
El rey David oró en repetidas ocasiones respecto a qué hacer con sus enemigos, y luego fue a la guerra con cada estrategia que Dios le dio. Nehemías oró a Dios pidiendo Su favor delante del rey Artajerjes para reconstruir los muros de Jerusalem, y luego, cuando vio la manifestación de favor, partió a liderar esa gran obra; Daniel oró pidiendo revelación del sueño que inquietaba al rey Nabucodonosor, y cuando obtuvo revelación del sueño salió a pedir ser escuchado por el rey; los creyentes de la Iglesia Primitiva, después de que fueron liberados de la cárcel por primera vez los Apóstoles Pedro y Juan, oraron a Dios pidiendo respaldo con señales milagrosas, y luego continuaron extendiendo el Mensaje del Evangelio.
Las menciones que acaban de leer son la comprobación de que todo en la tierra tiene su tiempo, como está Escrito:
ECLESIASTÉS 3:1 (RVR) “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”
Y si leemos este versículo en una versión más actualizada, como la Nueva Versión Internacional, podríamos acercarnos mucho más a su significado, pues nos dice que todo tiene su tiempo “oportuno”. Es decir, que frente a los ejemplos anteriores, todos tuvieron éxito porque oraron y actuaron en el tiempo oportuno.
La oración es muy importante; es más, ninguno de nosotros debería tomar ninguna decisión trascendental sin antes orar por dirección al respecto, pero en el momento en el que recibimos dirección, es nuestra responsabilidad pasar de la oración a la acción, para no perdernos el tiempo oportuno de Dios para nosotros.
Precisamente en la Palabra encontramos una corrección que Dios le hizo a Moisés cuando estaba orando, no siendo el tiempo de orar, sino de actuar. Veamos:
ÉXODO 14:15-16 (NTV) “Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca”
Déjenme les pongo en contexto, aunque creo que ya saben qué historia estudiaremos: Moisés había liderado al Pueblo de Israel hasta la orilla del Mar Rojo, el Pueblo de Israel estaba en pánico quejándose ante Moisés por llevarlos hasta allí, pues habían visto que tras ellos estaban los Egipcios para volver a oprimirlos. Moisés, por lo tanto, decidió orar a Dios, clamando por Su intervención, pero es precisamente en ese momento que Dios lo corrigió y le dijo que ese no era el tiempo oportuno de orar, sino de actuar. ¿Por qué? Porque si leemos versículos anteriores, Dios ya le había dicho que esto ocurriría, pero que los Egipcios no se saldrían con la suya, sino que Dios mostraría Su Gloria en medio de esa situación:
ÉXODO 14:3-4 (NTV) “… faraón pensará: “Los israelitas están confundidos. ¡Quedaron atrapados en el desierto!”. Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él saldrá a perseguirlos. Lo haré así para manifestar mi gloria por medio del faraón y de todo su ejército. ¡Después los egipcios sabrán que yo soy el Señor!»”
Una vez Moisés recibió la corrección y entendió que no era tiempo oportuno de orar sobre la situación en la que se encontraban, sino de actuar, se puso en marcha tomando su vara y levantando su mano sobre el mar, e inmediatamente ocurrió que las aguas del Mar Rojo se dividieron, abriendo un camino de protección hacia el otro lado del mar.
Habiendo visto estos ejemplos, quisiera que se hicieran la siguiente pregunta: ¿En qué área de mi vida me he quedado erróneamente en la oración cuando es tiempo oportuno de actuar? Les menciono esto porque muchas personas se me acercan haciendo declaraciones como: que están orando a Dios por un mejor trabajo para poder Diezmar, que porque el trabajo que tienen actualmente no les permite hacerlo, incluso creen que me impresionarán con declaraciones como “yo quiero que Dios me prospere, pero Pastor no por mí, sino para apoyar el Evangelio”. ¡Qué error tan grande de desobediencia, y qué salida de tiempo oportuno! Lo que debe hacer esa persona es actuar, al contrario de seguir orando. Si no es fiel con lo que tiene, que siente que es poco, no lo será con un incremento financiero.
Entiendan mi corazón, queridos lectores de mis artículos, estoy “hasta el cogote” de que se me acerquen personas pidiendo oración por cosas que ya deberían haber accionado: “Pastor, ore por mí para que pueda salir de deudas”, pero no están dispuestos a bajarse del estilo de vida que llevan por encima de su presupuesto; “Pastor, ore por mí para que me salga un mejor trabajo”, pero no están dispuestos a someterse a sus empleadores y dar la milla extra en sus trabajos actuales; “Pastor, ore por mí que tengo este diagnóstico”, pero no están dispuestos escucharse las enseñanzas de sanidad y actuar conforme allí se explica.
Este tipo de personas suelen ser los que también dicen: “Yo le tengo una fe a la oración” o “Yo estoy esperando en oración una respuesta”, pero sólo es porque no quieren aceptar que han convertido su oración en una excusa para no actuar conforme a la instrucción de Dios.
Así que mediten en la pregunta: ¿En qué área de mi vida me he quedado erróneamente en la oración cuando es tiempo oportuno de actuar? Pues cuando la instrucción de Dios es clara, es hora de poner manos a la obra.
Buenas noches pastor Rafael Dios le bendiga