
Desde que establecimos Iglesia Palabra Pura en la Ciudad de Pereira, se me han acercado personas de diferentes sexos y edades para manifestarme lo mucho que desean servirle al Señor, y cómo creen que pueden ser útiles para nuestro Ministerio.
Mi respuesta siempre ha sido la misma (parafraseo): “Excelente que tengas el deseo de ser parte y servirle al Señor, entonces, sigue el proceso sirviendo con el grupo de servidores, y con el tiempo, hablaremos respecto a tus expectativas en el Ministerio”.
Muchos de ellos reciben mi respuesta con humildad, pero debo decir que otros, tratan de hacerme cambiar de parecer, mencionándome los talentos y la experiencia que tienen de servir en otras Iglesias, pero esos motivos no me convencen para omitir el proceso en ellos, ya que no sólo necesito creyentes con valiosos talentos para apoyar el Ministerio, sino que tengan el mensaje claro de la Palabra, la doctrina, en sus vidas.
En el Antiguo Testamento encontramos una interesante historia de un joven llamado Ahimaas, quien era hijo de un sacerdote y también formaba parte del ejército de David. Este joven quería ser quien le llevara la noticia al rey David que podía regresar a tomar su lugar en el trono, luego de la persecución que había recibido de su hijo Absalón, pero Joab, comandante del ejército, no se lo permitió, sino que le encomendó esta tarea a otro joven, a un cusita, es decir, a un Etíope:
2 SAMUEL 18:21 (NVI) “Entonces Joab se dirigió a un soldado cusita y ordenó:—Ve tú y dile al rey lo que has visto”
Ahimaas no se conformó con la negativa de su comandante e insistió en que él debía también correr a buscar al rey para darle el mensaje, luego, este joven corrió tomando un camino más fácil de transitar y logró sobrepasar al Etíope:
2 SAMUEL 18:23 (NTV) “… Entonces Ahimaas tomó el camino más fácil por la llanura y corrió a Mahanaim y llegó antes que el etíope”
Por haber llegado Ahimaas antes que el Etíope, fue el primero en encontrarse con el rey David para darle el mensaje, pero su ansiedad por llegar fue inútil, pues no logró darle el mensaje completo al rey:
2 SAMUEL 18:23 (NTV) “Ajimaz respondió: —En el momento en que su siervo Joab me enviaba, vi que se armó un gran alboroto, pero no pude saber lo que pasaba”
Y aunque el rey no lo exhortó porque no fue efectivo, simplemente lo descartó en ese momento y le ordenó apartarse de su camino:
2 SAMUEL 18:30 (DHH) “Entonces el rey le ordenó:—Colócate a un lado y quédate ahí”
Esta es una historia muy interesante, con gran enseñanza, pues los dones y los talentos no son la confirmación de que alguien esté listo para un trabajo en el Ministerio; los dones son dados por Gracia por El Espíritu Santo para equipar al creyente, pero esa no es una razón para creer que ya se está listo para desempeñar una tarea. Nunca se debe saltar el proceso de preparación.
Es haciendo lo mismo de Ahimaas, de insistir en correr cuando le han pedido que no lo haga, que muchos creyentes han caído en el engaño de “abrir su propia obra”, porque aunque con una buena intención tratan de hacer algo para Dios, no comprenden que esto no se trata de irse por el camino más fácil y rápido, sino por el camino trazado por Dios y con el mensaje claro. ¿De qué sirve tener un don para hablar elocuentemente, e insistir en hacerlo en un púlpito, y al mismo tiempo no tener ni idea de dividir correctamente las Escrituras? Se convierten en creyentes que en lugar de edificar, estorban la labor del Cuerpo de Cristo.
Ahora, no pretendo darles a entender que sólo los maduros espirituales pueden servir en la Iglesia, porque eso sería negar que todos estamos en un camino de avanzar y crecer; el mensaje que quiero dejarles es que no traten de correr en avanzar a una posición para la cual no están listos, no permitan que sus emociones vayan más rápido que su capacidad espiritual para hacer algo. Es mejor disponerse a servir en el área que sus autoridades dispongan, mientras van preparándose, diligente y fielmente para la promoción, porque ustedes no tendrán que forzar nada, Dios mismo los promocionará al área en la que desean estar. De esa forma se aseguran de mantenerse útiles en la obra del Ministerio.
Cuando inicié sirviendo en el Ministerio, no lo hice Enseñando desde un púlpito, a pesar de que ese era mi gran deseo; lo hice en el área que menos me atraía, en el área de sala cuna, también pasé por el parqueadero ayudando a las personas de la congregación a parquear sus autos y en el área de audiovisuales proyectando los acetatos que contenían las letras de las canciones que cantaba el Departamento de Alabanza. Les confieso que yo tenía un gran deseo de saltarme el proceso y empezar desde la enseñanza, porque era lo que ardía en mí, pero con humildad comprendí que debía someterme y empezar desde donde les fuera útil, y ahora valoro enormemente lo que aprendí en el proceso.
Un “no estás listo”, no es un “nunca estarás listo”, a menos que quieran hacerlo a su manera. Pero si toman ese “no estás listo” como una oportunidad de preparación, tanto en el desarrollo de los dones que Dios les ha dado, como en su crecimiento espiritual para usar sabiamente esos dones, debajo de alguien que les lleve ventaja, se convertirán en herramientas útiles para el avance del Ministerio.
Valoren la importancia del proceso. Seguiremos hablando de este tema la próxima Semana.