GÉNESIS 22:7-8 (RVR) “Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿Dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos”

A lo lejos había visto Abraham el lugar donde Dios le había dicho que debía ofrecer a su hijo. Este, en obediencia, caminó junto a Isaac rumbo al lugar señalado por Dios. Es  de camino que Isaac le pregunta a Abraham: “¿Dónde está el cordero para el holocausto?” (Vs 7). La pregunta de Isaac es lógica. Si su padre le ha dicho que van a levantar una ofrenda a Dios, lo mínimo que debían tener era el cordero. Pregunta a la cual Abraham da una respuesta llena de fe: “Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío” (Vs 8).

En el Artículo anterior, vimos el poder que tienen nuestras palabras, para vida o para muerte. En el caso de Abraham, él habló en fe, él habló palabras de vida. La respuesta de Abraham no fue una mentira para ocultarle a su hijo que Dios le había pedido sacrificarlo; en realidad Abraham tenía fe de que a pesar de que estaba camino al lugar que Dios le había señalado que avanzara, la fidelidad y provisión de Dios le alcanzarían. Abraham sacó esas palabras del tesoro de su corazón, y recuerden que en el corazón se guardan los pensamientos que se dan como valiosos y se creen. Así que cuando Abraham dijo que Dios proveería, es porque él contempló por mucho tiempo en sus pensamientos la provisión y la bondad de Dios, guardando esa verdad como un tesoro, por lo tanto, de la abundancia de su corazón habló su boca.

¿Cómo podemos asegurar que Abraham no sólo dio una respuesta para no preocupar a su hijo? Lo sabemos por las mismas Escrituras. Vamos a Hebreos 11:17-19 (RVR):

“Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito, habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia; pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir”

¿Lo ven? Abraham habló de lo que abundaba de su corazón, Abraham habló en fe, aunque con sus ojos naturales no veía el cordero.

Si en el primer Servicio de este año yo te preguntara: ¿Qué piensas que hará Dios contigo este 2023? ¿Qué año te espera? Piénsalo un momento. ¿Qué saldría de tu boca en respuesta? ¿Me responderías de acuerdo a las limitaciones que ves hoy, o me darías una respuesta genuina de fe? No de esas respuestas que se vuelven cliché, que simplemente se dicen para dar gusto al que escucha. Me refiero, a una respuesta sabiendo que Dios conoce las intenciones más profundas de tu corazón.

Ahora, no se trata de negar la realidad de lo que sucede en el mundo. Sí, es cierto que el mundo cada día está tergiversando lo que es correcto y santo, es cierto que cada vez más naciones están entrando en alerta financiera, y que índices de problemas como el del divorcio, suicidio, enfermedad mental, drogadicción, entre otras problemáticas, están aumentando de manera acelerada. Eso está claro, y la Palabra ya nos lo ha advertido, pero ¿Cuál es tu verdad? ¿Qué te espera a ti? ¿Qué hará Dios en tu vida y en la de tu familia? Si te sigues poniendo en la misma bolsa del mundo, entonces no has entendido quién eres para Dios, quién eres tú en Cristo Jesús y las Promesas que hay disponibles para ti. Y si tú no lo sabes, no tendrás esas verdades como un tesoro en tu corazón, por lo tanto, profetizarás pésimamente sobre tu vida y la de tu familia.

¿Crees que a Dios le ha tomado por sorpresa lo que sucede ahora en el mundo? Absolutamente no. Jesucristo ya nos había advertido:

JUAN 16:33 (RVR) “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”

Estamos en el mundo, pero no somos del mundo, y aunque vendrán tiempo difíciles, tiempos donde nuestra fe es puesta prueba, nuestra actitud no debe ser la de un derrotado por las circunstancias, si no la de un vencedor. La paz no la podemos hallar en las noticias, la paz no la podemos hallar en el dictamen de un médico, la paz no la podemos hallar en el saldo de cuenta de un banco; la paz se halla en Jesús y Su victoria sobre la aflicción. Y préstame atención, esa paz se halla, es decir, se encuentra, lo que significa que tu mirada se puede fijar fácilmente en las circunstancias, por lo que tienes que cambiar voluntariamente de dirección y buscar la paz que Jesús te ofrece.

¿Será que para Dios es imposible que aunque el mundo esté sumergido en crisis financiera, sobre ti haya provisión en abundancia? Absolutamente NO, Su Palabra tiene un amplio registro que confirma que aunque en el mundo había hambre y peligro, aquel que ponía su confianza en Él encontraba riqueza y protección. Sólo basta con empezar desde el Génesis estudiando la Bendición de Abraham, Isaac y Jacob. Los 3 vieron las limitaciones financieras que tenían los demás, más ellos comprobaron la constante provisión de Dios:

ABRAHAM EN MEDIO DEL HAMBRE QUE HABÍA EN LA TIERRA: “Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro” (Génesis 13:2 [RVR]).

ISAAC EN MEDIO DEL HAMBRE QUE HABÍA EN LA TIERRA: “Así Isaac fue acumulando riquezas, hasta que llegó a ser muy rico” (Génesis 26:13 [NVI]).

JACOB PESE A LA EXPLOTACIÓN LABORAL DE SU SUEGRO: “De esta manera Jacob prosperó muchísimo y llegó a tener muchos rebaños, criados y criadas, camellos y asnos” (Génesis 30:43 [NVI]).

Te recuerdo que la Bendición de Dios te alcanzó.

GÁLATAS 3:14 (RVR) “para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu”

Espero que si inicialmente pensaste en contestarme: “Pastor, pues en las noticias dicen que esto va a empeorar, estoy muy asustado”, con este Artículo haya logrado recordarte qué es lo que debe salir de tu boca. Por lo tanto, revisa qué estás pensando y creyendo sobre las Promesas de provisión y protección que Dios te ha dado. ¡Nos espera un gran año!