LIBERTAD FINANCIERA
Mi nombre es José Julián Vargas Aguirre, soy Miembro de Iglesia Palabra Pura hace 6 años. Durante este periodo de tiempo, he asistido con mi esposa Yina Marcela Marín y mi hijo Alejandro Vargas Marín, y puedo decir que es el lugar con el que Dios ha bendecido nuestras vidas.
Quiero contar mi testimonio de libertad financiera como un ejemplo más de lo que Dios hace por nosotros. Para ello, primero debo contar algunos detalles de cómo me metí en el desastre financiero al cual logré llegar.
Crecí en un hogar católico con buenos principios de comportamiento, valores y respeto por todo lo que tiene que ver con Dios, aunque nunca desde la perspectiva de la verdad que nos han hecho ver nuestros Pastores en IPP, pero temeroso del Señor. El dinero como tal no estaba incluido en ello y tampoco era parte importante para mí.
Trabajo para una empresa multinacional hace 22 años, los consejos de mi madre siempre fueron que pensara en el futuro y ahorrase dinero, pero no fue esto lo que hice. No soy una persona de juegos, que le guste el licor o el cigarrillo o la búsqueda de mujeres, por así decirlo, en realidad desde muy joven decidí que no malgastaría mi dinero en ese tipo de cosas, sin embargo, el tiempo iba pasando y nunca ahorré. Disfrutaba de cada película de cine sin perderme alguna, tenía el mejor celular de la época, si alguien me pedía dinero prestado no había problema, si alguien necesitaba apoyo financiero tampoco había problema, en mi casa necesitaban algo también yo podía, en fin, siempre había en qué gastarme el dinero.
Siendo novio de Marcela ya tenía la deuda de la moto que la había sacado a crédito, luego, Marcela se convirtió en mi persona favorita y también con quien gastar dinero, además del que ya gastaba. Un día, decidimos casarnos, lo ideal no sería llevarla a vivir a casa de mis padres y mucho menos irme a vivir a casa de los suyos, lo mejor sería vivir solos, lo cierto es que sin ahorros nada de esto sería posible, además, ella siempre consideró que a mi edad y por el trabajo que tenía, más la solvencia económica que manejaba, de seguro tenía un buen ahorro.
Mi primer error fue: No darle al dinero la importancia que debía en su momento, el segundo error fue: No hacerle caso a mi madre respecto a la importancia de ahorrar, el tercero fue Sacar una moto a crédito, y así llegué al cuarto error: Hacer un préstamo en el banco calculado de acuerdo con la suma del salario base más las horas extras. El préstamo en su momento no fue un lío, siempre estaba trabajando y haciendo horas extras, ganaba suficiente dinero para el pago de las cuotas, comprar la comida para la casa, también para seguir yendo a cine, para comer fuera en el centro comercial, desplazarnos en taxi, pasear cada fin de semana en la moto a diferentes lugares, etc.
Las cosas se complicaron cuando en la compañía decidieron hacer una ampliación de la estructura, todos los trabajadores serían despachados para la casa durante 2 o 3 meses, recibiendo durante este tiempo solo su salario base y debiendo pagarlo una vez regresaran a la fábrica con el tiempo de trabajo extra. Sin las horas extras me era imposible responder por la cuota del banco, los deberes de la casa y lo demás a lo que ya estábamos acostumbrados, así que terminé cometiendo el quinto error: Conseguir tarjetas de crédito y no renunciar a la vida que llevábamos. Esta situación lógicamente fue mucho peor, pues ahora las responsabilidades de pago eran mayores y aun regresando a trabajar a la compañía no mejoró en nada, pues las horas extras se pasaban automáticamente para pagar el tiempo que estuve en casa, y así la situación empeoró. Fue así entonces como buscando opciones de mejora, tuve que pasarme al área de servicio en campo de la empresa, pues ellos adicional a que no tenían restricción de horas extras también recibían viáticos y esto sería de gran ayuda.
Efectivamente fue una gran solución, y más cuando el jefe del área me dijo que ese tiempo que le debía a la empresa en el área de servicios no aplicaba, pues ellos nunca pararon de trabajar durante la ampliación, así fue como entonces empezó la solvencia económica y también mis nuevos errores, pues a pesar del buen flujo de dinero no me interesó pagar las deudas inmediatamente, responder por las cuotas para mí era suficiente.
Luego, Marcela y yo recibimos nuestro hijo, y considerando el estilo de vida que quería para él y mi esposa, más bien hacernos a otras cosas sería aún mejor para lograrlo, “más dinero en ingresos, más oportunidades de crédito” (pensé erróneamente), entonces terminé comprando un carro, solicitando más créditos y solicitando más tarjetas a los bancos y establecimientos comerciales, al punto que llegué a tener hasta 9 tarjetas, esto estaba sin control.
Lógicamente este estilo de vida llega un momento en el que empieza a colapsar, no es posible sostener tantos intereses y cuotas de manejo entre otros; disminuyeron los paseos, las salidas a cine, las comidas fuera de casa y el pago de las responsabilidades se volvió un caos, es decir, el dinero ganado en el mes escasamente alcanzaba para pagar la mitad de dichas responsabilidades, luego al siguiente mes se pagaba la otra mitad y se dejaba de pagar las otras, así sucesivamente cada mes, y cada vez con más deuda y más problemas en el hogar. En ese entonces, mi esposa trabajaba, y aunque me ayudaba, su salario era para su propio manejo, y el mío era solamente para mí, ninguno de los dos estábamos enterados de todos los gastos o deudas del otro, ella definitivamente no estaba bien enterada de los míos.
Un día, viendo ella la situación que se me presentaba cada mes para responder en el hogar y las responsabilidades con las entidades financieras, me dijo que estaba escuchando unos Audios de Finanzas que transmitían cada día por una emisora radial de Santa Rosa de Cabal y me preguntó si yo estaba dispuesto a escucharlos con ella para encontrar la mejor manera de remediar la situación financiera que estaba viviendo. Fueron los Audios de Finanzas de Iglesia Palabra Pura (Mapa Financiero) los primeros que escuché. La manera de hablar de los Pastores Rafael y Adriana emitía poder de Dios en cada una de esas enseñanzas y transmitían un mensaje de esperanza para la situación vivida.
Otro día, mi esposa me dijo que si le acompañaba a Iglesia Palabra Pura ese fin de semana a ver si me gustaba para quedarnos allí y congregarnos, y yo le respondí que si la persona que hablase en la Iglesia tenía esa manera fluida de hablar, con esa seguridad, arraigada en la Palabra de Dios y con el interés que se notaba en los Pastores Rafael y Adriana hablando en la emisora, según se decía desde los Estados Unidos, de seguro seguiría yendo. Fue de hecho una gran sorpresa para nosotros en ese domingo 26 de abril de 2018 darnos cuenta de que eran justamente ellos quienes enseñaban en Iglesia Palabra Pura, desde entonces no hay un lugar mejor.
Tres meses después, pudimos hacernos Miembros de la Iglesia y con ello la oportunidad de poder participar de las diferentes actividades, entre ellas del SEMINARIO DE FINANZAS; desafortunadamente debido al trabajo adquirido en la empresa en el área de servicios, yo no pude inscribirme para recibirlo, pero mi esposa sí lo hizo.
Aquí comenzó el camino para la liberación de deudas, especialmente después que ella (mi esposa) recibió la primera enseñanza: esa noche me dijo que debíamos hacer una tarea, debíamos llenar el formato brindado en la enseñanza para encontrar el valor personal, este nos permitiría ver el estado financiero en el cual nos encontrábamos, y partiendo del hecho de que ella no conocía mi estado financiero real, fue una gran sorpresa ver en el hueco en el cual estaba metido, luego de finalizado el documento y sin más que decir, me puse a llorar y ella conmigo, debía demasiados millones de pesos, 101 millones para ser preciso. Esta situación despertó completamente la necesidad de hacer todo lo que se nos enseñara, pues no solamente dijeron que enseñarían de finanzas, también dijeron que nos enseñarían cómo salir de deudas basados en la Palabra de Dios, y eso era lo que íbamos a hacer.
Muchos principios fueron enseñados, cada detalle mi esposa tomaba nota y después me lo transmitía, aprendimos que el matrimonio hace a dos personas una sola carne, por tanto, todo lo que tiene que ver con uno es también del otro, incluyendo las finanzas, así entonces nuestros sueldos se juntaron en uno solo y de allí partía para cada necesidad, adicional, considerando que yo no había sido un buen administrador del dinero y siendo ella quien realizó el Seminario de Finanzas, fue quien se encargó del manejo de dicho dinero.
Los retos fueron grandes, especialmente para ella, pues debía tomar importantes decisiones de cómo administrar y distribuir el dinero que entraba, teniendo tantas deudas encima.
Luego, en la segunda enseñanza, aprendimos que la deuda es considerada una maldición (y vaya que lo es) y nos dieron las medidas a tomar para comenzar el proceso de liberación de deudas. La vida que llevábamos desaparecería en gran manera, quienes nos conocían nos veían como personas de muy buena solvencia económica, un buen carro, el niño estudiando en uno de los mejores colegios de la ciudad, paseos cada fin de semana, regalos de cumpleaños, domicilios para comer en casa, buenos electrodomésticos, ropa, en fin, mucho más, todo esto solo apariencia por nuestra manera de actuar sin sabiduría. Comenzamos ahora a vivir de una manera a la cual no estábamos muy acostumbrados, abandonando los excesos.
La tercera enseñanza fue un reto aún mayor, nos enseñaron sobre el Diezmo como un principio base en este caminar de libertad financiera y camino a la prosperidad, que le corresponde a Dios y no es negociable. No voy a negar que me mostré reacio la primera vez que mi esposa me dijo que debíamos Diezmar, pues era complicado para mí considerar que debía sacar del sueldo el 10% sabiendo que el 100% de este no me alcanzaba ni para pagar la mitad de las deudas de cada mes, sin embargo, ella me dijo que teníamos que creerle a Dios y a Su Palabra.
Mi primer Diezmo equivalía prácticamente al valor del arriendo de ese mes, mi esposa con el dinero restante lograba hacer cosas que no explico cómo pudo hacer, pero aún no había la plata para el arriendo, pero algo maravilloso sucedió y cosas sensacionales empezaron a pasar, ¡personas que me debían dinero de repente empezaron a aparecer! Sólo el pago de una de ellas hizo el valor de la renta. Los siguientes meses, más personas aparecieron y también hicieron lo mismo. Por otro lado, en la empresa, el nuevo jefe del área logró ¡me hicieran un incremento salarial a un valor que no me imaginaba iba a tener! Todo había cambiado de manera incomprensible y solamente podría venir de Dios. Así que el Diezmo se convirtió en parte importante de nuestras vidas.
Muchas cosas más buenas pasaron y las deudas cada vez se hacían menores. Fueron 4 años y tres meses para salir de ellas, el tiempo realmente es relativo, y como lo dijo el Pastor Rafael dependerá de lo juiciosos que seamos para hacer todo lo que se nos impartía en cada enseñanza; nosotros tardamos mucho más de lo debido no porque lo enseñado tuviese fallas, las fallas las hicimos nosotros cuando entre las cosas que debíamos hacer, decidimos no cambiar al niño del colegio y tampoco vender el carro, cada uno con las excusas necesarias propias (no de la Palabra) para no prescindir de ellos.
Finalmente en Noviembre de 2022, ¡fuimos completamente libres de deudas! La sensación de satisfacción y agradecimiento a nuestro Dios es parte fundamental en nuestras vidas, el Diezmo es nuestra prioridad, no es negociable, y hemos aprendido que no se requiere de los créditos para tener lo que se quiere, pues ahora podemos tener lo que queremos y pasear nuevamente (todo dentro de lo moderado), pues ahora considero que nuestra provisión es mucho mayor, gracias a que ahora, libre de deudas, podemos sembrar financieramente. Somos muy bendecidos, gracias a Dios y a la enseñanza de Iglesia Palabra Pura, en cabeza de nuestros Pastores Rafael y Adriana Lemes.
Somos libres de Deudas desde el 2022, y hoy 2024, les puedo testificar que seguimos libres de deudas, no manejamos excesos y todos nuestros gastos se manejan con un presupuesto. Hemos creado nuestro fondo de emergencias, que está creciendo, y también nuestros ahorros de inversión, todo gracias a Dios.
¿Cómo se siente estar libre de deudas? La respuesta es feliz, muy bendecido, con paz, me siento fuera del hoyo en el que estuve metido por años; ya no tengo que llamar a los bancos para solicitar préstamos, ahora son ellos quienes me llaman, pero para ofrecérmelos, y me he dado el gusto de decir que no. La creencia de que sin deuda no es posible conseguir algo es un cuento falso del mundo, de satanás, quien siempre está buscando cómo encadenarnos, y la deuda es de sus mejores opciones. Ahora hemos aprendido a manejar el dinero, rompimos las cadenas que nos ataban a esa maldición de la deuda, y por fin puedo decir que: ¡Somos libres gracias a Dios!