabra han llegado a conclusiones erróneas acerca de Dios y la Salvación.
Fíjense que el Apóstol Pablo no le dijo a Timoteo que sólo trazara la Palabra, sino que enfatizó en que lo hiciera bien, ya que sí es posible trazarla mal, como ocurrió con aquellos Judaizantes que visitaban las Iglesias del primer siglo, trayendo la falsa enseñanza de que la Ley y sus rituales seguían vigentes para ser observados y así completar la Salvación, o como sigue ocurriendo con aquellos religiosos que no saben dividir las Escrituras y traen falsas enseñanzas que sólo generan en los creyentes confusión y condenación.
Así que ustedes pueden notar la importancia que tiene el que estudiemos las Dispensaciones, pues nos ayudan a ubicarnos en la Palabra y en Su aplicación para este tiempo, en el que estamos, en el de la Dispensación de la Gracia, también conocido como la Dispensación de la Iglesia.
En esta Dispensación Dios, quien pasó por alto el tiempo de nuestra ignorancia, está llamando a todos los seres humanos en todo lugar a que se arrepientan y reciban el perdón de Sus pecados (Hechos 17:30-31), al reconocer que Jesucristo fue a la cruz por ellos, en lugar de ellos, y resucitó para salvarlos de la condenación eterna. Una invitación absolutamente por Gracia, es decir, como un regalo inmerecido, sin condicionarla a través de las obras de la Ley:
EFESIOS 2:8-9 (RVR) “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”
Este llamado de Gracia es totalmente legal, pues Dios no pasó por alto los pecados del ser humano, sino que los cargó sobre Su propio amado Hijo Jesucristo, para que fuera propicio a nosotros.
ROMANOS 3:24-25 (RVR) “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”
Cuando la Palabra dice que Jesucristo fue puesto como propiciación se refiere a que Él fue puesto como nuestro sustituto. Jesucristo cargó con nuestro pecado y soportó el justo castigo del Padre que nos merecíamos, para que de esta forma Él justamente pudiera ofrecer perdón de pecados al que confiara en Él, es decir, pusiera su fe en Él. Sin embargo, este tiempo de salvación por Gracia no durará para siempre, pues al igual que las demás Dispensaciones tiene un final:
ROMANOS 3:26 (RVR) “con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús”
La palabra tiempo que aparece en la transliteración de este versículo, es la palabra en Griego “Kairos”, que dentro de sus múltiples definiciones significa “oportunidad”. ¿Y qué es una oportunidad? La definición de la R.A.E. (Real Academia Española) dice que es un “Momento o circunstancia oportunos o convenientes para algo”, por lo que podemos entender que esta Dispensación tiene un límite, y que aquellos que no aprovechen la oportunidad, se perderán de su beneficio.
¿Cuándo será el final de esta oportunidad de Salvación por Gracia, en esta Dispensación? Cuando la Iglesia sea Raptada.
1 TESALONICENSES 4:15-17 (RVR) “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”
La Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es la administradora de la Dispensación de la Gracia. Es a la Iglesia a la que se le ha revelado el mensaje de las Buenas Noticias del Evangelio para anunciarle al mundo cómo pueden ser trasladados de las tinieblas a la luz admirable. Es la Iglesia la que porta el mensaje de esta Dispensación, pero cuando la Dispensación llegue a su fin, Jesucristo vendrá por la Iglesia para llevarla al Tercer Cielo. Ese glorioso evento que tanto esperamos, de ser llevados a las nubes para encontrarnos con nuestro amado Jesucristo, anunciará el gozo de esa Promesa cumplida, pero también anunciará que el “Kairos” de esta Dispensación, es decir, la oportunidad de Dios para que la humanidad reciba por Gracia la salvación y entre a ser parte de la Iglesia, ha terminado.
La humanidad pasará después del Rapto al tiempo conocido como la Tribulación, que son 7 años de Juicio de Dios para las naciones, donde las personas sí podrán ser salvas, pero no por Gracia como en este tiempo. Si quieren saber cómo podrán ser salvadas, les invito a estudiar mis Series llamadas “Sonará la Trompeta” y “Mateo 24”, donde explico al respecto.
¿Entendemos la dimensión de la Dispensación en la que Dios nos permitió vivir? ¿Entendemos el tesoro que nos ha sido dado por Gracia? ¿Valoramos la Salvación por Gracia? El Apóstol Pablo lo entendió, y por eso les escribió a los Hebreos débiles en la fe: “¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?” (Hebreos 2:3, RVR).
Ahora, ya que la otra semana pasaremos a la séptima Dispensación, la Dispensación del Milenio, me gustaría finalizar este artículo haciendo ciertas aclaraciones sobre esta Dispensación de la Gracia:
1) La Dispensación de la Gracia no anuncia que todos los seres humanos son salvos por Gracia, sino que todos los seres humanos que reconozcan a Jesucristo como Señor y Salvador de sus vidas, recibirán el don de la justicia para ser salvos. Es decir, el pago se ha ofrecido por Gracia, pero necesita ser tomado por fe.
2 PEDRO 3:9 (RVR) “… no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”
2) La Dispensación de la Gracia no anuncia que hay libertad para pecar a causa de que Jesús fue castigado en nuestro lugar. La Gracia no es una licencia para pecar. Un verdadero nacido de nuevo no se deleita en pecar, sino en caminar conforme a la voluntad de Dios. Jesús no sólo le dijo a la mujer hallada en adulterio: “Ni yo te condeno”, sino que le agregó: “y no peques más” (Juan 8:11).
ROMANOS 6:1-2 (RVR) “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
3) La salvación por Gracia no se recibe sólo por la confesión de Jesús como Señor y Salvador, se requiere que lo que salga de la boca de una persona sea lo que cree en su corazón, de lo contrario, no ocurrirá el Nuevo Nacimiento, que los hará parte de la Iglesia.
ROMANOS 10:10 (RVR) “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”
4) No existen 2 formas para ser salvos en este tiempo; no existe la salvación por obras y la salvación por Gracia, sólo hay una Puerta, y es Jesucristo, una Puerta por la cual se entra por la fe en la Gracia. Nadie que trata de ser salvo por sus propios méritos y no los de Cristo, hace parte de la Iglesia que será Raptada.
GÁLATAS 2:16 (LBLA) “… el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino mediante la fe en Cristo Jesús, también nosotros hemos creído en Cristo Jesús, para que seamos justificados por la fe en Cristo, y no por las obras de la ley; puesto que por las obras de la ley nadie será justificado”
Seguiremos la otra semana estudiando, donde pasaremos a la séptima Dispensación.