Iglesia Palabra Pura

El reto para los creyentes no es simplemente conocer la Palabra, sino vivirla con poder. No basta con citar versículos, asistir a reuniones o hablar con elocuencia. Dios nos está llamando a establecer una cultura basada en la Palabra de Dios, una cultura que transforma el pensamiento, renueva el corazón y manifiesta el poder del Espíritu Santo en la vida diaria.

El Apóstol Pablo escribe en Romanos 12:2:

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento…” (RVR).

La Palabra de Dios no fue dada para entretener intelectos, sino para renovar mentes y cambiar vidas. Esta es la base de la cultura que debemos establecer: una cultura donde la Palabra no sea algo externo, religioso o formal, sino una semilla viva que produce fruto visible en quienes la reciben y la obedecen.

El problema de muchos es que están más comprometidos con tradiciones humanas que con la verdad de las Escrituras. Han aprendido a hablar el lingo cristiano, pero no han experimentado el poder que transforma. La cultura de la Palabra nos reta a rendirnos al proceso interno que el Espíritu Santo realiza cuando aplicamos la Palabra en cada decisión, relación y reacción.

En Hechos 17, vemos a Pablo en Atenas, una ciudad conocida por su conocimiento, filosofía y debates intelectuales. Pablo, con toda su preparación, presentó el mensaje con sabiduría y profundidad, pero el resultado fue limitado: “algunos pocos creyeron”. A pesar de su excelente argumento, la Palabra no produjo fruto abundante.

¿Por qué? Porque aunque la predicación fue correcta, faltó la manifestación del poder. Pablo intentó convencer a los atenienses a través del razonamiento, pero no fue suficiente. Esto le llevó a una profunda reflexión.

Luego de Atenas, Pablo llegó a Corinto con un nuevo enfoque, que lo expresó en una de sus Cartas:

1 CORINTIOS 2:1-2, 4 (RVR) “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría… me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado…mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder”

Pablo decidió no confiar más en su capacidad de argumentar, sino en la eficacia sobrenatural de la Palabra respaldada por el Espíritu Santo. Ya no se trataba de hablar bien, sino de vivir con evidencia. Ya no bastaba con exponer teología, había que mostrar transformación.

En nuestro mundo, el conocimiento se separa fácilmente de la práctica. Hay maestros de teología que nunca han pastoreado, profesores de psicología que nunca han tratado pacientes, líderes religiosos que predican lo que no han vivido. Pero en la cultura de la Palabra, el conocimiento debe ir acompañado de experiencia.

La Biblia usa la palabra “conocer” no solo como concepto intelectual, sino como vivencia íntima. En Génesis, cuando dice que “Adán conoció a Eva”, no fue un saludo, fue una unión profunda. Así también debe ser nuestro conocimiento de Dios: no solo una información que repetimos, sino una experiencia que transforma.

ROMANOS 1:16 (RVR) “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación”

El Evangelio no es solo conocimiento. Es poder. Es experiencia. Es transformación.

Dios nos está llamando a que nuestras vidas reflejen la autoridad y la realidad de Su Palabra. No solo saberla, sino vivirla. No solo hablarla, sino demostrarla.

En cada decisión diaria, tenemos dos opciones: vivir según lo que sentimos o según lo que Dios dice. Y cada vez que escogemos lo que la Palabra enseña, aun en cosas pequeñas, estamos dejando que el poder de Dios se manifieste en nosotros.

No estamos llamados a ser solo repetidores de versículos, sino testigos del poder de la Palabra. Como Pablo, debemos pasar del conocimiento a la experiencia, de las palabras a la vida, de la teoría a la transformación.

La cultura que debemos establecer —en nuestras casas, Iglesias y corazones— es una cultura de la Palabra de Dios, donde cada creyente no solo sepa lo que dice la Biblia, sino viva lo que enseña. Una cultura donde el Evangelio no se queda en las páginas, sino se manifiesta con poder en nuestras decisiones, relaciones y testimonios. 

1 comment on “La Cultura de la Palabra de Dios

  1. Maravilloso artículo Pastor Rafael, muchas gracias por su dedicación a darnos comida espiritual para poder ser transformados de dentro hacia fuera. Bendiciones y que nuestro buen Dios siga dando mayor luz y revelación de las Escrituras.

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