Hace varios meses, publiqué un Artículo para aclarar la supuesta contradicción que había entre las palabras del Apóstol Pablo y el Pastor Santiago, respecto a la justificación por fe, que considero trajo mucha luz a varios cristianos que tenían la duda sobre cómo conciliar las palabras de estos dos grandes hombres de Dios.
Hoy, les traigo un artículo que formula otra pregunta: “¿ESTABA CONTRADICIENDO EL APÓSTOL PABLO AL APÓSTOL PEDRO?”. Vamos a ver cuáles serían esos versículos que podrían generar confusión, y por lo tanto, incorrecta aplicación, sin la información que nos dé el correcto sentido de las declaraciones de ambos Apóstoles:
APÓSTOL PABLO: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante” (FILIPENSES 3:13 [RVR]).
APÓSTOL PEDRO: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente” (2 PEDRO 1:12 [RVR]).
El Apóstol Pablo dice que él olvida lo que queda atrás para poder avanzar hacia la meta, pero el Apóstol Pedro dice que él se encargará de recordar aquello que ya se sabe, para la permanencia firme en la verdad. Entonces, ¿se estarían contradiciendo? Absolutamente No. En realidad nosotros debemos practicar las mismas acciones al mismo tiempo, olvidar y recordar al mismo tiempo, con la gran diferencia de hacer una correcta elección en qué olvidamos y qué recordamos.
No es que el Apóstol Pablo se olvidaba de su pasado, como Fariseo perseguidor de la Iglesia,
ya que incluso varios versículos antes lo menciona:
FILIPENSES 3:6 (NTV) “Era tan fanático que perseguía con crueldad a la iglesia…”
Y también Lucas, el médico amado, en el libro de Hechos, nos relata en 2 capítulos diferentes que el Apóstol Pablo trajo a memoria su pasado ante diferentes audiencias (Hechos 22:4/Hechos 26:9-11). Precisamente su pasado sin Cristo era algo que él tenía presente, para reconocer que sin el encuentro que él tuvo con el Señor camino a Damasco (Hechos 9:3-6), él nunca hubiese cambiado su rumbo de persecución en contra de la verdad y por lo tanto no hubiese probado el gozo de la salvación por Gracia.
¿Entonces qué era lo que olvidaba el Apóstol Pablo? Sus antiguas creencias incorrectas. Debemos hacer el sano ejercicio de leer el contexto en el que se expresó el Apóstol para comprender su declaración. Así que veamos algunos versículos anteriores a Filipenses 3:13:
FILIPENSES 3:8-10 (RVR) “… Por amor a él, he desechado todo lo demás y lo considero basura a fin de ganar a Cristo y llegar a ser uno con él. Ya no me apoyo en mi propia justicia, por medio de obedecer la ley; más bien, llego a ser justo por medio de la fe en Cristo. Pues la forma en que Dios nos hace justos delante de él se basa en la fe. Quiero conocer a Cristo y experimentar el gran poder que lo levantó de los muertos. ¡Quiero sufrir con él y participar de su muerte”
Debemos entender que el Apóstol Pablo no era sólo Judío, era un verdadero Fariseo celoso del cumplimiento de la ley. Él realmente creía que al perseguir a los cristianos estaba sirviendo a Dios, y por eso no le importaba todo lo que tuviese que hacer para perseguir a aquellos que él consideraba enemigos de Dios y engañadores del correcto camino de la verdad. Él se apoyaba completamente en su propio esfuerzo en el cumplimiento de la ley, de tal manera que por sus obras fuera hallado justo por Dios. Pero cuando tuvo el genuino encuentro con Jesucristo, y recibió de él la verdad (Gálatas 1:12), decidió que dejaría atrás esa doctrina incorrecta, es decir, la olvidaría, ya no la tendría en cuenta, ya no tendría valor para él confiar en su propia justicia.
El Apóstol Pablo se sentía orgulloso de su origen y logros como Judío y Fariseo, pero eso no le hubiese servido para obtener la salvación por Gracia, por lo que su declaración en Filipenses 3:13 “olvidando ciertamente lo que queda atrás” podría ampliarse en otras palabras de esta manera: olvidando mi antigua creencia de que sería justo por mis obras, mi origen Judío, mi comportamiento como Fariseo celoso de la ley y mi incorrecta interpretación de la Torá; olvidaré esas creencias, porque debo recordar que el don de la justicia me es otorgado sólo al poner mi confianza en Jesucristo y Su obra en la cruz por mí”.
Por otra parte, si vamos al contexto de la Segunda Carta del Apóstol Pedro podemos comprender qué fue lo que se comprometió a recordar:
2 PEDRO 1:3-4, 10-11 (RVR) “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia;… Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”
Así que es claro que el Apóstol Pedro se refería a recordar las doctrinas fundamentales de la fe cristiana, que si las recordaban y aplicaban, mantendrían firmes y serían grandemente recompensados en la eternidad.
Por lo que podemos concluir que no existió contradicción alguna entre las declaraciones de los dos Apóstoles, sólo diferencia en los contextos. Así que puedes aplicar estos dos versículos en tu vida, Filipenses 3:13 y 2 Pedro 1:12; identifica qué creencias incorrectas tenías o incluso mantienes, y decide ponerlas atrás, olvidarlas para no apoyarte en ellas, cambiándolas por la recordación constante de la Verdad Absoluta de Dios, de esa manera te mantendrás firme y enfocado en la eternidad.