
El ángel Gabriel es mencionado en las Escrituras cuatro veces: dos en el Antiguo Testamento y dos en el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, aparece siendo enviado por Dios al Profeta Daniel para llevarle Su respuesta de revelación (Daniel 8:16/Daniel 9:21-23). Y en el Nuevo Testamento aparece como el encargado de anunciar dos nacimientos, el de Juan el Bautista, al sacerdote Zacarías, y el de Jesús, el Mesías Prometido, a María, la virgen desposada con José. Estos dos anuncios del Nuevo Testamento los encontramos en el Evangelio de Lucas.
De los cuatro escritores de los Evangelios, solo Lucas narra que el ángel Gabriel se apareció a Zacarías y María para darles un mensaje de parte de Dios:
APARICIÓN ANTE ZACARÍAS:
LUCAS 1:8-9, 11-17 (RVR) “Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto”
El ángel Gabriel le anunció al sacerdote Zacarías que a pesar de su edad avanzada y la de su esposa Elisabet, Dios les daría un hijo al que debían llamar Juan, porque este había sido escogido por Él para preparar al pueblo de Israel, bajo el espíritu y la unción de Elías. Dios había escuchado la oración constante de Zacarías y, sin importar su edad avanzada, de forma sobrenatural, haría fértil la matriz de Elisabet y le daría la vigor a Zacarías para unirse a su esposa y engendrar al elegido para preparar el camino del Mesías.
APARICIÓN ANTE MARÍA:
LUCAS 1:26-29 (RVR) “Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”
María escuchó al ángel Gabriel anunciar que ella había sido escogida y favorecida entre todas las mujeres de Israel para ser quien concibiera en su vientre al Mesías Prometido al que debía poner por nombre Jesús.
El escritor Lucas, inspirado por el Espíritu Santo, nos deja ver en su narración cronológica la similitud que había entre el anuncio que le dio el ángel Gabriel a Zacarías y a María. Pues ambos:
- Fueron sorprendidos por el ángel Gabriel.
- Tuvieron temor al ver al ángel Gabriel.
- Fueron tranquilizados por el ángel Gabriel con un “No temas”.
- Recibieron el anuncio de un nacimiento.
- Conocieron el propósito que tendría Dios con el hijo por nacer.
- Recibieron el nombre que debían ponerle al hijo que nacería.
- Tras escuchar el anuncio del ángel Gabriel, ambos hicieron una pregunta al respecto.
Sin embargo, es interesante que se encargara de mostrarnos una gran diferencia en la reacción que tuvo el ángel Gabriel ante las preguntas que le hicieron Zacarías y María.
PREGUNTA DE ZACARÍAS Y REACCIÓN DEL ÁNGEL GABRIEL:
LUCAS 1:18-20 (NTV) “Zacarías le dijo al ángel:—¿Cómo puedo estar seguro de que ocurrirá esto? Ya soy muy anciano, y mi esposa también es de edad avanzada. Entonces el ángel dijo: —¡Yo soy Gabriel! Estoy en la presencia misma de Dios. ¡Fue él quien me envió a darte esta buena noticia! Pero ahora, como no creíste lo que te dije, te quedarás mudo, sin poder hablar hasta que nazca el niño. Te aseguro que mis palabras se cumplirán a su debido tiempo”
PREGUNTA DE MARÍA Y REACCIÓN DEL ÁNGEL GABRIEL:
LUCAS 1:34-37 (NTV) “—¿Pero cómo podrá suceder esto?—le preguntó María al ángel—. Soy virgen. El ángel le contestó:—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado Hijo de Dios. Además, tu parienta Elisabet, ¡quedó embarazada en su vejez! Antes la gente decía que ella era estéril, pero ha concebido un hijo y ya está en su sexto mes de embarazo. Pues la palabra de Dios nunca dejará de cumplirse”
Como pudieron notarlo, el ángel Gabriel cuando escuchó la pregunta de María, rápidamente procedió a explicarle cómo ella, siendo virgen, quedaría embarazada para llevar en su vientre al Hijo del Altísimo.
Pero ante la pregunta de Zacarías, el ángel Gabriel le anunció que quedaría mudo hasta que se cumpliera su anuncio. ¿Por qué? ¿Porque no solo le explicó cómo sería sanada Elisabet? Porque lo que había detrás de la pregunta de Zacarías era incredulidad. Aunque Zacarías estaba viendo la manifestación del ángel Gabriel en el Templo, la revelación que dio de la oración constante que tenía y la Promesa que Dios le hacía, él no quería tomar la Palabra de Dios y creerla hasta ver la manifestación, sino que pedía otra evidencia para asegurarse de que no sería defraudado. Por lo tanto, Dios tuvo que dejar mudo temporalmente a Zacarías, para evitar que este, influenciado por su incredulidad, usara el poder de la palabra y afectara Sus planes.
Detrás de la pregunta de Zacarías había incredulidad, él quería pruebas de que lo que Dios le mandaba a decir era verdad; por el contrario, María no necesitaba pruebas de la fidelidad de la Palabra de Dios, solo quería saber cómo ella siendo virgen concebiría, por eso su pregunta fue sobre cómo sucedería, no cómo podría estar segura de que sucedería. Y cuando el ángel Gabriel le explicó la forma milagrosa en que quedaría embarazada, le bastó para aceptar el plan de Dios sobre su vida.
LUCAS 1:38 (RVR) “Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra…”
Zacarías no fue enmudecido simplemente por preguntar, sino por lo que había detrás de su pregunta: incredulidad. Es muy importante entender que Dios no está limitándonos para que no le preguntemos. Es más, hay una Promesa escrita en el libro del Profeta Jeremías donde Dios Promete respondernos aquello que no sabemos y clamamos a Él por respuesta:
JEREMÍAS 33:3 (RVR) “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”
Pero debemos tener cuidado es con lo que hay detrás de nuestras preguntas. A veces hay personas que se acercan a mi esposa, la Pastora Adriana, y a mí, indicándonos las preguntas que tienen, que aunque parecen preguntas bien intencionadas en la forma en como las expresan, son totalmente llenas de incredulidad e ignorancia.
Por ponerles un ejemplo, respecto a un síntoma o diagnóstico nos han preguntado: “¿Por qué Dios no me ha sanado?”.
Por encima parece una pregunta que sólo quiere saber cómo tomar la Sanidad de Dios. Pero detrás de esta pregunta está oculta la incredulidad a Dios. Esa persona dice que Dios no la ha sanado, porque no cree que a través de Jesús se le ha dado Sanidad como herencia, y se quiere evitar el proceso de tomar la Palabra y creerla en fe y paciencia hasta ver la manifestación. A esa persona no le basta la Palabra dada, quiere una prueba evidente de que será sanada, y si no la tiene, culpa a Dios de su resultado.
Dios no nos llamará la atención, si teniendo la certeza de que Jesucristo nos ha Sanado, pedimos Su dirección sobre cómo pararnos firmes en la Promesa de sanidad y si debemos tomar algún tratamiento médico o descansar en que se manifestará sin necesidad del tratamiento. En ese caso estaríamos preguntándole a Dios “¿cómo será esta manifestación?”, pero debemos tener cuidado si detrás de la pregunta que tenemos hay incredulidad, en ese caso, es mejor estar callados y seguir alimentándonos de la Palabra, con el propósito de que lo que salga de nuestra boca solo sean palabras llenas de fe en Dios y Sus Promesas. Hasta que completamente convencidos de la buena voluntad de Dios y Su poder, estemos listos para expresar palabras similares a las de María: “Yo te creo Dios, creo que me has sanado. Que se haga en mí conforme a tu Palabra”.